Toda España está ya inmersa en la Semana Santa. De pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad se vive esta semana para algunos de devoción y para otros de vacaciones sin más. Mientras algunos dan rienda suelta a su espiritualidad, otros aprovechan para viajar a otras latitudes aprovechando los días festivos más allá de todo aspecto religioso. Nuestra Casa Real ha tenido distintas tradiciones en torno a estas fechas que han ido cambiando con los años.

Desde la supuesta profunda religiosidad de Alfonso XIII y su esposa saliendo en distintas procesiones de hermandades de las que el monarca era patrono (aunque el resto del año llevase una vida de moral bastante laxa) a la tradicional asistencia de los Reyes a la misa de Pascua en la Catedral de Palma. Esta última tradición se mantuvo durante muchos años y sobrevivió al reinado de Juan Carlos I, su hijo Felipe VI la mantuvo en la agenda hasta el sonado incidente entre la Reina Sofía y la Reina Letizia.

Ahora en Semana Santa nuestros monarcas no tienen una cita predilecta o un asunto ineludible al que asistir. La Emérita es la miembro de la Casa Real que más suele dejarse ver en estas fechas y de hecho ya se ha conocido que asistirá de forma privada a ‘La Madrugá’ sevillana. Ahora, con la ayuda de nuestra experta en protocolo y Casa Real, Diana Rubio, desgranamos cómo es y cómo debería ser la relación entre la Familia Real y la Iglesia.

La Reina Emérita, Doña Sofía, en compañía de su hermana la Princesa Irene de Grecia viendo procesionar al Cristo de Mena en Málaga el pasado año.

La Reina Emérita, Doña Sofía, en compañía de su hermana la Princesa Irene de Grecia viendo procesionar al Cristo de Mena en Málaga el pasado año.

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Iglesia y Casa Real, una relación histórica marcada por el protocolo

La relación entre la Casa Real española y la Iglesia Católica es histórica y simbólicamente muy estrecha”, comienza nuestra experta para luego desarrollar que: “España fue, durante siglos, un país confesional católico, y la Monarquía ha sido tradicionalmente "católica por definición". Aunque hoy el Estado español es aconfesional según la Constitución de 1978 (artículo 16)”. Y es que en la actualidad “la Corona sigue manteniendo una relación institucional y ceremonial destacada con la Iglesia, que se refleja en la participación en actos religiosos de relevancia nacional”.

Los Reyes Felipe y Letizia en un funeral oficial. El Rey se persigna, la Reina declina esa parte de la liturgia.

Los Reyes Felipe y Letizia en un funeral oficial. El Rey se persigna, la Reina declina esa parte de la liturgia.

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Este lazo está enmarcado en el marco protocolario que tutela todas las relaciones de la Familia Real.“El protocolo regula tanto la presencia como la forma en que los miembros de la Familia Real participan en actos religiosos. La Corona debe guardar una neutralidad institucional, pero como Jefatura del Estado, su relación con la Iglesia está regulada por un protocolo muy preciso”. Según nos detalla Diana Rubio, ese protocolo marca “desde el lugar que ocupan en las ceremonias litúrgicas hasta los gestos, atuendos y tratamientos. Por ejemplo, la asistencia del Rey a un funeral de Estado o a una ceremonia religiosa de interés nacional no implica una adhesión personal, sino el cumplimiento de un rol institucional”.

Para nuestra experta,La clave de esta relación Iglesia-Casa Real está en el matiz. Y ese matiz es “mantener una relación institucional y no confesional”. Ya que “la Monarquía, como institución del Estado, debe respetar la aconfesionalidad consagrada en la Constitución, pero también tiene el deber de representar a todos los sectores de la sociedad, incluida la comunidad católica, mayoritaria en España”. Por ello, Casa Real “debe mantener vínculos institucionales con la Iglesia es respeto a la tradición y a las sensibilidades sociales. Tampoco podemos olvidar el aspecto cultural que la religión católica tiene en nuestro país, que es otra cuestión que no podemos obviar”.

Por qué ya no van a la Misa de Pascua en Palma y por qué la Reina no se persigna

Según Diana Rubio, “nuestra Casa Real ha estado tradicionalmente vinculada a diversas hermandades, sobre todo en Andalucía”. Y es que “Reyes como Juan Carlos I han ostentado cargos honoríficos en algunas cofradías, y algunos miembros de la Familia Real han sido Hermanos Mayores Honorarios de diferentes hermandades”. La naturaleza de estas vinculaciones es, según Rubio, “una forma de reforzar el papel simbólico de la Monarquía como garante de las tradiciones populares y religiosas del país”. Durante muchos años fue muy común ver a los Reyes en Palma asistiendo al servicio religioso del Lunes de Pascua. Ahora esa tradición queda ya lejana. “Desde el punto de vista del protocolo, la ausencia de los Reyes en la Misa de Pascua en Palma tras el incidente entre la Reina Letizia y la Reina Sofía supone una modificación significativa en la liturgia de la imagen pública de la institución”.

La Familia Real en la Misa de Pascua del año 2019 en Palma.

La Familia Real en la Misa de Pascua del año 2019 en Palma.

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Y es que, según la experta en protocolo, “esta misa, aunque no forma parte de los actos oficiales del Estado, había adquirido con los años un valor simbólico potente: mostraba cercanía, tradición y una imagen de familia cohesionada en un contexto de religiosidad popular. Al dejar de asistir, se rompe una costumbre que había sido asumida por la opinión pública como parte del “calendario emocional” de la Monarquía”. Eso sí, Diana Rubio deja claro que “desde el punto de vista del protocolo, no se trata de una infracción formal, pero sí de una pérdida de oportunidad en términos de comunicación simbólica”. La relación de la Monarquía y la Iglesia es diferente en cada país, “en Reino Unido la monarquía es cabeza de la Iglesia Anglicana, lo que implica una relación inseparable que se pudo ver en la coronación del rey Carlos III”.

Mientras que “en otras monarquías como la belga o la holandesa, la relación es más laxa, adaptada a la diversidad religiosa de sus sociedades, aunque se mantiene el protocolo tradicional en eventos clave como funerales de Estado o bodas reales”. En España, dentro de la moderación que presentan con los asuntos religiosos nuestros Reyes, siempre se pone el foco sobre la Reina Letizia y su segundo plano en los actos litúrgicos a los que asiste. “La Reina Letizia no ha manifestado públicamente ser creyente practicante, y su actitud en actos religiosos —como no santiguarse o no comulgar— ha sido interpretada como un ejercicio de coherencia personal”. Nuestra experta zanja la polémica con claridad “si bien esta decisión de la Reina ha generado debate público, desde el protocolo se respeta la neutralidad personal del individuo y es más que adecuada su postura”.