Las relaciones tóxicas son muy difíciles de romper aún habiéndolas identificado. ¿Por qué? Nuestro cerebro tiende a la conservación y a evitar el riesgo que conlleva explorar nuevas situaciones. Este afán de supervivencia, y el miedo al fracaso, hace que nos veamos atrapados en relaciones que nos hacen daño. Analizamos este proceso emocional y te contamos cómo puedes salir de esta trampa de una vez por todas (sin recaer).
¿Qué es una relación tóxica?
El primer paso para sanar una emoción es ponerle nombre y ser consciente de ella. ¿Cómo podemos identificar una relación tóxica? Maïté Issa, coach de Manifestación y autora del best-seller 'Tu éxito es inevitable’ explica a Semana que “una relación tóxica es aquella en la que prevalecen dinámicas negativas y destructivas, donde uno o ambos miembros se sienten atrapados en un círculo vicioso de baja autoestima, dolor emocional y desequilibrio. No se trata solo de pareja, estas relaciones pueden manifestarse en diferentes contextos, como la pareja, la amistad, la familia o el trabajo. Algunas son fáciles de reconocer, y otras tienen señales más sutiles, lo que nos dificulta detectarlas y protegernos”.
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Tipos de relaciones tóxicas
La experta señala dos tipos de relaciones tóxicas: la codependencia y la abusiva.
La codependencia implica una dependencia emocional y psicológica extrema entre dos personas. En una pareja, ambos miembros se sienten incompletos si el otro, y basan así su felicidad en su compañero. Esto es un círculo vicioso de necesidad mutua donde el bienestar de uno depende en gran medida del otro. Se puede confundir con amor si el individuo tiene una idea del amor romántico de relación de pareja con el que hemos sido educados, el que llama a la búsqueda de nuestra ‘media naranja’ para que nos complete. Sin embargo, la codependencia a menudo dará lugar a situaciones de manipulación y de chantaje emocional, buscando generar en el otro el sentimiento de culpa para mantener su atención alejándola de otras personas o intereses vitales.
La relación emocional abusiva supone un daño emocional recurrente de uno al otro. “La humillación, la crítica constante, los insultos y el menosprecio son elementos comunes en este tipo de dinámica”. Este tipo de relaciones pueden dañar gravemente la autoestima y la confianza de la persona que recibe las críticas y ataques, generando inseguridad y miedo a no ser suficiente, por lo que no se atreve a cortar esa relación.
¿Qué provoca dependencia emocional? Signos de alarma
Psicológicamente, la dependencia, señala Issa, puede surgir debido a la baja autoestima, el miedo a la soledad, la familiaridad con la situación negativa y con el sentimiento de responsabilidad sobre el bienestar del otro. Además, puede haber aspectos del pasado o experiencias traumáticas que influyan en la susceptibilidad a vincularnos con personas tóxicas.
Neurológicamente, cuando forjamos un vínculo emocional con otra persona, se activan procesos cerebrales relacionados con el placer, la recompensa y el bienestar emocional. Esto hace que se libere dopamina, la hormona de la felicidad, una sustancia química que hace que nos sintamos bien. “En una relación tóxica, pueden ocurrir varias interacciones y dinámicas que estimulan estos circuitos cerebrales asociados con el placer y la recompensa”.
Una de estas dinámicas es el ciclo de recompensa-punición, ¿Qué supone esta interacción? Incluso en las relaciones tóxicas hay momentos de conexión. El problema es que estos se intercalan con episodios abusivos. Estos altibajos crean un ciclo en el que se experimentan instantes de felicidad y amor seguidos de dolor emocional y ansiedad. Este contraste de emociones extremas genera una mayor activación en los circuitos cerebrales asociados con la recompensa, reforzándose así el apego emocional hacia la persona tóxica.
¿Por qué cuesta tanto alejarse de una persona que no nos conviene?
Nuestro cerebro se siente cómodo ante lo familiar. Se aferra a lo que conoce en un intento de mantenernos a salvo de la incertidumbre ante lo desconocido. Nuestros ancestros desarrollaron esta habilidad como método de supervivencia ya que cada día se enfrentaban a peligros impredecibles.
¿Puede nuestro cerebro mantenernos en una relación tóxica por miedo a lo desconocido? La coach afirma que sí, nuestro cerebro puede enamorarse de lo tóxico simplemente porque es algo conocido y, aunque los altibajos que genera la relación son agotadores, también actúan a modo de ‘droga’ en los que buscamos esos momentos de felicidad y euforia que nos ofrece la relación que nos daña.
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Pasos para cortar una relación tóxica con éxito y sin culpa
Maïté Issa nos da las claves para poder alejarnos de una vez por todas de las relaciones que nos dañan, sin sentimiento de culpa y sin vuelta a atrás.
1. Reconoce la toxicidad: aceptar que la relación que estás viviendo es tóxica, y que es necesario ponerle fin para proteger tu bienestar emocional, es el primer paso para poder liberarte. Si no ves el problema no lo puedes solucionar. Por eso la consciencia es el primer paso para acabar con una relación dañina.
2. Busca apoyo: habla con amigos cercanos, familiares o busca la ayuda de un terapeuta para recibir apoyo emocional durante el proceso de separación. Si has estado en una relación tóxica puede que hayas dejado de confiar incluso en tu propio juicio. En estos casos, el apoyo externo para distanciarse y procesar lo vivido es clave.
3. Acepta la culpa: querer evitar la culpa, en la mayoría de los casos, llevará a no pasar a la acción y quedarte en la relación. Es normal tener culpa a la hora de dejar una relación, aunque esa sea tóxica o no. Nos importa la otra persona, y por lo tanto, no nos gusta hacerla sufrir.
4. Comunica: deja saber al otro tu decisión de la manera más segura y cómoda para ti.
5. Colócate en el tope de tus prioridades: acepta el periodo de duelo como un momento de conexión contigo misma, cuídate especialmente y rodéate de gente que te apoye.
Salir de una relación tóxica es posible. Con apoyo y siendo consciente del problema ya tienes mucho ganado. Permítete, sé amable contigo y date tiempo. Te lo mereces.