Es cierto que no podemos controlarlo todo, y que el paso del tiempo es incontenible, pero lo que sí que podemos elegir es tener una serie de hábitos saludables y realizar determinadas acciones que nos pongan en el camino hacia un envejecimiento saludable y mejoren nuestra esperanza de vida, algo que, a partir de los 40 años debería establecerse como un estilo de vida.
¡Cuidado con los azúcares!
Desde hace unas décadas la alimentación ha cambiado y priman los carbohidratos (refinados) sobre las grasas. La bollería industrial, los dulces, el pan blanco, las harinas refinadas… son azúcares que lo que hacen en nuestro organismo es elevar los niveles de glucosa y aumentar la producción de radicales libres, algo que provoca un envejecimiento celular prematuro.
“El exceso de azúcares en la dieta, que conlleva una hiperinsulinemia crónica, ha generado una de las peores pandemias que ha sufrido y está sufriendo nuestra sociedad: la resistencia a la insulina. Esta resistencia a la insulina está detrás del auge de muchas de las enfermedades crónicas que nos están enfermando: la diabetes, el síndrome metabólico, las enfermedades cardiovasculares…” afirma la Dra. Isabel Belaustegui, licenciada en medicina y cirugía y especialista en Anatomía Patológica, para frenar el envejecimiento prematuro.
¿Cuál es la solución? Reducir el consumo de azúcares, ni más ni menos. Ten cuidado con los ultraprocesados y mira bien su lista de ingredientes porque suelen llevar azúcares ocultos.
El sedentarismo
Pasar muchas horas frente al ordenador, conduciendo, tumbado… en definitiva en posturas inactivas que no requieren prácticamente energía favorecen que nuestro cuerpo vaya degenerándose. “El comportamiento sedentario influye directamente en el metabolismo, el contenido mineral de los huesos y en la salud vascular, entre otros aspectos” señala la doctora.
Hacer ejercicio físico sería una estrategia prácticamente innegociable para que nuestro cuerpo mantenga la vitalidad y la buena forma de músculos, huesos y articulaciones. ¡Muévete!
Tomar aceites de semillas refinados
El proceso industrial por el que pasan ciertos aceites vegetales como el de girasol, el de maíz, el de soja o el de canola, entre otros, hace que estos aceites se alteren. “El aceite de semillas refinado eleva los ácidos grasos omega 6 y con ello el ratio omega 6/omega 3, con grandes riesgos para la salud” señala la experta, y añade que “además, este tipo de aceites se oxidan con facilidad, contienen muchos aditivos y grasas trans y están frecuentemente producidos a partir de variedades modificadas genéticamente, lo que los convierte en sustancias tremendamente pro-inflamatorias”.
La recomendación de la doctora es utilizar en la cocina grasas saludables como el aceite de oliva virgen extra, aceite de coco, mantequilla o manteca, en lugar de estos aceites de semillas refinados.
No descansar lo suficiente
Dormir es una actividad básica del ser humano, tanto como comer o respirar. Para mantener un buen estado de salud es necesario tener un buen descanso pero cada vez es más frecuente la falta de sueño a causa de los mandatos de la sociedad moderna. La tendencia a tener una mayor productividad pero sin perdernos ningún plan hace que nuestro día recorte horas de descanso. ¿Esto qué supone para nuestro organismo?
La Dra. Belaustegui es tajante: “La pérdida crónica de sueño puede tener unos efectos nocivos en el sistema cardiovascular, el sistema endocrino, el sistema inmunológico, la resistencia a la insulina y la salud mental”, y advierte que también puede influir en el control de peso ya que “uno de los efectos de la falta de sueño menos conocido es la obesidad, con las complicaciones derivadas, por su influencia en las hormonas que regulan el apetito, la grelina y la leptina” concluye.
No exponerse nunca al sol
Exponerse al sol es muy beneficioso, no solo para elevar el bienestar físico y emocional, también favorece el aumento de los niveles de vitamina D.
Aunque una sobreexposición está desaconsejada, exponerse unos 15 minutos al sol al día es muy beneficioso para la salud, ya que los niveles bajos de vitamina D se relacionan con depresión, obesidad, enfermedades autoinmunes, intestino permeable…
¿La luz del sol nos beneficia en algo más? “Además de aumentar los niveles de vitamina D, la luz del sol actúa sobre el hipotálamo, regulando los ritmos circadianos y los niveles de melatonina, y sobre la producción de serotonina y dopamina. Eleva las beta-endorfinas, que mejoran nuestro estado de ánimo, y también eleva la testosterona, potenciando así la fuerza física y mental” Como verás exponerse a la luz del sol es fundamental para mantener un buen equilibrio mental y un cuerpo más saludable.
Consumir ultraprocesados
Los alimentos ultraprocesados invaden las tiendas, los supermercados y la publicidad. Se les somete a procesos industriales en los que se agregan conservantes, saborizantes, aditivos… ingredientes artificiales que suelen ser calóricos y bajos en nutrientes. Son adictivos y tienen un sabor buenísimo pero no nos engañemos, no son nada saludables.
Su consumo excesivo puede favorecer el aumento de peso y sus problemas de salud derivados. “El consumo regular de alimentos ultraprocesados se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cáncer” apunta Belaustegui.
Lo ideal es limitar el consumo de alimentos ultraprocesados y darle más relevancia en la dieta a los alimentos frescos y muy poco procesados.
Tener los ritmos circadianos alterados
La cronodisrupción o alteración de los ritmos circadianos puede acelerar el proceso de envejecimiento. ¿Qué es el ritmo circadiano? Es el que regula los procesos biológicos del organismo en ciclos de 24 horas, así se asegura del buen funcionamiento de cuerpo y mente.
La mala alimentación, los trabajos por turnos que cambian radicalmente los horarios, la falta de sueño, las pantallas por la noche… hay muchos factores que generan la llamada cronodisrupción y que suponen un riesgo de envejecimiento prematuro. El ritmo circadiano regula el ciclo sueño-vigilia por lo que su perturbación puede provocar problemas para conciliar el sueño y/o insomnio.
Esta alteración del ciclo natural también conlleva otros problemas de salud como explica la experta: “la cronodisrupción puede afectar al funcionamiento del sistema hormonal, porque influye en la liberación de hormonas clave como el cortisol, la melatonina y la hormona del crecimiento. Por ejemplo, la cronodisrupción se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar trastornos metabólicos como la obesidad, la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2”.
Mantener unos hábitos saludables con suficientes horas de sueño, ejercicio físico, una alimentación equilibrada y sana y una exposición moderada al sol, son recomendaciones que van asegurar un proceso de envejecimiento natural y no acelerado. Disfrutar de una vida plena, con un cuerpo y una mente más activos y con mayor nivel de bienestar, es uno de los mejores secretos antiedad que existen.