Siempre que nuestras famosas se congregan en el interior del Teatro Real para disfrutar de una buena ópera, recibimos una buena lección de estilo y buen gusto. Cada obra que se estrena sobre sus tablas cuenta siempre con las mejores críticas; cada tenor y soprano que se suben al escenario logran cautivar a todos con sus voz; y cada espectador que ocupa un asiento en el patio de butacas suele vestir con sus mejores galas. La ópera es siempre sinónimo de glamour y, anoche, fueron muchos los rostros conocidos del panorama nacional los que lo demostraron. Fue en el estreno de la obra Rusalka de Antonín Dvořák, cuya historia está inspirada en el cuento de La Sirenita de Andersen.

Las puertas de este majestuoso edificio de la Plaza Isabel II de Madrid se abrieron anoche y recibieron, como no podía ser de otra forma, a un sinfín de famosas expectantes y muy elegantes, que nos regalaron grandes momentos fashionistas que difícilmente podremos olvidar. A pesar de que, en esta ocasión, por razones obvias, el aforo era más reducido que de costumbre; nuestras socialités favoritas no quisieron dejar pasar la oportunidad de disfrutar de la función. Entre las asistentes estuvieron algunas de las mujeres con más estilo de nuestro país como Isabel Preysler o Xandra Falcó, que coincidían por primera vez después de la muerte del Marqués de Griñón; pero también  la modelo Blanca Suelves, Carmen Lomana o Cristina de Borbón.

El duelo de estilo más esperado llega a la ópera

Vimos tanta elegancia y buen gusto que nos cuesta (y mucho) elegir a una clara ganadora de este duelo de estilo tan sorprendente. La pareja de Mario Vargas Llosa se decantó por un vestido con aires boho de estampado floral en tonos granate y azul; que combinó de la mejor forma con un abrigo al hombro en color negro y unas botas altas de tacón a conjunto. Un estilismo de inspiración hippie pero sumamente elegante que nos conquistó nada más verlo. Xandra Falcó, por su parte, prefirió decantarse por un sobrio conjunto en color negro. Con abrigo tres cuartos, pantalón de traje recto, botas de ante y mascarilla de Kausi, la firma preferida de Isabel Preysler, logró estar la mar de correcta. Todo lo contrario a lo que consiguió Carmen Lomana; que prefirió destacar por todo lo alto.

La socialité nos dio a todos una dosis del glamour más clásico con detalles de lo más actual gracias a su vestido midi blanco, su torera de piel, sus guantes largos y sus botas de ante. Un desfile lleno de buen gusto que dejaba claro que el espectáculo comenzaba mucho antes de que se levantase el telón.