El Papa Francisco ha fallecido en la mañana de este lunes 21 de abril, a las 07:35 horas de la mañana, a los 88 años de edad. El pontífice ingresó por primera vez en el hospital el pasado 14 de febrero debido a una enfermedad pulmonar, aunque posteriormente recibió el alta. Aunque desde entonces, desde que saliera del centro médico, han sido varias las apariciones que ha protagonizado. Desde la Santa Sede, han sido muchas las ocasiones en las que han alertado sobre su crítico estado de salud y ha sido hace escasos minutos cuando se ha dado a conocer la fatídica noticia tras no haber podido superar las afecciones pulmonares a las que ha tenido que hacer frente.

El papa Francisco fue ingresado el pasado 14 de febrero

El papa Francisco fue hospitalizado el pasado 14 de febrero debido a una bronquitis. Unos días después, la Santa Sede envió un comunicado en que explicaba que el pontífice padecía una neumonía bilateral. Desde ese momento, saltaron todas las alarmas, ya que su estado pasó a ser "crítico". Sin embargo, durante los últimos días había experimentado momentos de mejora, hasta este sábado, 22 de febrero, cuando sufrió una crisis respiratoria asmática prolongada, lo que le obligó a recibir oxígeno y una transfusión de sangre, empeorando drásticamente su estado. 

Tras la fuerte crisis, la Santa Sede informó de que también se le había detectado una plaquetopenia, vinculada a la anemia. Según el Vaticano, el Santo Padre se mantenía consciente y "había pasado el día en un sillón, aunque con más dolor", explicaban, aclarando que el pronóstico era reservado. 

A sus 88 años, el Papa ha tenido varias intervenciones médicas a lo largo de su vida. En su juventud, le extirparon una parte de un pulmón, algo que ha agravado su situación en las últimas semanas. Además, se sometió a una operación de rodilla y fue tratado por una estenosis sintomática del colon. 

Papa Francisco

El papa Francisco, en una imagen de archivo.

Gtres

Su Santidad el Papa Francisco fue elegido en marzo de 2013

Su Santidad, el Papa Francisco fue elegido el 13 de marzo de 2013, en la quinta ronda de votaciones del segundo día del cónclave, como sucesor de Benedicto XVI.​ Fue el cardenal protodiacono Jean-Louis Tauran quien anunció desde el balcón central de la Basílica de San Pedro su elección. Con él se ha cambiado la historia, pues es el primer Papa de procedencia americana y el primero procedente del hemisferio sur del mundo. También destaca por ser el primer pontífice no europeo desde el año 741, año en el que falleció Gregorio III, además de ser el primer Papa perteneciente a la Compañía de Jesús.

Desde su hospitalización, el pasado viernes 14 de febrero, decenas de personas se reúnen cada día frente al hospital Gemelli para rezar el Rosario por la salud del Papa. Concretamente,  la estatua de Juan Pablo II se ha convertido en el punto de reunión de los fieles que cada día rezan por él. El centro hospitalario en el que ha ingresado el Papa es el más grande de Italia y uno de los centros privados más avanzados de Europa. 

¿Qué ocurre tras la muerte del Papa?

​Con su muerte, ha comenzado la Sede apostólica vacante, es decir, el periodo que trascurre hasta la asunción de su sucesor después de su elección por parte del cónclave. La sede vacante está regulada en la Primera Parte de la Constitución Apostólica de Juan Pablo II, aunque Benedicto XVI modificó algunas normas. En ella se deben de seguir una serie de acontecimientos en orden. 

El papa Francisco en una imagen de archivo

El papa Francisco en una imagen de archivo.

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En primer lugar, el cardenal camarlengo debe constatar la muerte del pontífice llamándole tres veces por su nombre de pila, en este caso, Jorge Mario Bergoglio. En el momento ha de estar presente el maestro de Celebraciones Litúrgicas, que durante todo el proceso hace de notario, del secretario y del canciller de la Cámara Apostólica. El cardenal camarlengo, también se encarga de destruir el anillo del Pescador, símbolo de San Pedro, y el sello de plomo del pontífice. 

Tras constatar la muerte, se sella la cámara y el estudio del pontífice. En ese momento, el camarlengo anuncia el deceso al vicario de Roma, el Portón de Bronce del Palacio Apostólico se cierra por la mitad, y la campana mayor de San Pedro comunica el deceso. 

A partir de ese momento, los restos mortales del Papa Francisco deben ser preparados y revestidos con los ornamentos episcopales: la mitra blanca, la casulla de color rojo, el palio con cruces negras o rojas y la férula Papal o cruz que hace de báculo pastoral. Una vez preparado, el cuerpo del Papa Francisco se expondrá durante tres días a la veneración de los fieles en la Basílica de San Pedro. Tras la Missa exequialis, los restos del Papa son introducidos en una triple caja de ciprés, plomo y nogal, y enterrado en el lugar que el mismo haya designado en vida. 

¿Quién sustituye al Papa Francisco tras su muerte?

Durante este tiempo y hasta la elección de su sucesor, las funciones del Papa no son asumidas por nadie. El cardenal camarlengo es el encargado de convocar a los cardenales para el cónclave de elección del nuevo Papa. Una vez llegados los cardenales, se convocan las congregaciones generales, en que los miembros del cónclave discuten sobre el futuro de la Iglesia. Para ello, son elegidos al azar tres cardenales asistentes por cada uno de los órdenes (obispo, presbítero o diácono). El día señalado por el cardenal camarlengo empieza el cónclave, siempre entre los 15 y 20 días después de la muerte del Papa, aunque puede anticiparse si los cardenales ya están todos en Roma, según la última modificación de Benedicto XVI, la cual realizó antes de su renuncia, en 2013.