La exposición en redes sociales genera interacciones no siempre amables entre los usuarios. Bajo el parapeto de la libertad de expresión muchas personas se dedican a sembrar odio, fruto tal vez de sus propias desdichas o enfado. Otra vez le ha tocado a Laura Escanes que, si bien está acostumbrada a las críticas, esta vez no ha querido dejar pasar por alto un comentario malintencionado que volvía a criticar su cuerpo.
Los comentarios y su influencia en la autoimagen de las mujeres
¿Los influencers como Laura Escanes deben aguantar todo tipo de comentarios simplemente por estar expuestos? La libertad de expresión no legitima para insultar o faltar al respeto. En esta ocasión, Laura ha expuesto varios comentarios de una misma usuaria que le llamaba “gorda” de manera reiterada. Lejos de pasarlo por alto, la influencer ha analizado el problema de este tipo de ataques y la importancia de tener amor propio, autoestima y fijarse siempre en mujeres que inspiren.
Hablamos sobre el poder de estos comentarios en redes con Ana Morales, psicóloga especializada en nutrición emocional y autora del libro “¡Qué Buena Estoy! Tira las dietas a la basura y vive con salud emocional” (Ed. La Esfera de los Libros), que explica a SEMANA que “Los comentarios en redes sociales tienen un poder inmenso y no siempre para bien. Son como pequeñas bombas que estallan en nuestra autoestima. Incluso si pensamos que tenemos una piel dura como una cebolla, siempre hay algo que nos puede hacer llorar. Cuando alguien llama "gorda" a un cuerpo normativo como el de Laura Escanes, nos recuerdan que, según esos estándares absurdos, ninguna está a salvo. Es como si nos dijeran: ‘No importa cuánto hagas, nunca será suficiente’. Y eso duele. No solo la atacan a ella, sino que lanzan un mensaje a todas nosotras: ‘Siempre habrá algo mal en tu cuerpo’”.
No solo la atacan a ella, sino que lanzan un mensaje a todas nosotras: ‘Siempre habrá algo mal en tu cuerpo"
La experta nos comenta que el problema es que esos comentarios negativos germinan como semillas en nuestra mente y pueden convertirse en una voz interna crítica. Lo más difícil es que esa voz suele ser mucho más cruel que cualquier usuaria detrás de una pantalla.
Lo más valioso que podemos hacer, como hace Laura, es decidir que esos comentarios no tienen el poder de definirnos. Que somos mucho más que un puñado de píxeles que alguien juzga en una pantalla. Y eso es un trabajo diario, porque el ruido externo siempre estará ahí, pero podemos aprender a bajarle el volumen y a hablarnos con más compasión.
La presión estética en las redes sociales
Nos bombardean con cuerpos "perfectos", pieles sin poros y cinturas de avispa, y aunque sepamos que muchas de esas imágenes están retocadas, terminamos comparándonos. ¿Por qué? Porque funciona como un amplificador de las inseguridades que ya cargamos y como un recordatorio constante de que siempre parece haber algo que mejorar, señala Ana.
El problema, continúa explicándonos, es que no solo afecta a cómo nos vemos, sino a cómo nos sentimos con nosotras mismas. Da igual si tenemos un cuerpo normativo como el de Laura Escanes o más diverso como el de Tania Llasera: la crítica siempre encuentra algo que decir. Lo peligroso de esto es que nos desconecta de lo que realmente importa: cómo nos sentimos en nuestro cuerpo, no cómo se ve desde fuera. Es como si hubiera un estándar de belleza imposible, que además cambia según la moda.
“Las redes tienen un poder inmenso, pero si no somos conscientes, ese poder puede convertirse en una prisión. Lo más grave es que este bombardeo refuerza la idea de que nuestro valor está ligado a la apariencia, algo que deberíamos haber superado hace mucho tiempo. Nos lleva a la inseguridad, la obsesión por cumplir expectativas externas y, en los casos más graves, a trastornos alimentarios o una desconexión profunda con nuestro cuerpo. Es agotador vivir bajo esa lupa constante, reduciendo todo a ‘¿Hoy estoy lo suficientemente guapa para que me validen?’”. Esto es algo que ha corroborado Laura en sus redes donde ha confesado que ha llegado a obsesionarse con su cuerpo y que ha recorrido un camino precioso aprendiendo a quererse.
El papel de los influencers en el camino del cambio
Los influencers tienen un altavoz gigante, y cuando alguien como Laura usa ese altavoz para hablar de aceptación corporal y de soltar la obsesión con el físico, están haciendo algo muy valioso: cambiar el discurso. No solo está desafiando esas normas, está ofreciendo una alternativa. Al compartir que su prioridad es sentirse fuerte y saludable, en lugar de encajar en un molde estético, nos está dando permiso para hacer lo mismo.
“Lo valioso de su mensaje no está solo en lo que dice, sino en cómo lo vive. Hablar de su propia relación con el cuerpo, de cómo ha dejado atrás la obsesión estética y de cómo prioriza su bienestar es mucho más poderoso que cualquier frase motivadora vacía. Nos recuerda que no estamos solas en esta lucha por reconciliarnos con nuestro cuerpo”, afirma la experta.
Mujeres que inspiran
Laura Escanes ha hablado también del cambio que ella está percibiendo en redes sociales sobre el contenido que se comparte. Mujeres deportistas, que comen de forma saludable, cuidan su salud mental y que son una fuente de inspiración para ella y para sus seguidoras. ¿Esta tendencia está ayudando a crear una relación más positiva con el cuerpo o puede convertirse en otra forma de presión social?
Ana Morales señala a este respecto que “este tema es un arma de doble filo. Ver a mujeres disfrutando de correr, nadar o escalar puede ser inspirador y recordarnos que nuestros cuerpos están hechos para moverse y disfrutar, no solo para ser mirados. Conectar con el cuidado, en lugar de la obsesión por cómo se ven. Es un cambio de chip necesario, pasar de la estética a la funcionalidad”, y añade que: “Pero si no tenemos cuidado, este estilo de vida saludable puede convertirse en una forma de presión: ‘Tienes que ser fit, comer perfecto, meditar, dormir ocho horas…". Y cuando no cumples con ese estándar, vuelve el sentimiento de fracaso”. Lo que debería ser una invitación a cuidarnos desde el amor se convierte en una nueva forma de presión. Pasamos de "ser delgada" a "ser fit", pero seguimos midiéndonos con reglas externas.
¿Cuál es entonces la clave? La clave está en encontrar lo que nos funciona a cada una, apunta Ana, no lo que "deberías" hacer porque lo viste en Instagram. Si vemos a alguien escalando una montaña y pensamos "¡Qué maravilla!" en lugar de "¿Y yo por qué no hago eso?", estamos en el camino correcto. Se trata de recordar que nuestro cuerpo no es un proyecto que hay que mejorar constantemente, sino el lugar donde vivimos, y merece ser cuidado con amabilidad, no con exigencia.