Daniel Sancho fue detenido a principios de agosto por el crimen de Edwin Arrieta. Una acusación por la continúa en el centro penitenciario de Koh Samui, en Tailandia y sobre la que incluso él mismo habló con periodistas. Recordemos su conversación revelando que la policía le había invitado a un restaurante de lujo tras confesar lo sucedido con el cirujano colombiano. "Me han traído aquí porque han cerrado el caso y lo que les pregunto es por qué están siendo tan buenos conmigo y me dicen que es porque he colaborado, les he ayudado mucho y me estoy comportando bien", dijo el hijo de Rodolfo Sancho. Aunque tanto su frialdad como el modus operandi de las autoridades tailandesas fue criticado, lo cierto es que todo tenía una explicación. Una justificación que ha visto la luz este viernes 12 en la rueda de prensa que te hemos desgranado en SEMANA. Y es que, al parecer, se le prometió que en 48 horas volaría a España, algo que por supuesto no ha sucedido. Más de seis meses después el hijo de Rodolfo Sancho sigue en la misma localización y por supuesto entre rejas.
"Lo que tenemos claro y venimos a denunciar hoy es que la Policía engañó a Daniel con una orden de deportación que no existía. Eso sirvió para detenerle cuando no se puede, es ilegal, y mucho menos meterle en un calabozo", han explicado. El chef de 29 años estaba relajado porque creía que después de declarar y contar su versión regresaría a España y que ese trámite se produciría en cuestión de días. No fue así y Carmen Bafalgón lo ha denunciado públicamente. De hecho, le prometieron que en menos de dos días podría abrazar a los suyos. "Por eso él accede y declara desde el minuto uno lo que había pasado. Él llega a firmar una orden de deportación, pero las órdenes de deportación en Tailandia las firma el ministro de interior, no la policía. Es un tema gravísimo", han explicado.
Un irregular y complicado escenario en el que también se ha señalado lo poco que se ajusta la declaración de Daniel y con la transcripción de las autoridades. "Daniel nunca confesó que había matado a Edwin Arrieta. Tenemos las pruebas y os lo puedo asegurar. Solo confesó, y por eso colaboró, que lo había desmembrado", han explicado. Este choque frontal con lo dicho hasta ahora en el país del sudeste asiático remueve de nuevo el avispero. Están convencidos de que Daniel recibirá una condena mucho menor a lo dicho hasta ahora, prueba de ello, que incluso se atrevan a fijar su posible fecha de vuelta a España. Sería, según sus cábalas, en menos de cuatro años cuando el chef pondría de nuevo un pie en su país natal: "La máxima condena por los hechos investigados sería de entre 8 y 10 años".