Pablo Motos y sus hormigas reciben hoy la visita de José Sacristán (86 años) en ‘El Hormiguero’, donde el actor hablará de la nueva obra de teatro que protagoniza junto a Ana Marzoa, ‘La colección’, cuya puesta en escena podremos disfrutar a partir del 14 de marzo en el Teatro de la Abadía, y que cuenta las vicisitudes de un matrimonio de ancianos, que busca un heredero para la colección que han reunido a lo largo de sus años.
La dilatada carrera del actor es ejemplar: pocos artistas resisten tan bien al tiempo y sus cambios. Si bien es cierto que su trabajo es reconocido y popular y lo ha hecho merecedor de muchos y muy merecidos premios —incluido el Goya por su actuación en ‘El muerto y ser feliz’ (2012) o el Goya Honorífico en 2022—, Sacristán siempre ha sido de lo más discreto en lo que a su vida privada se refiere. Sin embargo, sus romances no han permanecido del todo ajenos al foco mediático. O, al menos, tanto como a él le hubiera gustado.
La vida amorosa de José Sacristán: tres matrimonios y su romance más mediático con Mila Ximenez
Sacristán se casó por primera vez con su amor de adolescencia, la también actriz Isabel Medel y madre de sus dos hijos: José Antonio (1961), e Isabel (1962), aunque su matrimonio no llegó a buen puerto. Tras la separación volvió a enamorarse, esta vez de la actriz francesa Liliane Méric, a quien conoció en 1976 durante el rodaje de 'Lo verde empieza en los Pirineos'. Se casaron y tuvieron una hija, Arnelle, pero tampoco fue con ella que encontró el amor definitivo.
Un nuevo divorció volvió a poner al actor en el mercado, y fue entonces cuando la periodista Mila Ximénez se cruzó en su vida. Ella acababa de terminar su relación con el tenista Manolo Santana y pese al revuelo que causó este romance, fue tan breve como pasajero. “Me atrapaba su mirada y cómo fruncía el ceño cuando le hacía sentir incómodo”, dijo una vez la andaluza cuando le preguntaron por este affaire. La periodista admitía que el sentido del humor del actor era bastante único y difícil de hallar, destacando su gran inteligencia y recordándolo siempre con gran afecto. Pese a las bonitas palabras de Mila, Sacristán jamás se ha pronunciado al respecto, dando a entender que esta fue una relación, cuanto menos, desigual en afectos.
Durante esa época, a Sacristán se le relacionó con mujeres de la talla de la actriz argentina Leonor Benedetto, Laura del Sol, o Mónica Randall; pero no fue sino hasta 1995 que conoció al amor de su vida, Amparo Pascual, con quien se casó en 2008 en la Embajada Española de Buenos Aires, y comparte su pasión por la cultura y las artes.
Por su parte, Mila tuvo una larga vida sentimental del todo conocida, en la que figuran nombres como Julián Lago, Pepe Sancho, Antonio Arribas, o el abogado Emilio Rodríguez Menéndez, algo que ella siempre negó.
La larga trayectoria de un actor que no descansa: sus primeros pasos en el cine de transición
A sus 86 años, José Sacristán no tiene previsto bajarse de los escenarios, y muestra de ello son los 60 años que lleva interpretando personajes tan dispares como aquel jovencísimo Jorge de ‘Las largas vacaciones del 36’ junto a Concha Velasco, o Damián en la controvertida ‘Magical girl’, dirigida por Carlos Vermut. Sin duda, ha sido uno de los personajes más representativos del cine de la transición, con títulos ya históricos como 'Asignatura pendiente', ‘Solos en la madrugada’ o 'El diputado', donde se atrevió a trasgredir y a alzar la voz en una época convulsa.
Pasión por jugar a interpretar tras arrasar con ‘Señora de rojo sobre fondo gris’
Este lunes José Sacristán contará los pormenores de esta nueva puesta en escena, tras haber arrasado hace apenas interpretando la obra de Miguel Delibes 'Señora de rojo sobre fondo gris’, una de sus favoritas. El actor, quien se niega a jubilarse, afirma que para él subirse al escenario es jugar a ser otro, algo que le llena de vida.
“Yo le quitaba unas cuantas plumas a las gallinas, me las ponía en la cabeza, y me plantaba desafiante ante mi abuela. ‘Virgen santa, un indio’, decía ella. ‘Se lo ha creído’, pensaba yo. Cuando recibí la noticia de este premio, pensé lo mismo: ‘Se lo han creído’. Se han creído que era el estudiante, el pregonero, el de los globos, el recluta, el emigrante, el abogado, el médico, el asesino. Vaya suerte, más de 60 años sin dejar de jugar”, dijo al recibir el Premio Nacional de Cinematografía 2021 durante la 69ª edición del Festival de San Sebastián por su magnífica trayectoria profesional.
Nacido en Chinchón en plena Guerra Civil, Sacristán tuvo una dura infancia marcada por el hambre de la posguerra y la ausencia de un padre encarcelado. Trabajaba como tornero fresador cuando, gracias a un primo, descubrió el cine y lo convirtió en su refugio y su distracción mientras hacía sus labores como mecánico. Fue al volver de realizar el servicio militar en Melilla, que decidió probar suerte en la interpretación y consiguió pequeños papeles que apenas cubrían sus gastos, lo que lo obligó a trabajar combinarla vendiendo libros para el Círculo de Lectores. En 1965 llegó su debut con ‘La familia y uno más’, y el resto es historia.
La extraña enfermedad que padece José Sacristán
Hace algunos años, José Sacristán confesó que le había diagnosticado labilidad emocional, un trastorno que consiste en súbitos cambios de humor, frente al estímulo que los provoca. El también conocido como síndrome pseudo bulbar, provoca ataques de risa o llantos repentinos y muy exagerados en quien lo padece: "Me desmayé viendo Las mil y una noches. Cuando torturaban a Turhan Bey, en una rueda le daban, ahí me quedé tieso", le explicó a Carlos del Amor durante una entrevista.
Pese a que no hay cura para la labilidad emocional, es posible controlarla y reducir sus brotes a través de fármacos como antidepresivos tricíclicos o los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, aunque en pequeñas dosis, lo cual permite que los ataques sean menos intensos y frecuentes.
Hoy el actor se declara satisfecho y feliz con su vida y con su trayectoria, pese a los errores, y ha encontrado la calma rodeado de sus hijos, sus nietos y Amparo, aunque siempre con un pie en los escenarios o al frente de una cámara. Con ganas de escuchar lo que tiene que contarnos en ‘El Hormiguero’ y de seguir disfrutando de su interpretación.