Nunca el dicho "De tal palo..." ha tenido mayor sentido que en esta ocasión. Cuando en los 90 reinaban las exuberantes tops models como Claudia Schiffer, Cindy Crawford o Naomi Campbell, llegó una joven modelo de 1,70 metros, sin curvas y muy alejada de los cánones estéticos que triunfaban es ese momento. Se llamaba Kate Moss, protagonizó la campaña Calvin Klein de 1992 y desde ese momento eclipsó a todas las demás.
Han pasado casi treinta años y en este universo de influencers e it girls, la modelo inglesa sigue siendo un referente de estilo absoluto. Y ahora es su hija, Lila Grace, quien también ha seguido sus pasos en el mundo de la moda, la que le ha tomado el relevo.
Kate Moss es el mejor referente de ese estilo roqueo y chic que nunca pasará de moda. Durante muchos años sus pantalones negros pitillo, sus cazadoras de cuero y sus blazers con sus bontines eran lo mejor del street style. Las tendencias cambian cada temporada, pero esa imagen sigue siendo top (y en ella todavía más).
En su última salida para salir a cenar en Londres se mantuvo fiel a ese estilo. Kate eligió un pantalón vaquero pitillo, con un sencillo jersey negro de cuello en uve y un abrigo de piel de doble faz. Como complementos, unas botas cowboy y el mítico bolso Birkin de Hermès. La modelo nos demuestra que no hace falta recurrir a las últimas tendencias para ser la mejor, porque los básicos nunca fallan.
La heredera de Kate Moss
Y todo el estilazo de Kate Moss lo ha heredado su hija, Lila Grace. Fue con ella con quien salió de cena y pudimos comprobar que la joven ha aprendido muy bien las lecciones de su madre. Lila también recurrió al jersey negro (el suyo de cuello subido) y a la piel (en su caso una cazadora con el cuello de pelo) y a las botas de estilo militar. Solo con los pantalones estampados rompió un poco la armonía con el look de su progenitora.
Lo que queda claro es que madre e hija, ambas con sus largas melenas rubias peinadas con raya al medio, tienen un gusto muy similar y los mismos códigos a la hora de vestir.