No solo las cuestiones éticas o de protocolo entran en juego en la dieta de Carlos III, también sus preferencias y hay varios alimentos que detesta al igual que hay otros que no entran en las cocinas de palacio por diversos motivos. El rey de Inglaterra cumple 76 años y recordamos sus principales manías y los alimentos que, aunque parezca mentira, no le gustan nada al monarca.
El alimento que está vetado por el rey
El rey de Inglaterra tiene no pocas manías y es bastante estricto en sus rutinas. En su alimentación hay alimentos vetados que impide incluso que se sirvan en ninguna de las residencias reales británicas. Uno de ellos es el foie gras, que no puede entrar bajo ningún concepto en las cocinas de ninguna residencia de la realeza británica ni servirse en los menús de la familia británica.
¿Por qué esta norma? En 2008, cuando Carlos aún era príncipe de Inglaterra, promovió que no se sirviera este ingrediente en ninguna de las residencias reales por una razón ética, es un gran amante de los animales y la forma de obtener el foie gras es un sufrimiento que considera cruel e innecesario. Esta crueldad empleada con los patos le parece intolerable y decidió prohibir este alimentos en sus residencias. Este veto se amplió a todas las residencias reales de la familia real británica tras su ascenso al trono.
Además de prohibir el foie, el rey de Inglaterra es un defensor del medioambiente y del bienestar animal por lo que también ha favorecido la utilización de productos locales y sostenibles en las cocinas reales y trata de reducir la huella de carbono en las propiedades reales.
Tradición y protocolo en Buckingham Palace
El rey sigue algunas de las tradiciones instauradas por su madre, la reina isabel II, las cuales estaban motivadas por razones de seguridad, salud y de continuar el legado familiar. Una de las imposiciones que marca fue la prohibición de consumir marisco para evitar el riesgo de intoxicación alimentario por los miembros de la familia real, por lo que, aunque no era una norma estricta en el día a día, sí que se recomendaba a los miembros de la casa real inglesa evitar consumir mariscos en los viajes o eventos oficiales para evitar posibles riesgos de salud.
Otra de las restricciones de la reina Isabel II fue la limitación de alimentos como el ajo y la cebolla, la razón es tan simple como la de evitar el mal aliento en reuniones diplomáticas y eventos oficiales. La reina no quería protagonizar en ningún caso un episodio que le pudiera causar incomodidad, dada su seriedad y pulcritud en las formas, algo que ha heredado su hijo Carlos.
Los dos alimentos que detesta Carlos III
Lejos de los protocolos, las tradiciones y la ética, hay dos alimentos comunes que el rey Carlos III de Inglaterra prefiere tener cuanto más lejos mejor: el café y el chocolate.
Carlos III, como buen inglés, es un gran amante del té, sin embargo no le gusta nada el sabor del café y por eso no se sirve en palacio. Es una pena porque el café es un alimento cargado de antioxidantes, como los polifenoles, y ayuda a combatir el daño oxidativo en las células y reducir el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer y las afecciones cardiovasculares. Su contenido en cafeína estimula el sistema nervioso central, mejorando la concentración, el estado de alerta y el rendimiento físico. Además, estudios han asociado su consumo regular con un menor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
Mientras que la reina Isabel II disfrutaba dándose caprichos con el chocolate, alimento que le encantaba, Carlos III no es de la misma opinión y no tolera el sabor del chocolate. Esto ha hecho que los cocineros de palacio hayan tenido que tirar de ingenio para buscar alternativas a los postres que suelen contener este ingrediente.
Lo que se pierde Carlos III al no incluir el chocolate en su dieta vuelven a ser antioxidantes. El chocolate es rico en antioxidantes como los flavonoides, ayuda a combatir el daño celular, reducir la inflamación y proteger el sistema cardiovascular al mejorar la circulación sanguínea y disminuir la presión arterial. También es una fuente de minerales como magnesio, hierro y potasio, que son esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo. Consumido con moderación, el chocolate puede mejorar el estado de ánimo al estimular la producción de endorfinas y serotonina, los llamados "químicos de la felicidad". Además, su contenido en teobromina y cafeína proporciona un ligero impulso energético, ideal para combatir el cansancio.
Carlos III tiene vetado el foie gras, prudencia con los mariscos, el ajo y la cebolla y, por preferencia personal, prefiere tener cuanto más lejos mejor el café y el chocolate, algo que la mayoría de los mortales incluyen en su dieta diaria. La realeza tiene sus curiosidades. Larga vida al rey.