Estos rubíes son una de las joyas más legendarias de la Casa Real. O mejor debiéramos decir del joyero de la Reina Sofía. Porque esta es una pieza que no pertenece al famoso lote "de pasar" legado por la reina Victoria Eugenia a sus sucesoras. Entonces, ¿qué tiene de especial?
Es una alhaja privada, cuya dueña exclusiva es la soberana emérita. Y es tan especial para ella que nunca, nunca, se la ha prestado a nadie. Ni siquiera a sus hijas, la Infanta Elena y la Infanta Cristina, y tampoco a su nuera, la Reina Letizia.
La Reina Sofía luciendo el juego de rubíes Niarchos en 2009.
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Al menos su origen está perfectamente documentado. Los rubíes vinieron de Grecia, la patria natal de la Reina Sofía. Formaban parte de los regalos con motivo de la boda de los entonces príncipes Juan Carlos y Sofía, celebrada en Atenas el 14 de mayo de 1962.
Esta joya fue uno de los tres espléndidos obsequios que les hizo a la pareja el armador griego Stavros Niarchos.
El armador griego Stavros Niarchos y su tercera esposa, Eugenia Livanos.
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Este hombre (1909-1996) era uno de los magnates más famosos de la época, coetáneo de Onassis, y tenía una excelente relación con la realeza europea. Por supuesto, no faltó entre los invitados al enlace de Don Juan Carlos y Doña Sofía.
La joya era una pieza a la altura de su generosidad. Todo esto hizo que a partir de ese momento se la conociera como "los rubíes de Niarchos".
El collar Niarchos: 1000 diamantes y 280 rubíes
La pieza original es un largo collar de tres vueltas realizado por la joyería parisina Van Cleef & Arpels. Está compuesto por una sucesión de 37 medallones de rubíes procedentes de Birmania, tallados en forma de cabujón, acompañados de diamantes de talla brillante y baguette, y todo el conjunto montado en oro.
En total, los expertos calculan que para su creación se utilizaron alrededor de 1000 diamantes y 280 rubíes.
Los rubíes, con su color rojo intenso, son símbolo de amor y pasión. También se los conoce como la piedra de la vida, que dan fuerza y energía al corazón.
El collar de Van Cleef&Arpels lucido por Sophia Loren y Audrey Hepburn.
Van Cleef&Arpels.
Era una joya tan singular que en la época fue utilizada en varias sesiones publicitarias por las actrices Sophia Loren y Audrey Hepburn.
Pero volvamos a su propietaria definitiva, la Reina Sofía. Como sabemos, la madre del Rey Felipe es una apasionada de las joyas, tanto de las ‘buenas’ como de la alta bisutería. De hecho, es frecuente verla visitar joyerías en cuanto recala en Mallorca o Atenas, donde suele comprar alhajas tanto para ella como para sus familiares.
Ella misma suele portar una gran cantidad de piezas diversas a la vez, sin importarle generalmente si pegan o no entre ellas, juntando pendientes, collares, cadenitas, pulseras, anillos y broches… Y con una particular afición por los llamados 'ojos de la suerte' griegos.
La Reina Sofía suele mezclar muchos tipos de joyas a la vez.
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Fiel a su espíritu más juguetón en este terreno, la Reina emérita transformó el collar Niarchos más a su gusto, haciéndose un juego de diadema, collar, gargantilla, pulseras e incluso sortijas. Una manera de sacarle más partido obteniendo muchas piezas de una sola, maximizando así su joyero con mucho ingenio.
Por lógica, la Reina Sofía solo ha destinado estos rubíes para las grandes ocasiones. Deben de gustarle mucho, ya que aparte del alto valor económico y de su fastuosa belleza, Doña Sofía ha lucido estas alhajas muchas veces. No hay duda de que se cuentan entre sus joyas favoritas.
Sofía de Grecia, con la Tiara Mellerio y los rubíes Niarchos.
Archivo SEMANA.
Un hecho curioso es que casi todas esas veces las ha combinado con unos pendientes de rubíes y diamantes que pertenecieron a su madre, la reina Federica de Grecia. Dan la sensación de formar parte del mismo juego, aunque en realidad no sea así.
La Reina Sofía y el historial de sus rubíes a lo largo de las décadas
Los rubíes los vimos en la visita oficial de los entonces Príncipes Juan Carlos y Sofía a Estados Unidos en 1971, invitados por el presidente Richard Nixon. Ahí Doña Sofía se puso una única hilera a modo de diadema.
Doña Sofía, con el juego de rubíes en su visita a Estados Unidos en 1971.
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También los eligió para el solemne Te Deum con motivo de su Proclamación junto a Don Juan Carlos como Reina de España, en 1975.
Doña Sofía recién proclamada Reina de España, en 1975.
Archivo SEMANA.
En octubre de 1979, los rubíes volverían a ver la luz durante un Viaje de Estado a Suecia, pero esa vez con dos hileras colocadas a modo de tiara. De igual forma los llevó en una visita oficial a Luxemburgo, en julio de 1980, tras la invitación de los entonces Grandes Duques Juan y Josefina Carlota.
La Reina Sofía, entre el Rey Juan Carlos y Doña Letizia, en la cena previa a su boda, en 2004.
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Una de las puestas más especiales tuvo lugar en la cena previa a la boda de Felipe y Letizia, en el palacio de El Pardo. Aquel lluvioso 21 de mayo de 2004 la Reina Sofía apareció radiante con un vestido dorado y los famosos rubíes.
En 2009 la soberana los sacaría de nuevo para la cena de gala en honor del presidente de Francia Nicolas Sarkozy y su esposa, Carla Bruni, en el Palacio Real de Madrid.
La Reina Sofía y Carla Bruni, en una cena de gala en el Palacio Real en 2009.
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La última vez que el juego de rubíes ha visto la luz fue en Ammán, el 1 de junio de 2023, donde la Reina Sofía acudió a la cena de gala de la boda del príncipe Hussein de Jordania con Rajwa Al Saif. Desde entonces, reposan a buen recaudo en su cofre.
Dicho todo esto, la Reina Sofía no parece dispuesta a dejar sus rubíes a ninguna mujer de la familia Borbón. De momento, claro.
La Reina Sofía, en el banquete de la boda del príncipe Hussein de Jordania, el 1 de junio de 2023.
Royal Hashemite Court.
Un detalle que llama mucho la atención si ponemos el foco en la Reina Letizia, ya que Doña Sofía siempre ha mostrado una gran generosidad para con su nuera desde que esta la sustituyó como titular en el trono.
La Reina Sofía suele prestar sus pendientes a la Reina Letizia
En los últimos años, Doña Sofía le ha prestado a la Reina Letizia un buen número de joyas, sobre todo pendientes. Además de algunos vestidos vintage salidos directamente de su excelso fondo de armario en La Zarzuela.
La Reina Letizia es la consorte actual y puede disponer libremente del tesoro oficial de la Casa Real, pero eso no incluye el joyero privado de su suegra. Y esta todavía no ha dado luz verde al uso de los "rubíes de Niarchos".
Resulta lógico pensar en el componente sentimental de estas joyas: un regalo nupcial que la ha acompañado durante más de seis décadas, con un valor sentimental incalculable.
La Reina Letizia estrenó la Tiara de Lis en el Palacio Real en 2017.
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Otra posibilidad, aunque más remota, es que estos rubíes nunca le hayan cuadrado a Doña Letizia para adaptarlos a sus looks.
La Reina Letizia, con unos impresionantes pendientes de rubíes.
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Y no es que porque a la Reina Letizia le disgusten los rubíes. Es más, en su colección contamos un buen número de estas rojas piedras preciosas. Algunas son piezas importantes, aunque, evidentemente, de menor envergadura que los rubíes de Niarchos.
La Reina Letizia tiene a su disposición todas las tiaras de la Casa Real
Doña Letizia ya ha estrenado todas las tiaras de la Casa Real. Las siete exactamente que se custodian en La Zarzuela: la Tiara de Lis, que es la más emblemática de todas, con el símbolo de los Borbón en el centro; la Tiara Rusa; la Tiara de las Conchas o Mellerio; la Tiara Floral; la Tiara Prusiana o Helénica, que Letizia llevó en su boda, al igual que Doña Sofía; la Tiara Cartier y la Tiara Princesa o Ansorena, que es la más reciente y fue un regalo de Don Felipe a Letizia por su quinto aniversario de boda, en 2009.
La Reina Letizia, con la Tiara Floral, una de sus favoritas, en el Palacio Real en mayo de 2023.
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Así que por ahora estamos a la espera de que en algún momento la Reina Letizia nos pueda sorprender luciendo los rubíes Niarchos, ya sea con alguno de sus collares o a la original manera de diadema.
Sin ir más lejos, recientemente la reina Mary de Dinamarca se atrevía con esta forma más sencilla para una gala, rescatando una pieza del joyero real con diferentes piedras de colores que llevaba 140 años sin lucirse.
Todo dependerá del préstamo por parte de la Reina Sofía, para la que estos rubíes son un significativo testimonio del pasado.
Por descontado, estos rubíes son uno de los aderezos más valiosos del patrimonio personal de Doña Sofía, cuyo destino futuro solo ella puede decidir.
Los rubíes de Niarchos hablan de poder, nunca pasan inadvertidos y jamás pasarán de moda.