No son buenos momentos para Mayra Gómez Kemp. Apenas unos días después de empezar el año, la actriz ha recibido la peor de las noticias. Y es que ha fallecido su marido, Alberto Berco, a los 91 años durante la mañana de este lunes, tal y como ha podido saber SEMANA en exclusiva. 

Mayra Gómez Kemp se encuentra totalmente destrozada por la noticia. Por lo que sabemos murió en sus brazos y en estos momentos, la actriz está desolada y se refugia en el consuelo de las hijas de Alberto. Mayra y su marido, que era actor de cine, llevaban 47 años juntos.

SEMANA se ha puesto en contacto con la actriz cubana, que está rota por el duro golpe que ha recibido. "Se ha muerto el amor de mi vida", declara en exclusiva a SEMANA. Alberto Berco era el amor de su vida y está totalmente rota por lo ocurrido. Ella misma hablaba hace algo más de un año de su marido, al reconocer que su pareja ha sido el pilar fundamental en su vida.

Su felicidad se vio truncada durante el periodo en que éste sufrió una depresión. «Mi marido había pasado por una depresión muy gorda, con intentos de suicidio». Una etapa compleja de la que logró salir y que nunca pudo romper el amor que siente por él. «El mejor año de mi vida es 1973, cuando lo conocí», ha dicho.

Muere el marido de Mayra Gómez Kemp a los 91 años
© Gtres.

Mayra está en plena lucha contra el cáncer

Mayra Gómez Kemp, la mítica presentadora del ‘Un, dos, tres…’, visitaba en octubre de 2019 'Un año de tu vida' en ‘Canal Sur’, donde repasaba su larga trayectoria profesional como presentadora de televisión. También relataba cómo vivió los días más difíciles en su lucha contra el cáncer.

La presentadora de 'Un, dos, tres...' recordaba su lucha contra el cáncer de lengua, que le fue diagnosticado en 2009 y por el que tuvo que ser operada, dejándole graves secuelas en el habla. Poco después padeció un cáncer de garganta. «Cuando peor lo estaba pasando no podía ni comer. Llegué a pesar 49 kilos«, relataba Mayra Gómez Kemp. «En aquel momento en que no podía ni comer iba por la calle y la gente se me acercaba y me daban un abrazo o un beso y me decían: ¡Tú puedes! Una vez un chico me gritó: ¡Nena, tú vales mucho. Yo sobreviví gracias al cariño de la gente. Ese cariño alimenta».