"Yo no no aceptaba ese embarazo y los nueve meses no toqué la barriga ni una sola vez", ha afirmado el DJ totalmente roto.

El paso de Kiko Rivera por 'Planeta Calleja' nos deja grandes titulares y muchas confesiones pero, entre todas ellas, destaca la que ha realizado sobre su hija Carlota. El DJ se ha derrumbado al recordar que no aceptó el segundo embarazo de su mujer, Irene Rosales. “Mi hija Carlota es una de las personas que más quiero y tener que decir que yo no la aceptaba, es muy duro".

El nacimiento de la pequeña llegó en un momento muy complicado de su vida cuando se encontraba sumido en las drogas. "Estaba muy mal. No me sentía bien conmigo mismo, no lo aceptaba". Una actitud de la que se siente totalmente arrepentido. "Yo no no aceptaba ese embarazo y los nueve meses no toqué la barriga ni una sola vez. No la quería, incluso, el día de su nacimiento tampoco. Pero, poco a poco, me fue ganando", ha explicado muy emocionado, sin poder contener las lágrimas.

Las lágrimas de Kiko Rivera al hablar de su hija Carlota en 'Planeta Calleja'
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El hijo de la tonadillera ha subrayado que quiere a sus tres hijos por igual, pero que con la benjamina de la familia tiene una sintonía muy especial. "La más cariñosa es mi Carlota".  Asimismo, ha explicado que el nacimiento de su hija mayor, Ana, también se produjo en una etapa difícil. "Nació cuando mi madre estaba en la cárcel y vivía mi peor momento de drogadicción. Durante ese tiempo el único día feliz fue cuando nació". 

Su "salvadora"

Kiko Rivera ha repasado su lucha contra las drogas y ha confesado que tuvo una recaída reciente cuando inició la guerra contra su madre. «Cuando me pasó todo esto con mi madre tuve una recaída. Me refugié en la cocaína, nuevamente. Al final somos débiles y la droga destroza al débil». Su mujer ha sido clave para que supere sus adicciones a quien está muy agradecida. "Mi mujer fue mi salvadora. Gracias a ella hoy estoy como estoy. Es lo más importante que tengo en mi vida junto a mis hijos".

Kiko Rivera Irene Rosales
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Kiko Rivera comenzó a coquetear con las drogas en plena adolescencia, cuando tenía 17 años. «Yo he tenido épocas de mi vida que he llegado a consumir cocaína a diario. He llegado a consumir hasta cuatro y cinco gramos al día. Mi madre se enteró hace cuatro años de lo que me pasaba». Fue Irene Rosales quien llamó en su día a la artista para contárselo con el fin de frenar la situación. "Lo correcto en ese momento hubiese sido entrar en un centro de desintoxicación, pero tenía miedo a que la gente se enterase. Decidí irme a una casa que tenía mi madre en el Rocío. Fue la única vez en la que sentí a mi madre a mi lado". Además, ha culpado a su progenitora de sus adicciones. "Es la labor de un padre saber por dónde va su hijo. Si mi madre hubiera estado más atenta yo no hubiera tenido cientos de recaídas».