Ha llegado la noche más esperada para la audiencia de Telecinco. El documental de Rocío Carrasco llega a su fin con un último episodio, titulado ‘Punto de partida’, título de la última entrega de la serie documental ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’, con el que se recuerda uno de los temas más recordados del repertorio musical de su madre que simboliza la evolución del relato.
Su relato arranca el día 5 de agosto de 2019, cuando se produce un hecho clave que cambia por completo el rumbo de su vida: su intento de suicidio. "Antes del 5 de agosto ponen en mi conocimiento que mi hija va a ir a defender a su padre al plató de ‘Gran Hermano VIP’ por que él entra en el programa. En ese momento no estoy bien emocionalmente por todo lo que llevo pasado. Llevo en tratamiento psiquiátrico y psicológico desde el año 2011 con un tratamiento fuerte y con un diagnóstico bastante fuerte. Esto no lo digo yo, lo dicen varios profesionales", ha contado.
"No estaba preparada para verla a ella"
"Yo no veía a mi hija desde julio de 2012. Siete años... No estaba preparada para verla a ella. No quería volver a sentir miedo, volver a sentir vergüenza y sintiéndome cuestionada por todo el mundo. Y no quería seguir viviendo en esas circunstancias. Y ese día 5 de agosto decidí que no quería seguir viviendo. Ese día determino que no puedo, que es superior a mis fuerzas, que yo no quiero volver", añadía, rota en llanto.
Para la hija de Rocío Jurado, enfrentarse a ver a su hija delante de las cámaras de televisión supuso el quiebre de su estabilidad. Se derrumbó por completo. "No quería levantarme de la cama, no quería seguir viviendo de esa manera. Y la única manera de que terminara era quitándome del medio. Porque es algo que no tiene fin. No le veo el final a esto. No veo que nadie haga nada. Solamente pedía que no pudiera volver a seguir maltratándome. Era lo único que pedía. Y eso no es así. Y veo que se va a volver a repetir. Y decido no seguir con mi vida", ha explicado, rota en llanto.
"Siempre me quedaba el Puente de Segovia para tirarme"
"Me tomé varias pastillas diferentes. Me salvó Fiel, que fue quien entró en la habitación porque yo no me levantaba y entró y me vio. Me llevó al hospital... Yo no recuerdo nada de lo que pasó en esas horas, ni sé los tiempos, ni sé lo que contesté ni cuándo le contesté. Luego sé que dije una medicación que era lo que yo tomaba habitualmente, sedantes, ansiolíticos". El relato de la madrileña resulta desgarrador. "Cuando me preguntaron en urgencias digo que yo no quiero seguir así, que no puedo con lo que está haciendo el padre de mis hijos conmigo. Recuerdo que en un primer momento digo que me da igual no haberlo conseguido, que lo voy a conseguir y que siempre me quedaba el Puente de Segovia para tirarme. De ahí me ingresan en otro hospital especializado que tenía una planta para eso".
Poco después de su ingreso en el hospital se dio cuenta de la gravedad de lo que había sucedido. "Me doy cuenta de lo que he hecho y me doy cuenta de que era una soberana putada para los míos. En ese momento, no pensé en nada ni en nadie. Solo pensé que no quería volver a pasar por lo mismo ni ver el odio en tu hija. No quieres volver a sentirte mala madre ni a sentir que has perdido las dos cosas más importantes de tu vida".
"Me pasé un mes y medio llorando por lo que había intentado hacer"
"No quieres volver a ver el odio en tu hija. No quieres volver a sentirte mala madre. Y que no quieres volver a verlo reflejado en los medios de comunicación mientras estás cenando en tu casa. En ese momento decidí que no y no tuve absolutamente nada del resto. Es una acción cobarde, es una acción egoísta y es una situación de la que me avergüenzo, pero es la puta realidad", concluía. "No me esperé a que me dieran el alta. Me fui. Nadie me ha reprochado nunca esa acción, pero tampoco hacía falta. Me pasé un mes y medio llorando por lo que había intentado hacer".