José María Gil Silgado se debate entre la vida y la muerte. El empresario ingresó en prisión el pasado mes de diciembre por alzamiento de bienes, sin embargo, ha tenido que abandonar la cárcel para ingresar en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla por el cáncer de colon que padece. Su estado es tan crítico que los médicos aseguran que si no hace caso a las recomendaciones su final podría estar cerca. Antes de que llegue ese momento, él tiene una petición que su familia ha lanzado directamente a su expareja, María Jesús Ruiz: quiere ver a la hija que tienen en común para despedirse de ella. Pero ¿cómo ha conocido la modelo el problema de salud al que se enfrenta el padre de su hija? Según ha podido saber SEMANA, la jienense se ha enterado de la noticia a través de la televisión, siendo toda una sorpresa que su pronóstico sea grave. Nadie se ha puesto en contacto con ella para comunicárselo, por lo que era una incógnita todo lo sucedido. 

José María Gil Silgado

A pesar de que Anabel Gil Silgado, hija del empresario, insiste en que su padre no ve a su hija desde hace meses, fue este mismo viernes cuando padre e hija tuvieron una videollamada para saber el uno del otro. Una situación que no se ha podido normalizar en cuanto a encuentros presenciales, dado a la edad de la menor, pues su familia desea protegerla. No obstante, María Jesús no se niega a que se encuentro entre Gil Silgado y su hija se produzca en el centro hospitalario. "Si él quiere ese deseo no se va a negar, al final José María es su padre", dicen a este medio. La modelo no quiere hacer declaraciones, prefiere vivir esta etapa en silencio y no adentrarse en polémicas, más aún si se tiene en cuenta la salud de su expareja.

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Desde hace varios años María Jesús y José María están litigando en los juzgados, pero es no quita que ella le quiera quitar este derecho al padre de la pequeña. El empresario tiene muy bajo el estado de ánimo y, según revela su familia, no tiene intención de pasar una segunda vez por quirófano. Tras su primera intervención se le infectaron los puntos, por lo que ante su negativa de operarse, le han impuesto un tratamiento de antibióticos que tampoco quiere seguir, lo que, sin duda, está complicando mucho su cuadro clínico. De momento, Gil Silgado permanece en un módulo aparte, esposado a la cama y custodiado por dos agentes. Su situación es crítica y él lo sabe, por lo que está profundamente triste. A pesar de que su hija Anabel y él no tenían contacto, tras este bache de salud se han acercado y ella ha tratado de convencerle para que confíe en los médicos y se centre en recuperarse. «No se quiere operar otra vez y esto ha agravado la situación, ya que no ha firmado el consentimiento. Los médicos y yo se lo hemos dicho muy claro, pero él dice que hace lo que quiere con su vida», ha expresado