De todas las reinas de Europa, Máxima de Holanda, puede presumir de que a sus 48 años, que celebra este viernes, es una de las reinas más queridas y es que, a lo largo de los muchos años que lleva al lado de Guillermo de Holanda, la argentina ha demostrado ser una mujer muy cercana a la que no le importa saltarse el protocolo cuando lo considera oportuno.
El último ejemplo está muy cercano
La última ocasión en la que Máxima de Holanda ha hecho historia ha tenido lugar hace apenas unos días, durante la Feria de Abril de Sevilla. Acompañada de su marido, el rey Guillermo de Holanda, y sus tres hijas, la argentina se convirtió en la invitada más inesperada del ferial, donde sorprendió a todo el mundo al bailar unas sevillanas.
Llevaban mucho tiempo practicando
De hecho, durante el baile, la reina de los holandeses dejó claro que sabía lo que hacía y es que, como se ha sabido, da clases particulares en palacio. Pero no solo ella, sus tres hijas, Amalia, Ariadna y Alejandra, también forman parte de unas lecciones de flamenco llenas de música y ritmo.
Sevilla, una ciudad clave en su vida
Que Máxima haya elegido las sevillanas no es casualidad. Sevilla es una ciudad imprescindible a su vida ya que fue ahí donde conoció a su marido, el rey Guillermo, 20 años atrás. Desde entonces, ninguno de los dos había vuelto hasta la capital andaluza, pero lo han hecho con la mejor compañía posible y para poder enseñar a sus hijas dónde surgió el amor entre ellos.
Unos inicios complicados
Entrar en una familia real no es fácil, algo que tuvo que vivir Máxima en sus propias carnes, como ahora le sucede a Meghan Markle. En su caso, la ahora reina tuvo que enfrentarse a varios frentes y es que, además de no ser de origen noble, ni siquiera hablaba el idioma oficial del país, el neerlandés, que ahora domina con soltura.
El pasado de su padre se convirtió en un lastre
Su padre, Jorge Zorreguieta, que fue ministro durante la dictadura argentina, fue también un escollo para ella. De hecho, para poder casarse con el por entonces príncipe Guillermo tuvo que leer una declaración en la que denunciaba los males que causó el régimen militar argentino. Además, no permitieron que su padre asistiera a su boda, a la que tampoco acudió su madre, Carmen Cerruti.
La historia familiar se complicó con el fallecimiento de su hermana
En junio del año pasado, Máxima recibió una de las peores noticias de su vida, el fallecimiento de su hermana, Inés Zorreguieta, que fue hallada sin vida en su apartamento de la capital argentina. Los monarcas y sus tres hijas se desplazaron hasta Buenos Aires, donde la despidieron en una íntima ceremonia que no estuvo exenta de polémica y es que, según se apuntó, la joven, de 33 años, podría haberse quitado la vida.
Un vestido que hizo historia
Cuando por fin se convirtió en reina consorte de Holanda, en 30 de abril de 2013, Máxima dejó a todo el mundo con la abierta boca gracias a su vestido, una increíble pieza de color roja firmada por Valentino, el diseñador de su vestido de novia, de un intenso rojo que combinó con algunas de las piezas del joyero real.
Una lección andante de cómo llevar sombreros
Desde entonces, Zorreguieta no ha dejado de dar lecciones de estilo y, por ejemplo, se ha convertido en la mejor embajadora de los sombreros, un complemento imprescindible en sus estilismos. A pesar de que en ocasiones pueden ser demasiado voluminosos, ella ha conseguido llevarlos como nadie.
Tiene una obsesión muy curiosa por los insectos
Aunque en su joyero hay grandes piezas, las más curiosas tienen forma de insectos. Arañas, mariposas, libélulas o escarabajos que ha conseguido incluir a la perfección en sus looks diarios, dándoles un toque de lo más original.
Un duelo que marcó un antes y un después
Fue en septiembre de 2013 cuando la reina Letizia y Máxima de Holanda protagonizaron su primer duelo de estilo, un encuentro que ganó la argentina a pesar de su discreto vestido en color azul celeste de la firma Natan que combinó con el conjunto de aguamarinas y que no tuvo rival con el blanco de Felipe Varela.
La gran amiga royal de Letizia
A pesar de estos duelos, lo cierto es que doña Letizia y Máxima se llevan muy bien, tanto que la española y la argentina son buenas amigas. De todas las reinas de Europa, la hija de Jorge Zorreguieta es la gran amiga de la Reina, algo que se nota cada vez que están juntas.
Los posados familiares, una de las fechas más esperadas
Al contrario que la Familia Real española, que apenas comparten fotografías familiares, la de los Países Bajos no tiene problemas en mostrar instantáneas de sus momentos más divertidos. De hecho, una de las citas más esperadas es la que tiene lugar cada invierno, cuando acuden a esquiar y se muestran como una familia más que disfruta del deporte junta.
No tienen problemas en mostrarse cariñoso
Además de ser muy cercana con su familia, la bonaerense también es muy cariñosa con su marido. A pesar de su elevada posición social, de vez en cuando no dudan en expresar lo mucho que se quieren con gestos que terminan dando la vuelta al mundo por su naturalidad y espontaneidad.
La más cercana de todas las royals
Ser reina significa marcar una distancia con el resto del mundo, una separación que, sin embargo, es mucho menor para la mujer de Guillermo de Orange. Un buen ejemplo está en sus apariciones públicas en las que no duda en mimetizarse con el entorno, aunque esto signifique tener que ponerse una antiestético mono y un gorro higiénico.
Su sonrisa, su mejor presentación
Es la monarca que mejor maneja el poder de la sonrisa, un elemento clave en su vida y que no se quita para nada. Además, cuando la ocasión lo merece, no duda en reírse a carcajadas y es que, ante todo, sigue siendo una mujer muy natural y con mucho sentido del humor.