La guerra entre Miguel Bosé y su expareja, Nacho Palau, sigue en pie de guerra. Ambas partes mantienen silencio sobre la batalla judicial que los enfrenta por la custodia de los cuatro hijos que tienen en común, pero eso no significa que las aguas estén en calma. Todo lo contrario: el escultor está dispuesto a agotar todos los recursos posibles para defender los derechos e intereses de sus hijos.
Un año difícil para Miguel Bosé
Hace poco más de un año, la vida de Miguel Bosé daba un giro de 180 grados. Después de 26 años al lado de Nacho Palau, la pareja ponía fin a su relación. Se rompía así, además, la familia que habían formado, con cuatro hijos en común. Entonces, Palau se fue a vivir con sus hijos biológicos a un pueblo de Valencia. Bosé, por su parte, se fue con los suyos a México. La situación supuso una separación radical entre las dos parejas de mellizos de Bosé y su exnovio, que se habían criado juntos.
El 17 de octubre de 2018, el despacho de abogados valenciano Ortolá Dinnbier presentó una demanda en los juzgados en nombre del escultor, "en defensa de los derechos e intereses de sus hijos". Palau solicitaba "acciones de filiación paterna no matrimonial con fundamento en la posesión de estado". También pedía una "acción acumulada para el establecimiento de medidas paternofiliales de hijos no matrimoniales", una "acción subsidiaria para el reconocimiento y fijación de un derecho de relación de allegados". En su demanda, que fue admitida a trámite, también reclamaba "medidas cautelares para el establecimiento urgente de visitas y alimentos".
En definitiva, lo Palau pedía por vía judicial era poder seguir viendo a sus otros dos hijos (los que se quedaron con Miguel Bosé) y una pensión compensatoria por los años dedicados al cantante y a sus hijos.