La Reina Letizia ha demostrado durante su última cita en el Palacio de la Zarzuela su pasión hacia los animales. Sin dudarlo ni un momento, se ha agachado para acariciar al perro guía que acompañaba a su dueño, miembro de la Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas de España. Tras hacerle varios mimos, que, por cierto, han conquistado al can, SEMANA habla de la pasión que la familia real española siempre ha tenido hacia las mascotas reales. Comencemos por ejemplo por los Reyes Felipe y Letizia, quienes tienen a Jan, un labrador negro al que vimos, por primera vez, en el año 2023. 

La despedida de la Infanta Sofía antes de comenzar su aventura en Gales dejó ver a este miembro de la familia, a quien los Reyes y sus hijas están muy unidos. Justo antes de subirse al coche dijo adiós a su mascota, un can que también tiene un enorme cariño hacia sus amos. Pero, ¿desde cuándo viene esta pasión de la Familia Real Española por los perros?

La Familia Real y su pasión por los perros: las fotos de las mascotas 'reales'
(Casa de S.M. el Rey).

Es imposible dar una fecha, pero buceando en la Red encontramos muchas imágenes de la Reina Sofía, una fiel amante de los animales y quien siempre ha incluido en su núcleo a diferentes perros, razas y tamaños. De hecho, existe una imagen de ella con un perro en su bolso, lo que deja ver que no renunciaba casi nunca a su compañía, dando igual cuál fuera su destino.

Debido a su papel, no pueden confiar en todo el mundo. Deben tener cuidado, sin embargo, hay alguien con el que saben que sus secretos siempre estarán a salvo: sus mascotas. La Infanta Cristina ha tenido a su lado a Bruja, un golden retriever que alguna ocasión se ha colado en imágenes de la prensa y que vivió junto a ellos durante varios años en Ginebra. Esta raza y la del pastor alemán son las favoritas del Rey Juan Carlos, perros que hemos podido ver en diferentes momentos en el Palacio de la Zarzuela y que incluso se presentaban a concursos.

La Infanta Cristina junto a sus hijos y su mascota

Gtres

Fue años después cuando tuvo un criadero, el cual le llevó a tener muchos cachorros que regaló, por ejemplo, al embajador de Naciones Unidas, Inocencio Arias o a la madre de Jaime de Marichalar. 

Los reyes y su afición por las mascotas
(Foto: Gtres)

La intensa agenda de trabajo de los Reyes, Felipe y Letizia, ha provocado que no siempre tengan perro. Fue la Princesa de Asturias quien recibió en su Primera Comunión en el año 2015 un regalo profundamente deseado: un labrador marrón al que llamó Sara. Tanto ella como su hermana han sido compañeras de esta mascota que sigue sus pasos y que disfruta de los jardines de Zarzuela, una grandísima zona en la que correr, jugar y saltar junto a sus dueñas reales.

No obstante, ese perro no se quedó solo, sino que le dieron un "hermanito". Hablamos de Jan, otro labrador, pero esta vez de color negro y quien hace dos años se convirtió en protagonista en varios medios de comunicación. 

Años atrás, cuando Felipe y Letizia todavía eran príncipes de Asturias, recibieron en Ibiza un regalo muy especial. En concreto, un cachorro de podenco ibicenco llamado Valent, al que la Reina Letizia acarició mientras estaba embarazada de la Princesa Leonor. No obstante, no se supo cuál fue su paradero y si voló con ellos de vuelta a Madrid. 

La Reina Letizia y Felipe cuando todavía eran príncipes

(Foto: Gtres)

Gtres

Para algunos expertos llama la atención que Sus Majestades no hayan posado con sus mascotas reales en ningún retrato. Tampoco en ninguna felicitación de Navidad o imagen de Marivent, a diferencia de los ahora eméritos. Esta tradición es muy distinta a la seguida, por ejemplo, por la Reina Isabel, a quien siempre pudimos ver acompañada de sus perros corgi, una relación apasionada que mantuvo hasta el final de sus días. 

Jamás dejó de acoger cachorros, mucho menos desde que su marido Felipe de Edimburgo falleciera. Todo comenzó cuando ella cumplió 18 años, siendo Susan su primera cachorra de corgi y la que, además, le acompañó en su luna de miel, escondida en las mantas de su carruaje. 

Justo tras su partida muchos se preguntaron qué iba a suceder con sus mascotas, sin embargo, pronto se salió de dudas. Se encargaron los duques de York, es decir, el príncipe Andrés y Sarah Ferguson, dejando ver que este amor por los animales lo había hecho extensivo al resto de su familia.