20 años años de casados, 10 en el trono y una auténtica desgracia que ha servido para reencontrarse con el pueblo. Los Reyes Felipe y Letizia cierran un 2024 al que podremos considerar clave en su reinado. De esos que marcan un antes y un después.
Un año en el que las circunstancias les ha llevado de celebrar con el pueblo su décimo aniversario de reinado a echarse al barro (nunca mejor dicho) y plantarle cara con gran acierto a la mayor crisis institucional a la que se han enfrentado en esta década. Salvando las distancias propias de la gravedad de los hechos, la DANA ha sido su particular 23F. Nunca se había recibido a los Reyes lanzándoles barro y otros objetos contundentes que terminaron con varios miembros de su equipo de seguridad heridos. Fue inaudito ver cómo el pueblo de Valencia, cuyo malestar representaba a toda España, recibía a los Reyes y otras autoridades con abucheos, gritos y arrojándoles el mismo lodo por el que lo han perdido todo.
Todos entendimos su indignación, sus protestas, su rabia, su desolación… Todos estábamos detrás de sus lágrimas, aunque no nos pareciera bien la forma de mostrar la exasperación. Pero les entendíamos. Y los primeros que entendieron a un pueblo que se sentía abandonado fueron los Reyes.
Su equipo de seguridad les dijo que había que abandonar la zona, que corría peligro su integridad. Les cogieron para llevárselos, pero ellos dijeron que no. Entendieron desde el primer lanzamiento lo que allí estaba ocurriendo y decidieron dar la cara y comerse el marrón. Don Felipe supo que tenía que escuchar a ese pueblo, su pueblo. Igual que Doña Letizia, cuya cara estaba manchada de un pegote de barro que le impactó en el rostro. No era fácil, pero consiguieron que la gente se calmara.
¿Y cómo? Escuchándolos, mostrando interés por ellos, por sus problemas, por su ruina… Oyendo con suma atención cómo las personas les contaban auténticos dramas personales. Sufriendo con ellos. Hasta el punto de ver a la Reina Letizia con lágrimas en los ojos. Lágrimas de impotencia por lo que acababa de ocurrir y de dolor por lo que esa gente había pasado y estaba pasando.
Los Reyes se bajaron de su trono para abrazar a hombres, mujeres y niños que lo habían perdido todo, incluso seres queridos. Ese día, 3 de noviembre de 2024, ha supuesto un punto de inflexión en el reinado de Felipe VI y Letizia. La DANA (o mejor dicho, la reacción que ellos han tenido con esta tragedia) ha servido para que el pueblo se reencuentre con los Reyes.
La gente ha reconocido en estas visitas a Valencia a los Reyes que queremos tener. A unos monarcas esquivando el protocolo y las exigencias de un guion que no siempre les marca el mejor camino para ellos. Sí, como decía al principio, esto ha sido su particular 23F. En las últimas dos décadas se ha ido generando una brecha en la relación del pueblo con la Familia Real. El caso Nóos con Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina, pero, sobre todo, los escándalos del Rey Juan Carlos con esos negocios opacos y sus relaciones extramaritales distanciaron mucho a un pueblo algo desencantado con la Corona. Pero la actitud y el compromiso que han mostrado Felipe y Letizia con la mayor tragedia natural de la historia de España y el mayor drama humano desde el 11M, nos ha hecho volver a creer en ellos.
Han recuperado la admiración de un pueblo que les echaba de menos. Pero su compromiso con los afectados por la DANA no ha sido el único gesto que ha marcado este 2024. Antes de que el agua y el lodo arrasara la vida de más de 75.000 afectados y terminara con 227 de ellas, ya se vislumbraba un cambio de actitud de los Reyes. Este año se les ha visto más cercanos, más comunicativos, más ellos...
Y una prueba de esto es la fotografía encargada por el Banco de España para exaltar sus 10 años de reinado. Una instantánea para la historia que simboliza esa ruptura con lo anterior. Hasta ahora estos retratos habían sido pinturas, nunca fotografías.
"En este 2024 los Reyes han sabido interpretar el momento y lo más importante: estar más presentes"
Por ello, esta imagen encargada a la prestigiosa fotógrafa Annie Leibovitz, reconocida como la mejor retratista de la actualidad, simboliza ese cambio y deja entrever el giro de timón que se ha hecho en Casa Real y en la gestión de la imagen de los Reyes. Una imagen espectacular donde salen perfectamente representados: el Rey en una actitud regia, de jefe de Estado; y ella, más Letizia que nunca, con una mezcla de reina, transmitiendo poder, con el glamour de una estrella internacional.
En este 2024 los Reyes han sabido interpretar el momento actual y han sido conscientes del cambio generacional y cultural y de la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos. Y tal vez lo más importante: estar más presentes y mostrarse con personalidad propia.