Mariola Orellana

Mujer de Antonio Carmona, ex voz cantante y compositor de los “Ketama”, y menor de la dinastía gitana de los “Habichuela”, esta rubia paya es una mánager de éxito, que empezó su carrera con Antonio y Lola Flores y entre sus clientes se cuentan Rosario Flores, Lolita, Marta Sánchez, Niña Pastori... y desde 2003, su propio marido, Antonio Carmona, aunque inicialmente procuraron no compartir trabajo y vida personal.

Es la octava de diez hermanos, seis de ellos varones, y pertenece a una conocida familia bien sevillana de representantes de famosos músicos. Estudió en las monjas irlandesas y quiso ser médico, aunque su madre la convenció de probar con enfermería ya que dudaba que con su resolución y dotes de mando soportara la jerarquía hospitalaria... Y acertó.

Tras finalizar las prácticas de enfermería y la escuela se fue a Lanzarote con su primer marido, sobrino de César Manrique. Allí montó una guardería de educación especial y tras separarse se instaló en Madrid, donde trabajó en la galería de arte Columela. Después aprendería el oficio de representante con el productor de espectáculos Ángel del Cerro...

Montó la sala Caracol que fue donde la descubrió Lola Flores que le pidió que llevara sus asuntos y los de su hijo Antonio y Mariola aceptó aunque no sabía de flamenco y ni siquiera era aficionada, su experiencia musical se reducía a haber fundado “Besos y rasguños” un grupo punki donde tocaba la guitarra y hacía voces... Por entonces era novia de Antonio Carmona, con el que vivió un amor entre dos comunidades étnicas que no siempre armonizan como tuvo oportunidad de comprobar Mariola desde que le conoció en 1990 y volvió su vida del revés en cuando le dijo de irse a vivir juntos en 1991 a su pisito de 30 metros cuadrados del madrileño Paseo de Extremadura... No era un gitano tradicional, el cantante aseguraba «A mí siempre me han gustado las mujeres con mucha personalidad, fuertes y cañeras, que azuzan al hombre y le ponen las pilas».

Se casaron por lo civil en Gibraltar en 1993, más que nada por los Orellana y por el padre de Mariola, que aunque no había querido saber nada de Antonio, era de mentalidad muy clásica. Tuvieron de testigos a su amiga del alma, Piedi, y a un hermano de Mariola. Nadie de la familia Carmona les acompañó, porque no se trataban con ellos ni aceptaban su unión: “Pasamos muchos años solos, hasta que nuestras hijas fueron grandes”, recordó Mariola más tarde. No conocieron a su hija mayor, Marina (1994) cuando nació.

Cuatro años más tarde tuvieron a Lucía (1998). Años más tarde recordaba Mariola: “Cuando Marina nació, la madre de Antonio no vino a verla. A punto ya de tener a Lucía, casados, empezaron a tratarme. Ahora mi suegra es una de mis mejores amigas, a la que más admiro y una de las mujeres que más me ha enseñado en esta vida”. “Para ella la boda de su hijo con una paya fue el drama de su vida, tanto que ni siquiera se lo contó a su padre”.

Ese gran amor con el cantante vivió tiempos difíciles en febrero de 2011, cuando acabaron separándose de mutuo acuerdo y Mariola puso distancia y se marchó a Miami... Retomaron su relación año y medio después con más fuerza aún y renovaron sus votos matrimoniales con una ceremonia religiosa por el rito sefardi en Jerusalén, mientras estaban de gira en Israel.