Hablar de Carolina de Mónaco es hablar inevitablemente de elegancia y glamour. La hija de Grace Kelly es también su mejor heredera y, en cualquier evento al que acude, consigue captar la atención de todos siempre por los motivos adecuados. Y eso es justamente lo que hizo el pasado 16 de julio en el Baile de la Cruz Roja, un sofisticado concierto benéfico al que la royal monegasca asistió con un precioso vestido vintage que logró eclipsar al resto de looks de la velada. Incluidos el de su hija Carlota Casiraghi y el de sus nueras, Tatiana Santo Domingo y Beatrice Borromeo.
La ceremonia de este baile es una de las más importantes del año para el Principado de Mónaco. Para asistir a ella, los invitados deben pagar entre 200 y 800 euros y, cómo no, sacar de sus armarios sus mejores galas y deslumbrar en una noche que seguro que quedará para el recuerdo. Como suele ocurrir siempre, la gala tuvo lugar en la terraza del Café de París Montecarlo, un lugar que ha visto a los Grimaldi siempre en su máximo esplendor y que en esta ocasión no fue menos. Y es que, aunque no pudimos disfrutar de la presencia (ni del estilismo) de Charlène, sí que acabamos completamente enamoradas de los looks elegidos por Carolina de Mónaco, sus hijas y sus nueras. Especialmente del vestido vintage que eligió la matriarca.
El vestido vintage de Carolina de Mónaco y el resto de estilismos del Concierto de la Cruz Roja
Carolina eligió un veraniego vestido de color tabaco que no podía favorecerle más. Se trata de un modelo de Chanel con detalles bordados en cuello, cintura, mangas y bajo que resultaban elegantes a la par que juveniles. Combinó el diseño, cómo no, con su preciosa melena plateada y un clutch alargado efecto nácar a conjunto con unos discretos pendientes de perlas. Su hija Carlota, por su parte, deslumbró de lo lindo (sin llegar a eclipsar a su madre) con un vestido de lo más festivo probablemente también de Chanel. La princesa filósofa fue la única en vestir de corto y, presumiendo de piernas, nos enamoró con sus volantes y brillos.
Las nueras, siempre elegantísimas, tampoco defraudaron. Tatiana Santo Domingo optó por llevar un vestido suelto de estampado floral en tonos rosas y negros. Un diseño muy fiel a su estilo boho que no podía sentarle mejor. Beatrice Borromeo, por su parte, se decantó por un look mucho más de cuento y se enfundó en un vestido de colores fríos como el azul o el verde que, de escote en pico y falda plisada, lograba convertirla en toda una princesa. Sin duda, un derroche de glamour por parte de todas (o casi) las mujeres de la Familia Real de Mónaco en el que Carolina volvió a ganar.