Apenas habían terminado de apagarse los cirios del Domingo de Resurrección cuando la noticia recorrió el mundo: el Papa Francisco ha fallecido. Conmoción en Roma, pero también en el resto de los países que mantienen estrechos vínculos con la Santa Sede. España, por razones históricas, diplomáticas y religiosas, estará sin duda representada por los Reyes en el funeral de Estado que tendrá lugar en el Vaticano. Y si bien la ocasión estará marcada por la sobriedad, también será uno de esos eventos en los que la indumentaria —como lenguaje simbólico— juega un papel determinante. En especial, cuando se trata de la Reina Letizia, cuyo vestuario, calculado al milímetro, siempre responde con precisión quirúrgica al protocolo, sin por ello renunciar a un sutil gesto de estilo personal.

Este no es un funeral más. Se trata del último adiós al Pontífice, máxima autoridad de la Iglesia Católica, y para asistir a un evento de tal magnitud, el dress code no solo es estricto: es sacrosanto. La liturgia vaticana impone una etiqueta que, aunque ha ido relajándose en algunas circunstancias en los últimos pontificados, mantiene intactos ciertos símbolos. El negro riguroso, la mantilla, la peineta, la sobriedad de líneas y el lenguaje de los tejidos cobran aquí una relevancia que va más allá de la estética.

La Reina Letizia en el funeral de la Reina Isabel II de Inglaterra

La Reina Letizia en el funeral de la Reina Isabel II de Inglaterra

(Gtres)

El negro litúrgico y la dignidad del luto

Lo primero que cabe esperar es que la Reina Letizia vista de negro absoluto, el color litúrgico del luto católico por excelencia. Nada de azules oscuros, ni grises carbón: el negro debe ser profundo, mate y sin brillos, un símbolo de duelo, pero también de respeto hacia la solemnidad del acto. Lo que se anticipa ahora es una silueta sobria, sin concesiones a tendencias, pero con una ejecución impecable: un abrigo largo, probablemente firmado por Carolina Herrera, Hugo Boss o incluso un diseño custom made de Felipe Varela, podría ser la elección más previsible.

Las perlas: la joya más admitida en funerales

Las perlas: la joya más admitida en funerales 

Gtres

La mantilla y la peineta: tradición española ante la Santa Sede

No es frecuente ver a la Reina Letizia con mantilla y peineta. De hecho, solo ha hecho uso de este tradicional atuendo español en contadas ocasiones —la más recordada, el amadrinamiento de la entrega de bandera a la fragata Álvaro de Bazán, en Motril, y cuando se presentó ante el Papa Juan Pablo II junto al Rey Felipe VI tras su enlace en 2004. La mantilla negra (no blanca, como permite a algunas reinas el "privilegio del blanco", del que hablaremos más adelante) se considera un gesto de deferencia especial ante el Papa o en celebraciones litúrgicas de gran importancia. Se trata de una prenda simbólica con raíces en la España del Siglo de Oro, heredera del vestir de las mujeres nobles durante las celebraciones religiosas, y que hoy se reserva para actos de la máxima relevancia y exclusivamente para las españolas.

Si Letizia opta por la mantilla, es posible que apueste por una discreta y más parecida a un velo, de rejilla o de sofisticado encaje. Sin embargo, aunque puede hacerlo — cosa que dudamos que haga —, no es necesario que la lleve acompañada de una peineta discreta o teja que eleve sutilmente la tela sobre la cabeza. 

¿Llevará la Reina Letizia mantilla en el funeral del Papa Francisco? 

¿Llevará la Reina Letizia mantilla en el funeral del Papa Francisco? 

(Gtres)

El privilège du blanc: un honor reservado a pocas

A diferencia de la mayoría de mujeres que acuden al Vaticano vestidas de negro, existe una excepción muy limitada: el célebre privilège du blanc. Este privilegio permite a ciertas reinas católicas —como la de España, la de Bélgica, la de Luxemburgo o la princesa de Mónaco— presentarse ante el Papa vestidas de blanco, tanto en audiencias como en misas solemnes. Letizia, aunque católica y consorte del Rey de una monarquía históricamente católica, ha hecho uso de este privilegio en muy contadas ocasiones, y nunca en un contexto fúnebre. Y es que el privilegio no es obligatorio, sino opcional, y su uso se reserva más bien para otro tipo de encuentros. 

En este caso, no hay margen para el blanco. Asistir al funeral del Papa ataviada de ese color, aunque sea lícito protocolariamente, sería una lectura ambigua y estéticamente inadecuada. El luto, aquí, es el lenguaje de lo universal, y Letizia lo sabe. Su renuncia al privilège du blanc no es una omisión, sino una declaración de que comprende el momento histórico que se vive.

Las joyas que podría usar la Reina Letizia durante el funeral del Papa Francisco 

Las joyas que podría usar la Reina Letizia durante el funeral del Papa Francisco 

(Gtres)

Joyas discretas, de tamaño mínimo o perlas

Si el estilismo pide contención, las joyas deben susurrar más todavía. En contextos de duelo, el exceso no solo es de mal gusto: es un error de lectura. La Reina Letizia suele decantarse en estos casos por piezas de líneas depuradas, casi invisibles, muy muy discretas. Es muy probable que recurra a perlas, los únicos 'abalorios' que se asocian tradicionalmente al luto. 

La Reina Sofía en el funeral de Juan Pablo II

La Reina Sofía en el funeral de Juan Pablo II

(Gtres)

En otras ocasiones similares, ha llevado los pendientes de perla en forma de gota, o incluso joyas heredadas pequeñas. Recordemos, por ejemplo, el funeral de Juan Pablo II, al que asistió la Reina Sofía en 2005 con una mantilla negra, pendientes y collar de perlas corto, sin otros adornos, excepto por los anillos y las pulseras de oro. 

La esposa del Rey Felipe VI entiende a la perfección el poder del atuendo, sabe bien no hacer de su imagen un espectáculo. No hay aquí espacio para el fashion statement, sino para la diplomacia visual más depurada. Del funeral de Benedicto XVI se desmarcó completamente al no asistir, pues ya era emérito, no obstante el del Papa Francisco modificará su agenda esta semana. 

Vestir para un funeral papal no es un reto de estilo para la Reina Letizia y si alguien puede defender su estilismo con maestría, esa es Letizia Ortiz Rocasolano.