Hace unos días, Violeta Mangriñán compartía una feliz noticia: se había comprado una casa en Madrid. Se mostraba feliz y orgullosa. Sin embargo, se convertía en el blanco de las críticas por su adquisición. Harta de esto, la influencer se ha defendido de todos los comentarios y ha hablado alto y claro sobre sus ingresos y patrimonio. También del de su pareja, Fabio Colloricchio.
Cinco años después de pasar por 'Supervivientes' y labrarse un futuro en el mundo de las redes sociales, Violeta Mangriñán puede presumir de haber hecho una gran fortuna. Tanto es así que se ha podido permitir pagar tanto su casa de Valencia, que costó más de 800.000 euros, como la que acaba de adquirir en Madrid. "Son solo mías", recalca.
De hecho, reconoce que no entiende que la gente se extrañe de que haya podido comprar las dos viviendas. "Seguramente si fuesen de Fabio o la hubiese comprado solo él no sorprendería tanto", admite. Por si fuera poco, la influencer hace hincapié en que ella y su pareja tienen economías separadas desde que empezaron su relación. Es más, tiene claro que seguirán así también si algún día toman la decisión de pasar por el altar.
Es más, también revela que Fabio tiene también dos pisos en Argentina que pretende ponerlos a la venta cuando sea el momento. "Invertirá aquí en España", desvela. También recalca que si él compra alguna vivienda en España, será ella quien se vaya a vivir a su casa.
Además de sus dos casas, Violeta Mangriñán también es propietaria de Maison Matcha, un negocio de té Matcha situado en pleno centro de Madrid. "En patrimonio tengo más de un millón de euros, en el banco no", le llegó a revelar la joven a David Broncano después de responder a cuánto dinero tenía en el banco en 'La Resistencia'. "Tengo casi más dinero que personas ven mis historias", recalcaba en el espacio de David Broncano. También es propietaria de un coche de lujo.
Por su parte, además de sus casas en Argentina, en el patrimonio de Fabio Colloricchio se incluye todo lo que ha podido facturar con su música y colaboraciones en redes sociales.
Violeta Mangriñan, cansada de los alquileres abusivos de Madrid
Violeta Mangriñán tomaba la decisión de invertir en una vivienda en Madrid porque reconocía estar harta de "pagar alquileres abusivos". "Para pagarle la hipoteca a otro, teniendo la posibilidad, prefiero pagar la mía", sentenciaba a través de las redes sociales. También explicaba que iba a pagar prácticamente lo mismo por la hipoteca de su casa independiente con jardín y piscina, que por el piso en el que se encontraban de alquiler.
La vivienda que acaba de adquirir tiene 380 metros cuadrados construidos y 1000 de parcela. Es de obra nueva y está bastante avanzadas. Eso sí, hay algunos rincones que no le convencen, aunque se tiene que conformar con ello. "El tema de las escaleras teniendo niñas es un fastidio. La casa tiene tres plantas, pero la de abajo de ellas apenas la usarán y pondremos vallas protectoras", explica la joven influencer.
Hay que recordar que Violeta Mangriñan pagaba 3.000 euros de alquiler por el ático dúplex en el que vivía en Majadahonda. "Estoy muy feliz, orgullosa y agradecida. Dejar de pagar alquiler y ser por fin propietaria es un sueño que no puede describirse en un copy", insistía al anunciar que había adquirido una vivienda.
Violeta Mangriñán dijo adiós a Valencia un año después de su mudanza
Violeta Mangriñán se compró una primera casa en Valencia, cerca de su localidad natal, aunque apenas vivió en ella. Tan solo estuvieron en ella unos meses debido a que la joven se dio cuenta de que no le compensaba estar desplazándose continuamente a Madrid por razones laborales.
En un primer momento, la puso en alquiler. De hecho, un conocido futbolista del conjunto valenciano vivió en ella. Sin embargo, se arrepentía de la decisión y dejaba de ponerla en alquiler para poder disfrutarla ella con su familia. También se le pasó por la cabeza venderla, pero finalmente no llegó a hacerlo.
La casa de Valencia se construyó desde cero en un terreno que se compró hace un tiempo. Está construida totalmente a su gusto, así como la decoración. Destaca la cocina que está abierta al salón comedor, pero una puerta corredera acristalada delimita el espacio. Todas las estancias son muy luminosas gracias a los grandes ventanales. La decoración es minimalista y predominan los muebles blancos, combinados con otros elementos beiges o marrones.