Pasar la barrera de los 50 no implica renunciar al estilo, sino aprender a potenciarlo desde un lugar más auténtico, sofisticado y favorecedor. El cuerpo cambia, pero también lo hacen nuestras prioridades: buscamos prendas que estilicen, aporten comodidad, realcen nuestros puntos fuertes y nos hagan sentir seguras.

Entre ellas, el vestido sigue siendo una de las piezas clave del armario femenino. Sin embargo, no todos los cortes ni todos los estilos funcionan igual para todas. A partir de cierta edad, hay que saber elegir con más criterio.

“Considero que a partir de los 50, el estilo no desaparece, sino que debería evolucionar. La moda deja de tener su mayor fuerza en ser una declaración para los demás y se convierte, cada vez más, en una expresión de seguridad personal, elegancia sin esfuerzo y comodidad bien entendida”, explica la estilista Piluka de Echegaray.

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Los vestidos tienen que hacernos sentir cómodas y seguras a la hora de vestir.

@carmen_gimeno

Las tendencias de moda actuales ofrecen múltiples opciones pensadas para una mujer madura que no quiere pasar desapercibida, pero que tampoco pretende disfrazarse ni rendirse a imposiciones juveniles.

El equilibrio entre elegancia, frescura y funcionalidad es clave. Por eso, te presentamos una guía experta con los cinco vestidos que más favorecen pasados los 50… y también aquellos cinco que conviene evitar para no restarte estilo (ni años de más).

Cómo elegir el vestido perfecto: claves para acertar

A la hora de escoger un vestido, lo más importante es que se adapte a tu estilo de vida, realce tu figura y, sobre todo, te haga sentir tú misma. No se trata solo de seguir tendencias, sino de interpretar la moda desde tu esencia. “Uno de los factores a tener en cuenta al elegir un vestido a partir de los 50 es el corte. Los diseños que estructuran la silueta sin marcar en exceso suelen ser más favorecedores”, afirma la experta.

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El vestido midi y los largos son los que mejor sientan a los 50.

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El largo también juega un papel clave: un midi elegante o uno por la rodilla suelen ser los más equilibrados, estilizando sin perder frescura. Además, considera el escote que más te favorece, ya sea en V para alargar el cuello, redondo para suavizar el rostro o cruzado para definir el busto. “También merece mención especial el vestido largo fluido, con manga francesa o larga. En tejidos vaporosos, con estampados discretos o en colores lisos potentes, puede ser la prenda estrella para eventos, cenas o incluso looks diarios con un toque de sofisticación”, añade.

El tejido es otro gran aliado (o enemigo) del buen vestir. Tal y como nos cuenta la estilista: “La clave está en buscar materiales con caída y movimiento, que acompañen sin marcar. El crepé, la viscosa o los algodones con mezcla elástica funcionan muy bien. Es mejor huir de las telas demasiado finas, que tienden a marcar hasta el aire, o de las muy rígidas, que suman volumen donde no lo hay”.

Si el vestido te obliga a estar pendiente de ajustes, tirantes que se bajan o faldas que se suben, es probable que no lo disfrutes. Y a esta edad, la moda debe acompañarte, no estorbarte.

 Los 5 vestidos que más favorecen a partir de los 50

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El vestido camisero es uno de los mejores básicos que tener en el armario.

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Vestido camisero

Es el comodín por excelencia. “Son grandes aliados: versátiles, elegantes y atemporales. Ofrecen estructura, permiten jugar con el escote según cómo se abotonen, y funcionan tanto para un look formal con tacón, como para algo más informal con sneakers o botines”, comenta Piluka.

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El vestido wrap se adapta a la perfección a la silueta de quien lo lleva. 

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Vestido cruzado o "wrap dress"

Popularizado por Diane von Furstenberg, este tipo de vestido es un clásico infalible. Se ajusta en la cintura, define la silueta, favorece el busto y alarga visualmente la figura. Es ideal para cuerpos tipo reloj de arena o para quienes buscan feminidad sin estridencias. “Con cinturón ajustable, permiten moldear la figura de forma natural, dibujando cintura sin apretar y realzando el escote con discreción”, continua.

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El corte evasé permite disimular caderas y afinar cintura. 

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Vestido midi de corte evasé

Ni muy corto ni muy largo, el largo midi es perfecto para mantener la elegancia y sentirte cómoda. El corte evasé equilibra la silueta y disimula caderas o muslos si así lo deseas. “Tiene un aire sofisticado y femenino, cubre las rodillas (una zona que muchas prefieren disimular) y permite caminar con soltura”, añade.

Si tiene manga francesa o tres cuartos, suma puntos de estilo y cubre zonas que a muchas mujeres les gusta suavizar.

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El vestido de corte imperio favorece cualquier tipo de silueta. 

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Vestido con corte imperio

Colocado justo debajo del busto, este corte dirige la atención hacia el escote (una zona que sigue siendo muy favorecedora a cualquier edad) y deja caer la tela suavemente, sin marcar abdomen ni caderas. “Sigue siendo un gran aliado: eleva visualmente el talle, alarga las piernas y permite que la parte inferior del vestido caiga con gracia, sin aferrarse a zonas conflictivas como el abdomen o las caderas”, finaliza la experta.

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Los diseños con tejidos ligeros y frescos son ideales para la temporada de calor. 

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Vestido fluido de lino o algodón estructurado

Los tejidos también cuentan. Los vestidos de materiales naturales y buena caída estilizan sin pegarse al cuerpo. Elige modelos con diseño minimalista, de colores neutros o con pequeños detalles estratégicos como pliegues, escotes en pico o botones decorativos que aportan estructura sin rigidez.

Los 5 vestidos a los que hay que decir adiós

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El ceñido, si se escoge mal, puede conseguir el efecto contrario al que deseamos

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 Vestidos muy ajustados

“Los vestidos muy ceñidos de tejidos elásticos o brillantes: marcan más de lo necesario y suelen acentuar aquello que se busca suavizar”, afirma. Además, si no están hechos con tejidos de calidad, acentúan arrugas y líneas del cuerpo dejando un acabado muy poco elegante.

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El vestido babydoll puede dejar un resultado infantil y poco favorecedor. 

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Vestido babydoll

Aunque fue un icono en épocas anteriores, su corte excesivamente suelto y su aire infantil tienden a desdibujar la silueta y restar sofisticación. A menudo acorta visualmente la figura y no ofrece soporte en zonas clave como el busto o la cintura, haciendo que muchas mujeres no se vean favorecidas con él. “Pueden resultar demasiado aniñados, y lejos de restar años, tienden a desentonar con una imagen madura”, comenta la estilista.

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Los vestidos holgados buscan ocultar más que estilizar la figura.

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Vestidos sin forma o demasiado holgados

Aunque el “oversize” esté de moda, mal entendido puede convertirse en un enemigo silencioso. Aunque la comodidad es clave, los vestidos demasiado holgados tienden a ocultar más que estilizar. “También conviene evitar los vestidos sin forma definida, tipo saco: aunque parezcan cómodos, tienden a dar una sensación de dejadez”, confirma Piluka.

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Los vestidos con diseños recargados pueden envejecer más que rejuvenecer. 

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Vestidos excesivamente coloridos

No se trata de evitar el color, sino de elegirlo con sofisticación. Motivos demasiado naïf, colores chillones o patrones recargados pueden envejecer más que rejuvenecer. “El azul marino, el verde esmeralda, el burdeos o incluso el blanco roto pueden aportar luz y elegancia sin estridencias. Los estampados pequeños, geométricos o florales discretos también funcionan bien, sobre todo si se sitúan en zonas estratégicas que ayudan a estilizar”, continúa.

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Lo mejor es seguir el lema de "menos es más" y optar por diseños más minimalistas. 

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Vestidos con adornos innecesarios

“Otro error habitual es apostar por vestidos demasiado recargados, con exceso de volantes, brillos, encajes o estampados muy grandes. A cierta edad, menos es más. El vestido debe acompañar, no competir con quien lo lleva”, sentencia. Y es que los detalles mal escogidos, tienden a añadir volumen innecesario.

La clave: conocerte, disfrutar y no seguir reglas rígidas

A los 50 y más allá, la moda debería ser una aliada, no una imposición. Lo importante es conocerse, identificar lo que mejor te sienta y hacer elecciones inteligentes que celebren tu estilo personal. Vestirse bien no es cuestión de edad, sino de actitud. Y un buen vestido puede ser el mejor reflejo de esa seguridad que solo se gana con los años.

“Se trata de encontrar vestidos que celebren el cuerpo tal como es ahora, que acompañen el movimiento, que aporten elegancia y estilo sin esfuerzo. Porque la verdadera belleza, a esta edad, viene de la seguridad con la que una se mueve por el mundo. El vestido, simplemente, debe estar a la altura”, remara la experta.