Ana Obregón celebra hoy sus 70 años con el mismo carisma que la ha acompañado desde sus primeros pasos en la televisión. Aunque en la actualidad su vestidor esté repleto de piezas de Chanel, Alejandro de Miguel y looks de invitada perfecta, hubo un tiempo en el que su armario era un manifiesto del exceso, el barroquismo y el puro espectáculo.
Desde sus inicios, la actriz, presentadora y reina indiscutible del verano supo convertir su imagen en un sello personal. Donde hoy hay vestidos de corte lápiz y conjuntos clásicos de dos piezas, en los 90 y principios de los 2000 hubo leopardo en todas sus versiones, escotes vertiginosos, lycra ceñida y botas que rozaban lo imposible. Ana Obregón no se vestía, se disfrazaba de sí misma. Siempre tenía un look pensado para impactar, para que los paparazzi lucharan por sacar a la luz una de sus fotos y para acaparar portadas.
Ana Obregón enfundada en un vestido de animal print con escotazo
(Gtres)
Fanática del animal print (y sin miedo a demostrarlo)
Si hay un estampado que define la era noventera de Ana Obregón, ese es el leopardo. En todas sus versiones: en tops ajustados, minifaldas, abrigos de pelo sintético y, por supuesto, en vestidos efecto 'segunda piel' que llevaban la tendencia a su máximo exponente. Ana lo defendió cuando aún no había sido rescatado por las pasarelas con la sofisticación que, en según que prendas, hoy podemos encontrarlo; ella lo llevaba como un grito de guerra, un statement de diva mediterránea que no entendía de sutilezas, ni de medias tintas.
Ana Obregón y sus posados en la playa: atrevidos, excéntricos y muy coloridos
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Los icónicos posados del verano: bikinis, bronceado y gafas XXL
Hablar del estilo de Ana Obregón sin mencionar sus posados veraniegos sería un pecado de omisión imperdonable. Cada año, la presentadora convocaba a la prensa en playas idílicas de Mallorca, concretamente en la casa llamada 'El Manantial' en la Costa de los Pinos, para protagonizar un ritual mediático tan esperado como la llegada del calor del verano. Y, por supuesto, lo hacía con estilismos que hoy nos parecen un homenaje al kitsch más puro.
Uno de sus looks más memorables fue este con un bikini rosa chicle, minúsculo y con pedrería en el frente, que combinó con gafas de sol Carrera a tono, pulsera de cuentas y un rosario blanco que, ahora, con otra perspectiva de la moda, parece un accesorio tan excéntrico como icónico.
Ana Obregón y sus estampados barrocos made in Italy
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Del patchwork al barroco: prints no aptos para minimalistas
No hace falta rebuscar mucho en la hemeroteca para encontrarnos este tipo de 'looks estelares'. La actriz no dudó este día en enfundarse en un top morado de escote cuadrado y unos leggings de Gianni Versace Couture Spring 1991, repletos de estampados collage. Aunque en su colección también encontramos multitud de volutas barrocas doradas y gorgonas infectadas por la fiebre de la logomanía. Porque sí, en su armario también había espacio para la opulencia italiana de la época, cuando el propio Gianni aún lideraba la casa y Donatella todavía permanecía en la sombra.
Los shorts y los escotazos de Ana Obregón en sus estilismos de antaño
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Escotes de infarto: una firma de la casa
Ana Obregón no ha tenido miedo a los escotes. En V, halter, palabra de honor o con tirantes finísimos, lo suyo siempre ha sido apostar por la sensualidad sin reservas. En los 90, la moda estaba obsesionada con resaltar el escote y ella, con su innegable seguridad y una figura espectacular, los lucía como nadie. Su elección de vestidos, casi siempre ajustados y con cortes que realzaban su silueta, eran un canto a la femineidad más desinhibida.
Las altísimas botas y los complementos más histriónicos de Ana Obregón
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Los complementos: entre lo excéntrico y lo fastuoso
Si la sobriedad no era su fuerte en la ropa, en los complementos menos aún. Bolsos de lujo con logos XXL, gafas de sol con monturas excéntricas, botas over the knee en tonos metalizados o de charol y tacones de vértigo formaban parte de su zapatero de diario.
Los vestidos 'segunda piel' de Ana Obregón que marcaron su vestidor en los 2.000
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Lycra, shorts imposibles y la obsesión por la ropa ajustada
Ana Obregón fue una de las mayores defensoras de la lycra en la década de los 90. Sus looks estaban compuestos por piezas ceñidas, desde vestidos mini hasta tops elásticos que parecían una segunda piel. Los shorts también fueron una pieza clave en su armario. Extra cortos, de tiro bajo, combinados con tops igualmente ajustados, eran su uniforme estival.
El vestido de 'brilli-brilli' que Ana Obregón lució sin miedo al patinazo
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Brillos y lentejuelas: la noche era su pasarela
Para la noche - y otras veces a pleno sol- Ana tenía claro que lo importante era brillar. Lentejuelas, tejidos satinados, tops con efecto espejo y vestidos repletos de paillettes fueron una constante en sus looks nocturnos. Si algo dejó claro su armario de los 90 es que ella nunca tuvo miedo de ser el centro de atención. Su estética era un reflejo de una época en la que el exceso era sinónimo de sofisticación y Ana fue, sin duda, una de sus mejores embajadoras.
Con el paso del tiempo, Ana ha ido refinando su estilo, adaptándolo a una elegancia más serena sin perder su esencia. Los vestidos ceñidos siguen ahí, pero ahora son de tejidos más sobrios y cortes más sofisticados. Ha cambiado las botas de charol por stilettos y mules de firma, los estampados caóticos por monocolores depurados, y los mini shorts por pantalones sastre impecables. Sin embargo, de cuando en cuando, en alguna gala o evento especial, Ana nos regala un destello de su época más histriónica, recordándonos que el ADN de la exuberancia sigue latiendo en su armario.
Hoy, a sus 70 años, Ana Obregón sigue brillando, aunque su armario haya evolucionado hacia un lujo más clásico. Pero si hay algo que ha mantenido intacto es su forma de ver la moda, esa que la hace inconfundible y la convierte en un icono de España.