La semana pasada Leonor comenzaba su segundo año de formación castrense con su llegada a la Escuela Naval Militar de Marín (en Pontevedra) donde estará hasta diciembre para luego embarcarse en el Juan Sebastián Elcano en su vuelta al mundo. Leonor, que ya viene de un año en la Academia Militar General de Zaragoza, continúa de este modo con la hoja de ruta de su formación como Princesa de Asturias con un ojo puesto en su futura tarea de Reina de España.
Con la ayuda de expertos en comunicación no verbal, en expresión corporal y en protocolo nos hemos propuesto poder evaluar el impacto que ha tenido en la Princesa de Asturias este primer año de formación militar en los ejércitos de tierra y mar. Javier Torregrosa, experto en comunicación no verbal científica, una estudiosa de la expresión corporal y Diana Rubio, Doctora en Comunicación y experta en Protocolo tienen un dictamen claro sobre cómo ha cambiado el desempeño de Leonor en actos oficiales desde que arrancó su formación castrense. Vamos a descubrirlo.
Material de análisis
Para llevar a cabo la realización de este pequeño estudio hemos entregado a nuestros expertos material de la princesa Leonor relacionado con su campo de estudio. En el caso de nuestras expertas en expresión corporal y protocolo hemos entregado videos del acto de entrega de la distinción de Pueblo Ejemplar del año pasado y un video de la primera visita oficial de Leonor a Portugal el pasado mes de julio. Un v��deo es anterior a comenzar su formación castrense y el otro posterior.
En el caso de nuestro experto en comunicación no verbal y con el fin de poder evaluar si en su desarrollo óseo craneal se evalúan diferencias concluyentes como fruto de su última etapa de formación, hemos entregado treinta fotografías de frente y de perfil de la Princesa de Asturias.
Inevitablemente las cosas que vivimos nos impactan en nuestro carácter y la formación que llevamos a cabo en los años en los que estamos creando a los individuos en los que nos convertiremos influye de forma directa en el futuro. Leonor recibe la formación más adecuada para el papel que desempeñará en un futuro, pero ¿ha tenido un impacto ya en su forma de desenvolverse en publico este primer año de formación militar? Nuestros tres expertos lo tienen claro: sí, hay un cambio evidente en Leonor en el que se le nota la formación castrense. Vamos a desarrollarlo.
Disciplina, rectitud y más control de las situaciones
Nuestra experta en protocolo es la primera que ve una clara influencia “se la ve mucho más madura y formal que en los anteriores. Es cierto que ahora ella da la mano antes, ya no espera que los invitados le lancen la mano. Sabe cuál es su lugar protocolario junto a sus padres y de la misma manera, todo lo que tiene que ver con la etiqueta en la vestimenta lo lleva muy bien gracias a esa disciplina militar adquirida en este último año”.
En esa misma línea, nuestra analista de expresión corporal sentencia “cuida más la postura al firmar, está más erguida también y no tan doblada sobre el papel”. Sin duda Leonor ha evolucionado y lo ha hecho después de su primer año en la Academia Militar de Zaragoza.
Los gestos que hacemos de forma instintiva sin darnos cuenta también dan información sobre cómo somos o cómo hemos evolucionado. Los de Leonor son muy elocuentes para los ojos expertos de nuestra analista de expresión corporal y así lo confirma con su análisis “da apariencia de más seguridad, con movimientos más contenidos. Sobre todo, la veo caminar más derecha y más contenida en los gestos. Nada más verla parece que estás viendo marchar a una militar, la mano castrense es evidente”.
Además, la forma en la que las manos de la Princesa de Asturias hablan también ha cambiado: “en general cuando se ha agrandado, hace gestos más abiertos en los que ocupa más espacio, nos habla de una mayor seguridad a la hora de gesticular”.
La importancia de las jerarquías, que tanto machacan en la formación militar, resulta muy útil en el desempeño del día a día de la Princesa Leonor. Analizando las imágenes de su primera visita oficial, Diana Rubio, experta en protocolo, enseguida detecta como ha perfeccionado cosas con las que antes tenía algún despiste. “Ahora Leonor tiene un conocimiento del lugar que le corresponde en cuanto a la situación, al lado del presidente del país que visita. Siempre con una sonrisa. En alguna ocasión anterior habíamos podido ver cómo dudaba sobre qué lugar debía ocupar, una vez más su formación sale a relucir”.
En esta misma línea, Rubio concluye “a la hora de poner las condecoraciones se ve perfectamente la formalidad en sus gestos. Se ve cómo mira al presidente mientras coloca la medalla, se nota la disciplina militar en sus gestos y en la amabilidad en cuanto al comportamiento”.
La morfología de Leonor también ha cambiado
Javier Torregrosa de ‘Noverbal’, experto en comunicación no verbal y científica, ha analizado hasta una treintena de fotografías de la Princesa Leonor de antes y después de comenzar su formación castrense y las conclusiones son claras: hay variaciones sustanciales en se morfología que pueden estar directamente conectadas con sus emociones. “En general, se aprecian importantes cambios en su mandíbula, que es la parte del rostro conexionada directamente con el tronco encefálico, es la parte del cerebro de nos ayuda a la sobrevivir y nos dota de la resistencia necesaria para ello, proporcionándonos seguridad y fuerza tanto mental como física”.
Desarrollando más esta idea, Javier indica que “Este crecimiento a su vez, es indicativo de que otras zonas, las cuales eran prioritarias anteriormente, como la emocional muy relevante en su niñez, ya no destacan tanto, dando lugar en la actualidad a una personalidad más compensada y equilibrada”. Además, nuestro experto también aprecia “pequeños cambios en la estructura que conexiona con la capacidad espacial, siendo esta en la actualidad más potente, también ha evolucionado en pro del nivel de actividad, toda la parte cognitiva”.
Llama especialmente la atención lo que podríamos llamar un cambio de “madurez” que indica que, en cierto modo, Leonor ha aprendido a protegerse en el último año “se aprecia cierta contención en la recogida de información emocional, la nariz más cerrada y átona, actúa como resguardo emocional”.