Rocío Carrasco tuvo unas palabras de despedida con su madre antes de su último aliento, aunque ella no quiso estar en el final y abandonó la habitación
Rocío Carrasco ha trabajado muy duro para superar la muerte de su madre, Rocío Jurado, que perdía la vida el 1 de junio de 2006 a consecuencia de un cáncer de páncreas. En el noveno capítulo de su segunda serie documental, ‘En el nombre de Rocío’, la hija de la artista recuerda cómo fueron los instantes inmediatos tras perder a su madre, además de detallar lo que sucedió en su familia al ver “movimientos extraños” en el reparto de la herencia. Pero antes quiso desvelar cuáles fueron las últimas palabras que pronunció su progenitora, lo que no puede decir sin echar lágrimas de amargura, pues rememorar uno de los capítulos más duros de su vida le hace revivir el sufrimiento experimentado tres lustros atrás.
La casa familiar en La Moraleja se convirtió en el escenario de los últimos días de Rocío Jurado con vida. Rocío Carrasco recuerda que hasta allí se desplazó “demasiada gente”, porque no quisieron separarse de la artista Amador Mohedano y Rosa Benito y sus cuatro hijos, Gloria Mohedano con su marido, José Antonio, con sus hijas, el secretario personal de la cantante, algunos fans allegados a la familia, así como la enfermera que velaba por la comodidad de la protagonista. Rocío Carrasco no veía con buenos ojos tanta expectación en su casa: “Había muchísima gente, demasiada”, recuerda, aunque no duda que su presencia era contextualizada por el amor que le profesaban a su madre: “Estaban allí con su mejor intención. Estaban llenos de dolor”.Rocío Jurado siempre vivió disfrutando de la compañía estrecha de sus seres queridos y su muerte fue igual, rodeada de su familia y amigos de mayor confianza. Pero también hubo momentos de intimidad, como quiere recordar Rocío Carrasco, que habla de los momentos previos a la muerte de su madre y comparte sus últimas palabras ante su último suspiro: "Entre nosotras no hacía falta una despedida como tal, pero sí pude hablar con ella”, desvelaba entre lágrimas. “Esa madrugada que se fue, ha habitación estaba llena de gente y dije que se saliera todo el mundo y me tiré al lado de ella en la cama. Ya no estaba consciente y yo veía que su corazón no paraba. Ella no se quería ir, tenía una lucha”.
Pero, a pesar de que entre ambas no hacía falta una despedida formal, la hubo. Rocío Carrasco le habló al oído a su madre: “Le dije ‘mamá, todo está bien. No te preocupes. Los niños están bien, yo estoy bien, estoy tranquila, estoy con Fidel, vete tranquila’”. Hubo un instante de silencio, la hija besó a su madre y asegura que “ya sabía que aquello no tenía vuelta atrás y a las dos horas se fue. Esa fue mi despedida. Yo quería que ella se fuese lo más tranquila posible”, dice sin poder dejar de llorar con dolor aceptado, aunque no superado, reconociendo que no fue capaz de estar presente en su último aliento, pues no quería ver cómo dejaba de respirar, por lo que se fue al jardín con su marido: “Mi mente estaba en paz con la suya”.