Carlos Fernando (76 años) ha fallecido tras dos años desaparecido de la pequeña pantalla. El mítico colaborador de televisión ha tenido varios problemas de salud en los últimos años. Todo comenzó con una hernia, que le obligó a pasar por el quirófano. Fue operado en otra ocasión, pero se estaba recuperando. El hecho de que estuviera remontando es lo que ha hecho que su círculo se quedara el shock al conocer su fallecimiento. A finales del año 2022, Carlos Ferrando ofreció una entrevista en SEMANA, a la vez que nos enseñaba su casa. Reproducimos, a continuación, todo lo que nos contó el mítico colaborador de televisión.

Carlos Ferrando ofreció a SEMANA una de sus entrevistas más sinceras

Mantener una charla con Carlos Ferrando es revivir una gran época del mundo del corazón y es que si por algo era conocido nuestro protagonista es por haber estado en los momentos más importantes de nuestras famosas más queridas. Lola Flores, Rocío Jurado, Sara Montiel, Carmina Ordoñez… Con estas y más famosas y famosos entabló una relación de amistad que le sirvió para conocer los grandes secretos de todos ellos. 50 años dorados que quiso plasmar en su primera biografía. Unos relatos por los que SEMANA se interesó y por los cuales nos citamos en diciembre de 2022 en su céntrica casa. Allí, "la avispa", como fue apodado en su tiempo, nos contó los detalles (muchos de ellos ni siquiera están en su libro) de su apasionada vida.  

Te has hecho de rogar para sacar estas memorias. 

Sí, es verdad. Lo he tenido en la cabeza siempre porque nunca he tirado los diarios personales que escribía durante mi época. He tirado algunos porque 50 años en el mundo del espectáculo es mucho tiempo, pero lo importante lo he conservado.  

¿Por qué ahora y no antes?

Siempre he querido que antes de irme se quedara por escrito lo que yo viví, que no eran simplemente cotilleos, sino que, al ver a las grandes todos los días se creaban amistades e historias muy bonitas. La gente no sabe lo que es ser jefe de prensa y yo lo he sido durante mucho tiempo de grandes películas, muchas de ellas de Almodóvar. Yo siempre me preguntaba: "¿cómo voy a poder contar algo que el personaje me decía con copas?". Para mí eso era algo sagrado y no se podía contar, me resultaba moralmente ilegal. Ahora ya eso no pasa porque las artistas no salen a tomar nada con ningún periodista. Yo me he cortado a la hora de escribir muchas cosas porque no se entenderían en la época actual en la que estamos.  

Carlos Ferrando, en una foto en su casa.

Carlos Ferrando, en una foto en su casa.

Joan Crisol.

Has coincidido con grandes personalidades de la época. 

He tenido mucha suerte y me he dado cuenta a la hora de escribir este libro. Hay muchas cosas que he querido decir, pero no las puedo contar todas...  

Me dices eso y es inevitable que te pregunte por algunas de ellas… 

A ver, yo me he acostado con mucha gente de la que hablo en este libro… Si lo lees bien, lo sabrás captar. Yo estuve enamorado locamente de Carmen Ordoñez. ¿Y qué le iba a hacer?

Y más allá que un asunto de cama, ¿ella no sintió nunca algo más por ti? 

Ella estaba muy contenta, es decir, teníamos una relación estupenda. Te voy a contar una cosa, cuando nosotros salíamos de noche lo pasábamos en grande por cosas que yo creo que no hace falta explicar. Para que te hagas una idea, mezclábamos muchas cosas para ser felices. 

Enamorado de Carmina Ordoñez, pero obnubilado con Sara Montiel… 

De las dos estuve muy cerca. Son las dos mujeres que más he querido del mundo del espectáculo. En el libro no está lo que ahora te voy a contar ahora: estuve a punto de casarme con Sara Montiel. 

¡Pero, Carlos! 

Fui la primera opción antes de que se casara con aquel cubano. Lo que viví no es nada que pudiera parecerse a una historia de amor. No digo que un gay no pueda enamorarse de una mujer porque estaríamos hablando de la época de Napoleón, pero es verdad que pasábamos todos los días juntos e iba a cenar a su casa unos huevos fritos riquísimos. Yo siempre me la encontraba, fuera la hora que fuera, como una diosa con todas sus joyas puestas encima.  

Carlos Ferrando, en su casa.

Carlos Ferrando, en su casa.

Joan Crisol.

¿Pero por qué quería casarse contigo?

Ella estaba pasando un mal momento y quería dejarles unas casas a sus hijos. No digo que no tuviera dinero porque tenía propiedades, pero no quería vender sus joyas y me ofreció vender esto porque sabía que yo no le iba a pedir ni un duro. Yo le dije: "Antonia, no puedo". Yo era amigo íntimo de Pepe Tous y no podía ser. Entonces aparecieron unas sinvergüenzas y le presentaron al que luego sería su marido. Un señor que vivía enfrente de mi casa en Cuba con su pareja hombre y que por la noche se disfrazaba de Sara Montiel en los locales de ambiente. Todo esto yo se lo dije a ella y le costaba creérselo. Ojo, ellos se acostaban. Esto hay que dejarlo claro porque ser homosexual, no significa estar impedido. Lo digo también por la conversación que hemos tenido al principio. Yo no he tenido nunca el más mínimo problema en acostarme con una mujer.  

Cuentas muchas cosas, pero también te guardas muchas otras… 

Si sigo gozando de buena salud, no descarto escribir otro libro, porque me he puesto cachondo leyendo los diarios que antes te comentaba. Diarios que, por cierto, los estoy rompiendo. 

¿Estás rompiendo tus diarios? ¿Por qué? 

Por si me pasa cualquier cosa no acaben en malas manos (se ríe). En un diario escribes muchas ordinarieces y pueden enterarse de muchas verdades que quizás yo no quiero que salgan a la luz. Si solo he vivido de noche y con estrellas y con la gente que me he acostado. No he tenido tiempo ni para estar con señoritas de compañía, ni nada de eso. Otra cosa es que yo quiera sacar determinado tipo de cosas a la luz.

¿De quién no has escrito por ejemplo? 

No he escrito de Sabina porque a ver cómo explicas que no hacías algo, si lo hacíamos todo. Todo lo prohibido. Cuando cerraban los bares nos íbamos a los lugares más cutres del mundo porque a él le gustaban determinados tipos de mujeres. Yo iba encantado de la vida. Es que era Sabina ¿Tú sabes lo que es que ese señor te quiera? También me guardo cosas del entonces príncipe Felipe. Él iba al Archy los viernes a bailar salsa, pero no voy a contar con quién. Solo te puedo decir un nombre, Eva Sannum, porque es mundialmente conocida, pero, hubo muchas más… 

¿Mantienes contactos con algunos de los personajes que escribes en el libro y que siguen vivos cómo el director, Pedro Almodóvar? 

La verdad es que no. La pandemia ha sido tremenda. De diez años hasta aquí ha cambiado mucho la cosa. La última vez que lo vi fue durante una función de Loles León y Bibiana Fernández. En el bar de al lado. No me quise acercar yo y vino él. Reconozco que no lo hice bien y debería haberme levantado yo; de hecho, me lo reprocharon los amigos con los que me encontraba. 

Cuéntame alguna anécdota de esas noches en las discotecas cuando alternabas con los personajes. 

Me acuerdo cuando el cantante Prince, ahora fallecido, quería tener relaciones con Lola Flores porque pensaba que era una "mujer de compañía" (se ríe). ¡Mi Lola Flores! Y ella me decía: "¿Y esta negra fea que quiere, Carlos? Y yo le decía: "Lola, es que está interesado en ti" y ella me decía: "¡Anda ya!". Ella era única. 

¿Te has llevado alguna que otra bofetada? 

Sí, me he llevado unas cuantas. Me ha pegado la Jurado, su madre, Ana Belén… Debo reconocer que a mí a veces también se me iba a la hora de contar cosas. Te crees que puedes contarlo todo, aun siendo verdad, pero, no siempre hay que contar la verdad.

Una mujer importante en tu carrera también ha sido María Teresa Campos.

Ella ha sido muy importante. En el libro le dedico un capítulo con doble lectura. A ella la adoro, pero yo no me he portado bien con las hijas porque a mí me parece que no se portaban bien con su madre. Es un tema peliagudo del que prefiero no hablar. De todas maneras, Teresa a mí me ha dado mucho. He estado con ella durante siete años.  

Carlos Parrando, en su casa.

Carlos Parrando, en su casa.

Joan Crisol.

Al entrar por las puertas de esta casa te pregunté por los colores tan alegres de las paredes y me contestaste que era en homenaje a Cuba, pero, sin embargo, noté que te cambiaba un poco la expresión de tu cara y no quise seguir insistiendo… 

Esto es algo de lo que jamás he hablado. Yo adoro ese país, pero cuando se murió mi madre, me compré una pastillita y viajé a Cuba con la intención de quitarme la vida. Preparé una despedida que consistía en una fiesta privada en la que yo me perdía y me tomaba la pastilla… Pero gracias a una persona, que todavía sigue en mi vida, me convenció de tirarla. La tiramos entre los dos. 

¿Puedo preguntarte cómo sucedió? 

Yo se lo conté y él me respondió: "Pero, no lo vas a hacer, ¿verdad?". Entonces me dijo que se la entregara, hubo un forcejeo y acabo tirándose por el retrete. Esto sucedió hace unos 12 años. 

¿Eres feliz? 

Mi vida ha sido bonita. No ha habido ningún periodista en cincuenta años que haya vivido lo que he vivido yo.