La muerte de Alberto Beco, marido de Mayra Gómez Kemp, ha dejado totalmente desconsolada a la presentadora. Tras hacernos eco de la noticia, SEMANA ha hablado en exclusiva con la periodista para darle nuestro más sentido pésame y nos explique cómo ha vivido esta triste perdida, tras pasar juntos más de 47 años.

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En primer lugar, nuestro más sentido pésame. ¿Cómo te encuentras?

Muchas gracias. Estoy totalmente destrozada. Son cuarenta y siete años… Toda una vida (se emociona). Por lo menos, mi único consuelo es que no sufrió.

¿Era algo esperado o te pilló por sorpresa?

Él se empezó a deteriorar poquito a poco. Le fallaban las piernas y yo lo ayudaba para poder ir al baño. Imagínate yo con 50 kilos cargando a un hombre de casi 100, pero lo hacía porque lo amaba.

¿Cómo te enteraste?

Me levanté esta mañana alrededor de las seis y me di cuenta de que estaba profundamente dormido. Al despertarse me dijo: “¡qué bien he dormido!,¡He dormido muchísimas horas!”. Él llevaba varios días sin poder dormir bien y estaba muy contento de haber podido descansar… Entonces, mientras se estaba quitando el pijama, se me fue… y no se movió más. No se dio cuenta y eso es algo que me reconforta.

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Te noto abatida, pero con entereza.

Se murió en mis brazos. Ahora, cuando vinieron a buscarlo y al ver como se lo llevaban, fue cuando me di cuenta de que nunca más lo iba a volver a ver.

Ahora él vive dentro de tu corazón y eso es eterno.

Sí. Él vive dentro de mi corazón y siempre voy a recordar los momentos bonitos que pasamos juntos. Le doy las gracias que hasta el último momento tuvo fuerzas para estar conmigo y acompañarme, por ejemplo a recoger el premio IRIS.

Siempre estuvo presente en todos los momentos de tu vida.

Como yo solía decir, él lo disfrutaba como si fuera la madre de la Pantoja. Como mi marido me miraba, no me ha mirado nadie. Yo ahora tengo que ser fuerte por él. Él no hubiera aguantado deteriorarse hasta tal punto que tuviera que hacerme cargo de él. Mi marido hasta mientras pudo se valió por él mismo.

Lo importante ahora es que estés fuerte.

Ahora tengo que ser fuerte por él y por sus hijas. Ellas están agradecidas de haber estado hasta el último momento con su padre. Yo solo quiero pedir un favor, los que crean que recen por mi marido. Se ha ido el amor de mi vida.