Sofía Mazagatos dio a luz el pasado diciembre a su segunda hija con el empresario Tito Pajares, una niña llamada Amanda que se convierte en el cuarto miembro de la familia de la ex modelo. Sofía, de 49 años, ha sorprendido a muchos con su reciente maternidad. ¿Socialmente sigue habiendo muchos prejuicios alrededor de este tema? Hablamos con una experta para analizar todo lo que rodea a la maternidad tardía.

La maternidad tardía

Que Sofía Mazagatos haya sido madre a los 49 años ha reabierto el debate. Cada vez más mujeres deciden posponer su maternidad. ¿Por qué ocurre esto? ¿Hay un ritmo social diferente al biológico?

Ana Morales, psicóloga y autora del libro ‘¡Qué buena estoy! Tira las dietas a la basura y vive con salud emocional’ (La Esfera de los Libros), explica a SEMANA que “Cada vez más de nosotras decidimos poner la maternidad en ‘pausa’ y no es porque no nos gusten los niños, ¡para nada! La razón es más bien una mezcla de desarrollo personal, autonomía y avances médicos. Gracias al acceso a mejor educación y oportunidades laborales, nos estamos lanzando a conquistar el mundo profesional y alcanzar una estabilidad económica antes de añadir bebés a la ecuación. Estamos definiendo nuestra independencia, viajando, disfrutando de la vida y, honestamente, con la economía como está, esperar un poco más para tener hijos suena bastante lógico”.

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La experta señala que la autonomía reproductiva y la tecnología médica nos han dado superpoderes. Ahora decidimos no solo cuándo ser madres, sino si queremos serlo, liberándonos de las cadenas de las expectativas del pasado.

Los tiempos han cambiado y con ellos, nuestras decisiones. Gracias a los tratamientos avanzados, podemos planear mejor cuándo quedarnos embarazadas, cuidando tanto nuestra salud como la del futuro bebé.

Sofía Mazagatos

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Aunque biológicamente los relojes siguen marcando el tiempo, social y tecnológicamente estamos en una era donde podemos presionar el botón de pausa y eso, sin duda, es un gran avance para las mujeres.

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La sociedad y la culpa

Según la psicóloga en la sociedad actual, todavía persisten esas anticuadas expectativas que ligan irremediablemente la maternidad con la ‘verdadera’ feminidad, a la esencia de lo que significa ser mujer. Nos bombardean con preguntas como ‘¿Y los niños para cuándo?’ y comentarios pasados de moda como ‘se te va a pasar el arroz’ que no hacen más que añadir una dosis extra de presión. Y si decides esperar, ¡prepárate para el cartel de ‘demasiado mayor’ o ‘¡irresponsable!’

Ante un embarazo denominado tardío, es decir, superada la barrera de los 40 años, ¿la sociedad sigue juzgando a la mujer? “Este tipo de juicios no solo es agotador, sino que también puede sembrar semillas de culpa, haciendo que muchas mujeres sientan que están fallando a algún tipo de deber inherente a su género. Balancear deseos personales con estas presiones externas es un verdadero acto de malabarismo emocional, aumentando nuestra ansiedad, sensación de que no valemos y jugando con nuestro bienestar”, señala Ana Morales.

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¿Es este un factor que puede desencadenar la culpa? Lo cierto es que para muchas mujeres sí. “Es vital que empecemos a deshacernos de estos estereotipos obsoletos y que abracemos la diversidad de decisiones que las mujeres pueden tomar respecto a la maternidad, apoyándonos mutuamente en nuestras elecciones sin sentir remordimientos ni culpa”, afirma la experta.

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El reto de ser madre después de los 40

Muchas mujeres, como Sofía Mazagatos, deciden ser madres pasados los 40 años. A este respecto, la psicóloga nos explica que ser madre después de los 40 es toda una aventura con sus claros y oscuros. Por supuesto que los retos no son pocos: desde el estrés por los riesgos médicos hasta el baile hormonal de la infertilidad, y sin olvidar el clásico ‘¿soy demasiado vieja para esto?’ Además, no es lo mismo correr detrás de un pequeñín con veinte que con cuarenta y pico, y eso sin contar los comentarios de ‘¿es tu nieto?’ en el parque o la imposibilidad de contar con la ayuda de unos abuelos ya mayores.

Pero no todo son sombras dentro de una maternidad tardía, también tiene sus ventajas y beneficios. “Una madurez emocional que ya quisiéramos a los 20, una estabilidad económica envidiable, y una paciencia que solo los años pueden dar. Además, con más experiencia de vida, estamos mejor equipadas para enseñar y guiar a nuestros peques en un mundo que cambia a velocidad de vértigo. Todo ello unido a que con menos estrés profesional y una planificación consciente de la maternidad ayudan a disfrutar esta etapa con plenitud y satisfacción”, comenta la experta.

Por eso, aunque los retos están ahí y son reales, los beneficios hacen que valga la pena. Con el apoyo adecuado y un buen plan, la maternidad después de los 40 puede ser no solo posible, sino profundamente gratificante.