Ayer por la tarde Sevilla se engalanó para acoger uno de esos enlaces que, sin ser de la realeza, tienen un sabor muy mediático. Triana Jiménez Vega, hija de la televisiva Charo Vega, dio el 'sí, quiero' a Juan Silva de Los Reyes en una ceremonia llena de rostros conocidos, en la que la moda fue tan protagonista como el amor de esta nuevo matrimonio. Y es que no hay primavera sin bodas, ni bodas sin estilismos dignos de crónica. Las invitadas no defraudaron, dejándonos un desfile de aciertos (y pocos despistes) que sirve de inspiración para quienes estén planeando su próximo look de invitada primaveral.
Raquel Rodríguez y Bibiana Rodríguez "Las Mellis" invitadas a la boda de Triana Jimenez Vega y Juan Silva de los Reyes
(Gtres)
Las Mellis, de blanco y negro, en la boda de la hija de Charo Vega
Raquel y Bibiana Rodríguez, llegaron en clave bicolor, con una especial lectura del blanco y negro, dos colores de los que -siempre que se pueda- hay que prescindir en enlaces. Raquel optó por un vestido negro de escote halter con bordados de brillos verticales, muy favorecedor y con ese punto de sofisticación andaluza que tan bien maneja. Lo combinó con un bolso de piel con asa de cadena dorada.
Bibiana, por su parte, creó su look de invitada con un vestido tipo caftán en blanco roto, semitransparente, de escote en pico y mangas cortas tipo túnica. Debajo, un body negro con el que se salvaba de enseñar demasiado y le daba coherencia al look, que remató con unas sandalias flatforms negras, las mismas que llevó su hermana. Un guiño de complicidad estética entre las dos que nos recuerda que ir coordinadas sin perder la individualidad es posible; sobre todo cuando estás invitada a una boda con tu hermana melliza.
Eugenia Martínez de Irujo y Narcís Rebollo invitados a la boda de Triana Jimenez Vega y Juan Silva de los Reyes
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La Duquesa de Montoro, la mejor vestida de la boda, arrasa con un look firmado por Tana Rivera
Eugenia Martínez de Irujo fue fiel a sí misma y apostó, como es habitual en ella, por un look tan poco clásico como sofisticado. Eligó una falda de tiro alto y bajo asimétrico en color salmón con detalles negros de la firma E.R.A.X., con la que su hija Tana Rivera ha colaborado recientemente. Una elección que tiene un peso emocional y estético, y que conecta pasado, presente y futuro de una de las sagas más nobles del panorama nacional. Completó el conjunto con una blusa negra abierta, bolso de mano tipo saca mini a juego y unas sandalias negras con plataforma y tira de sujeción al tobillo, creando un equilibrio cómodo y muy suyo.
Lolita invitada a la boda de Triana Jimenez Vega y Juan Silva de los Reyes
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Lolita da la bienvenida a la primavera con su look de invitada
La actriz, inconfundible, nos dejó una estampa floral muy apropiada para el contexto primaveral. Su vestido largo de fondo blanco, estampado con flores verdes y pinceladas de rosa, tenía escote en pico y mangas largas. Un diseño clásico con aires románticos que le sentaba como un guante, y que demuestra que no hace falta reinventar la rueda para acertar: basta con conocer lo que a una le favorece y llevarlo con actitud.
Charo Vega Lolita en la boda de su hija Triana Jimenez Vega y Juan Silva de los Reyes
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La madre de la novia: pijamera, sencilla y alegre
Charo Vega, por su parte, apostó por la comodidad alegre de un dos piezas estilo pijamero en tonos mostaza, fucsia y caqui. El conjunto, con estampado abstracto, se componía de una camisa amplia y un pantalón fluido a juego. Una elección que, sin buscar protagonismo, aportaba color, frescura y una personalidad muy definida. A veces, menos es más, y en su caso, el look hablaba de estilo sin levantar la voz.
La boda de Triana Jimenez Vega y Juan Silva de los Reyes
(Gtres)
Triana Jiménez Vega, una novia sencilla y sin excesos
Pero si hay un estilismo que merece atención especial, es el de la novia, Triana Jiménez Vega. Para su gran día, la hija de Charo Vega optó por la sencillez elegante de un vestido compuesto por un top de encaje con pedrería, de escote cuadrado y manga larga semitransparente. La falda, larga hasta el suelo con una cola discreta, caía con fluidez, acompañando el movimiento de la novia sin robarle protagonismo. Completó el look con unos pendientes tipo drop y un semirecogido bajo adornado con flores secas, un peinado que aportaba naturalidad y armonía al conjunto. El resultado fue un look nupcial clásico pero con alma, delicado y muy bien pensado.
La boda de Triana Jiménez ha sido, sin duda, nos ha dejado un paseíllo que nos daba una clase magistral de cómo interpretar la etiqueta de una boda de primavera desde diferentes prismas. Un recordatorio de que, en moda, la clave está menos en seguir las reglas y más en saber interpretarlas con personalidad.