Daniel Sancho, supuestamente preocupado por Edwin Arrieta, se personó en una comisaría tailandesa para denunciar su desaparición. Lo hizo motivado por los continuos mensajes que recibió de Darlin, hermana del cirujano colombiano, quien a través de Instagram le pidió que acudiera a las autoridades tailandesas. Un movimiento tras el que fue detenido. Aunque en un principio se pensó que su dudoso relato y las heridas que llevaba en su cuerpo (arañazos, mordiscos y más de un moratón) fue lo que hizo saltar las alarmas, nada más lejos de la realidad. La policía ya estaba detrás de él antes de que Daniel pusiera un pie en una jefatura tailandesa. De hecho, intentaron tenderle una trampa en la que él no cayó, un ardid del que hasta ahora nada se sabía. Tampoco de su verdadera profesión, la cual ni era la de chef ni tampoco la de propietario de negocios culinarios.
Fue tras encontrar restos humanos en un vertedero cuando la policía se puso manos a la obra para no solo encontrar de quién se trataba, sino también quién había sido el culpable del atroz crimen. Llegaron entonces a Daniel, que había sido grabado abandonando un supermercado al que llegó en una moto de alquiler. Allí compró unas bolsas de basura que solo se vendían en un local de la isla, guantes, cuerda, productos de limpieza y cuchillos, un kit que perfectamente podría haberle servido para deshacerse de Edwin Arrieta, tal y como él terminó confesando.Gracias a las cámaras que hay repartidas por todo Tailandia se puso cara al presunto sospechoso del asesinato de Edwin. En ellas se veía a Daniel sobre una moto que sería clave en el caso, de hecho, organizaron una búsqueda para dar con él. Para ello la policía difundió un mensaje en un chat en el que están operadores de alquiler de vehículos de la isla de Koh Phangan, donde tuvo lugar el terrible suceso. Tras lanzar la pregunta, hubo una respuesta que sirvió para tirar del hilo. "Creo que es Ang Pao. Las pegatinas son similares", dijo uno de ellos, siendo poco después cuando contactaron con la citada tienda para pedirles que colaboraran y tendieran una trampa a Daniel Sancho.
Querían detenerlo y harían todo lo posible porque así fuera. Fue la encargada de la tienda la que utilizó su WhatsApp para hablar con Daniel, sin embargo, no lograron lo esperado. "La Policía me pidió que le enviara un mensaje y que le dijera que tenía que volver con alguna excusa, como que tenía que cambiar la moto", asegura ella en 'Equipo de investigación'. Si bien en un principio le pidió que revisara el aceite de su moto por su daba algún problema, también le dijo que había habido un error con su moto y debía devolverla, a pesar del contrato que ya había firmado. Daniel aceptó y dijo que en media hora acudiría a la tienda, pero nunca fue. Prueba de ello que tuvieran que esperarse a que Daniel fuera una comisaría para detenerle.Desde comienzos del mes de agosto Daniel Sancho está en la cárcel de Koh Samui, lugar al que han acudido tanto Silvia Bronchalo, su madre, como su padre, Rodolfo Sancho. No les quedará más remedio que adaptarse a su nueva vida y a tener paciencia de cara a un juicio que llegará dentro de entre dos y cinco meses.