Diana de Gales ha sido una de las ‘royals’ más admiradas y apreciadas de manera internacional. Su vida, su donde gentes, su dulzura y todo lo que la rodeaba siempre fue, y sigue siendo, objeto de estudio y mirado al milímetro. Hoy recuperamos los hábitos saludables y los cuidados de la llamada princesa del pueblo.

Los hábitos saludables de Diana

Diana de Gales era una mujer muy activa y llena de vida. Encontró en el Pilates su deporte preferido para eliminar tensiones y aliviar el estrés, tonificar su abdomen y trabajar el equilibrio, además de fortalecer el cuerpo, mejorar la postura, la flexibilidad y la coordinación. Su entrenadora en los 90, Carolan Brown, asegura que la princesa hacía Pilates 3 veces en semana.

Cameron Fallon, preparador físico de Lady Di, ha desvelado que sus entrenamientos se centraban en la resistencia y la fuerza porque, al viajar tantísimo, el cardio podía practicarlo en cualquier lugar del mundo. Así el enfoque de sus entrenos era mantener a Diana fuerte y desarrollar músculo.

La princesa practicaba el peso muerto, los lunges o zancadas y las sentadillas para fortalecer y tonificar piernas y glúteos y definir el músculo de los brazos. Hacía unas 8 a 12 repeticiones con peso para construir músculo. Fallon asegura que Diana era una persona muy divertida y que constantemente le hablaba de sus hijos, los adoraba. El gym era su válvula de escape, le ayudaba a desconectar del mundo y de lo estresante de su vida y su agenda.

Diana de Gales

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Además de sus entrenamientos regulares, a la princesa le gustaba mucho salir a pasear, correr, era habitual que saliera a primera hora de la mañana a correr por los jardines de Kensington, y también adoraba patinar, jugar al tenis y esquiar.

A lo largo de su vida tuvo que enfrentarse a muchos retos, tanto personales como públicos, pero siempre buscó tener una actitud positiva ante los desafíos. Estaba muy comprometida con las organizaciones benéficas y las causas sociales, por esto y por su empatía hacia los demás, Diana ha sido y será una figura muy querida y recordada durante décadas.

Diana encontraba en la naturaleza una aliada a la hora de cargar pilas. Le gustaba pasar mucho tiempo al aire libre, paseando por el campo o en los parques. Esta conexión con la naturaleza le ayudaba a rebajar sus niveles de estrés y le aportaba mucha paz y serenidad, algo que le hacía mucha falta para sobrellevar las vicisitudes que le tocaron vivir a lo largo de su vida.

Sus problemas con la comida

Lady Di pasó por momentos muy difíciles. Su Su matrimonio con el príncipe Carlos fue tumultuoso, y su divorcio en 1992 afectó profundamente a su vida. Después del divorcio, Diana tuvo que enfrentarse a la soledad y a la presión mediática.

Aunque a lo largo de su vida la princesa de Gales luchó contra la bulimia pero comenzó a adoptar hábitos saludables después de su divorcio superando la bulimia con una alimentación equilibrada. El que fue su cocinero personal, Darren McGrady ha desvelado qué tipo de dieta llevaba Diana.

Evitaba los carbohidratos refinador y las carnes rojas. Le encantaba desayunar un huevo Suzette que según explica el chef es una patata horneada con espinacas y huevo poché con salsa holandesa. Uno de sus platos favoritos eran los pimientos rellenos de calabaza, champiñones, arroz, queso y salsa de tomate. Para cenar patatas hervidas, claras de huevo y pollo. Su postre favorito era el pudding de pan y mantequilla y adoraba los lichis, podía comerse un bol entero de esa fruta exótica.

No era ni mucho menos una dieta estricta, pero sí muy saludable y, junto a su rutina de entrenamiento regular, permitía a la princesa mantenerse en plena forma, cuidar su relación con la comida, y su salud mental, y lucir una figura esbelta.

Diana de Gales

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El cuidado de su piel

Su belleza natural y su elegancia innata hicieron de ella un icono de la moda y un referente de estilo. Sus secretos de belleza eran (y siguen siendo) de los más codiciados. Su rutina de belleza era muy sencilla pero efectiva y con 3 pasos conseguía lucir un cutis de porcelana.

Como sufría rosácea era especialmente cuidadosa con su rutina de skincare para evitar rojeces, malestar, incomodidad o picores. Lo que hacía la princesa era limpiar la piel cada mañana y cada noche, después aplicaba un tónico para cerrar poros, regular el pH y terminar de limpiar la piel acondicionándola como primer paso de hidratación y después se ponía su crema hidratante.

Princesa de Gales

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Era muy meticulosa en la limpieza de la piel para evitar alteraciones y brotes por su rosácea, afección que heredó de ella su hijo Harry. Esta limpieza exhaustiva nocturna eliminaba todo el maquillaje y restos de impurezas impidiendo que los poros se obstruyesen y haciendo que por la mañana tuviera un cutis descansado y radiante.

Lady Di sigue siendo una figura icónica y el miembro de la realeza europea que ha sido más querido y admirado hasta el momento. Todo lo que le rodea sigue, y seguirá siendo, motivo de interés. Una mujer extraordinaria y fascinante que vio truncada su vida a causa de un fatídico accidente de tráfico que la hizo inmortal.