Tamara Falcó está en plena cuenta atrás. La hija de Isabel Preysler ha encontrado un hueco en su apretada agenda para viajar a Bilbao y empezar con el diseño de su vestido de novia junto a 'Sophie et Voilà'. Lo ha hecho acompañada no solo de su novio, Íñigo Onieva, sino que también se llevó a su suegra, Carolina Molas. Nada más aterrizar en el norte, la colaboradora de 'El Hormiguero' se desplazó al taller y estuvo viendo diferentes propuestas de vestidos de novia. Le quedan algo más de cuatro meses para su boda y toca darse prisa para tenerlo todo listo para el gran día.
La sede de la firma que se va a encargar de vestirla el día de su boda está en Bilbao, por lo que no será la última vez que la veremos por allí. Todavía quedan unos meses para el gran día y tendrá que ir a diferentes pruebas hasta conseguir el vestido ideal. En sus redes sociales, la colaboradora de 'El Hormiguero' ha mostrado algunos de los diseños que le gustan, lo que nos ha permitido ver los detalles que le podrían encajar para su diseño.
La hija de Isabel Preysler visita el taller de 'Sophie et Voilà'
Este viaje llega apenas unos días después de que Tamara Falcó e Íñigo Onieva se dejaran ver juntos durante un evento público. Tras su reconciliación, era la primera reaparición que hacían juntos y de la mano. No dudaron en posar sonrientes, dejando claro que están deseando sellar su amor el próximo 8 de julio en la capilla de la finca El Rincón, que pertenece a la marquesa de Griñón.Ha sido un día de muchas emociones, así que no había nada como celebrar que había ido todo bien con una buena comida. Tamara Falcó se reunía fuera del taller con su prometido y su suegra, Carolina Molas, que también ha viajado con ellos hasta el norte. La familia ha comido en el restaurante Azurmendi, del chef Eneko Atxa, a la afueras de Bilbao, y que cuenta con tres estrellas Michelín.La cocina de este chef "es un viaje en el tiempo, desde el ayer hacia el mañana, desde el amor por las tradiciones, la artesanía y lo contemporáneo, hacia un lugar llamado simplemente placer. Placer identitario", detallan en la página web de este restaurante. Tamara, Íñigo y Carolina han podido disfrutar de sus platos y también del buen vino. De hecho, esperaron a la sobremesa para hacerse una foto que guardarán para siempre en sus carretes.