Iñaki Urdangarin poco a poco va perfilando la que será su nueva vida y además del cambio a nivel sentimental que ha experimentado en las últimas semanas tras su separación matrimonial, también está feliz porque deja atrás su pasado en la cárcel y se convierte de nuevo en un hombre libre. Al menos sí a nivel judicial y es que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Bilbao le ha concedido la libertad condicional, con lo que se suspende su condena de prisión de 5 años y 10 meses que le sentenciaron tras ver su grado de responsabilidad en el ‘caso Nóos’, por el que se le adjudicaron numerosos delitos como malversación, prevaricación, fraude a la Administración Pública y dos delitos fiscales y tráfico de influencias.
Pero esto ya forma parte de su pasado y el exmarido de la infanta Cristina ya piensa en el futuro, mientras arregla en parte su controvertido presente, al menos sí en el terreno sentimental. A partir de ahora, Iñaki Urdangarin podrá circular sin problemas dentro de nuestras fronteras sin problema alguno, pero también más allá del territorio español. Algo que, al parecer, había hecho con anterioridad sin mayores problemas, como así se desprende de las imágenes de la polémica, aquellas en las que aparecía en la localidad costera francesa de Bidart de la mano de otra mujer, que después fue identificada como Ainhoa Armentia, compañera de trabajo y ahora también su nueva novia.
Aunque Iñaki Urdangarin ya se encontraba en una situación de semilibertad, sí que debía informar de cada uno de sus movimientos a la prisión de Zaballa, Álava. Pero a partir de este miércoles 2 de marzo esta comunicación no es obligatoria, al concedérsele la libertad condicional tras haber cumplido ya con dos terceras partes de la condena de prisión de casi seis años. Una condición como presidiario que comenzó el pasado 18 de junio de 2018 en la cárcel de mujeres de Brieva y que dejó atrás cuando se instaló en Vitoria para estar más cerca de su familia y para formar parte de un bufete de abogados que había solicitado sus servicios. Un espacio de trabajo en el que trataba de olvidar su vida entre rejas, pero que finalmente se ha traducido también con el fin de su matrimonio, al ser el lugar en el que ha encontrado un nuevo amor, Ainhoa Armentia, mujer con la que cada vez se deja ver más y en actitud cariñosa, mientras que su mujer, la infanta Cristina, trata de recomponer su propia vida en Ginebra.La libertad condicional a la que ha accedido Iñaki Urdangarin ha sido solicitada por parte de la Junta de Tratamiento, pasando esta posibilidad por manos de la magistrada Ruth Alonso, responsable de la Vigilancia Penitenciaria. En la decisión de convertir al yerno del Rey Juan Carlos un hombre de nuevo libre ha pesado mucho su buen comportamiento durante su etapa en prisión, aunque lo cierto es que poco contacto tenía con el resto de reos, dado que estaba en una cárcel exclusivo para mujeres y se limitaba su contacto. Poco ha pesado la gravedad y el alcance económico de sus delitos, los cuales han sido ya saldados con la justicia al cumplir dos terceras partes de su condena. También ha pesado en esta decisión su labor al servicio del bufete de abogados Imaz & Asociados de Vitoria y su implicación en el programa para presos denominado Pideco.
Desde el pasado mes de junio, Iñaki Urdangarin disfrutaba de una situación de tercer grado, lo que le acercaba más a una condición de semilibertad. Podía dormir fuera de la cárcel, pero para ello debía justificar su domicilio en una urbanización familiar y someterse al control telefónico para cerciorarse de que se encontraba donde decía estar. Pese a ello, sí que pudo viajar a Francia, concretamente en Bidart, donde fue pillado de la mano de Ainhoa Armentia. Un viaje que levantó suspicacias por si había informado o no de su desplazamiento.