El 15 de enero, Iñaki Urdangarin cumple 52 años. Será su segundo cumpleaños dentro de la cárcel. Y, aunque esta fecha tan señalada le pilla entre rejas, habrá muchas diferencias respecto a su anterior aniversario.
Será la segunda vez que cumpla años como encarcelado
Mucho ha cambiado el horizonte en la vida de Iñaki desde que cumpliera 51 años (su primero como reo) en la prisión de Brieva. El 15 de enero de 2019, el exjugador de balonmano se enfrentaba a su primer cumpleaños privado de su libertad, aislado por completo de su mujer, la infanta Cristina y de los cuatro hijos que tienen en común: Juan Pablo, Miguel e Irene. Una circunstancia y un día muy difícil que llegaba 211 días después de haber ingresado en el módulo especial de la prisión de mujeres de Brieva, en Ávila, para cumplir su condena de cinco años y diez meses de cárcel por el Caso Nóos.
Aquel primer cumpleaños encerrado fue, en apariencia, un día normal. Al menos, un día más dentro del presidio. En su módulo de aislamiento, adaptado especialmente para él, sus mejores 'compañeros' de jornada los aparatos con los que practica deporte cada día: una cinta de correr, una bicicleta estática y unas espalderas.
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Un 52 cumpleaños en prisión, pero con salidas dos veces por semana
Sin embargo, en su 52 cumpleaños las cosas pintan bien distintas. Sigue cumpliendo su pena, pero su entorno y los meses venideros se vislumbran notablemente diferentes.
Hace labores de voluntariado en un centro religioso
Desde el pasado septiembre, el exdeportista sale todos los martes y jueves para ejercer labores de voluntariado con discapacitados -durante ocho horas cada día)- en el en el Hogar Don Orione, dependiente de una congregación religiosa, en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón.
Como regalo de cumpleaños, Iñaki ha recibido una excelente noticia. El juez de vigilancia penitenciaria de Castilla y León, Florencio de Marcos, ha ampliado el martes 14 de enero su voluntariado de dos a tres días. El magistrado ha tomado esta decisión tras leer el informe que ha facilitado la educadora del Hogar Don Orione.
Iñaki, mucho más animado
Estar en contacto con personas ajenas al presidio, así como cambiar de aires, ha sentado muy bien a su estado de ánimo.
Cuatro días de permiso para reunirse con su familia
Igual de bien le ha sentado disfrutar de un permiso de cuatro días (el pasado diciembre) para estar junto a su familia en Vitoria.
Días de felicidad junto a los suyos
El permiso, concedido por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 1 de Valladolid (y que previamente le había otorgado la Junta de Tratamiento de la prisión abulense), le permitió olvidarse durante 96 horas de su vida como convicto.
Ve el futuro con más optimismo
Por eso, es probable que el 15 de enero, cuando practique 'running' -como cada mañana- dando vueltas por el patio de 7 x 25 metros de ancho de la cárcel vea el futuro con mejor estado de ánimo. Más optimista, quizás. O, al menos, con más esperanza.
Feliz después de estar con su familia
Porque muy distinto se ve el porvenir cuando se tiene un pie fuera de la cárcel. Qué duda cabe: todo se presenta más alentador después de estar en contacto con los seres queridos.
Atrás quedan sus "largas horas de soledad"
En las últimas semanas, su aislamiento ha dado paso a una nueva etapa en la que ha estado arropado por su gente, y acompañado de las personas con las que trabaja como voluntario en Madrid. A Iñaki los 52 le caen preso, pero al menos se ha liberado ya de algunos de los demonios a los que tuvo que enfrentarse en su etapa inicial en Brieva. A partir de ahora, las "largas horas de soledad" que ha reclamado sufrir empiezan a estar más próximas a su camino a la libertad.