Javier Sardá está más acostumbrado a ser quien dé sorpresas cuando se pone frente a una cámara y no tanto a ser sorprendido en los platós. Aun así, el presentador vivió un momento muy emotivo, quizá uno de los más especiales de su carrera profesional en los medios y también para aquellos que han seguido de cerca su andadura profesional. El conductor de ‘La gran confusión’ siempre había dejado detrás de las cámaras su faceta más íntima y personal, pero esta vez se han saltado su máxima, lo que nos ha podido permitir ver por primera vez cómo es su hija Helena, a la que no habíamos podido poner cara hasta ahora.
Estudiante de Ciencias Políticas, aprendió francés y árabe, y trabaja actualmente como periodista en Qatar. Después de una temporada sin venir a España, quiso darle una sorpresa a su padre volando directamente desde Qatar para este cometido y Javier Sardá no sabía nada de las intenciones de su hija. Loles León fue la encargada de anunciar la aparición en el paltó de una invitada muy especial y el presentador no daba crédito cuando accedió su hija Helena, a quien creía a miles de distancia: “Te tengo que decir que ha dado un salto tan cualitativo y tan grande de 6.000 kilómetros, y aquí tiene a Helena Sardá”, decía la actriz dando paso a la joven y con la mítica banda sonora del programa ‘Sorpresa, sorpresa’, lo que aportaba aún más emoción al momento del inesperado rencuentro.Muy sonriente, Helena, la hija de Javier Sardá, abrazó a su padre: “Esta no te la esperabas”, se mofaba de cómo había logrado engañarle para darle esta sorpresa tan especial que pone broche y final al último episodio de la temporada de ‘La gran confusión’. Era una ocasión especial y así lo explicaba Helena Sardá: “Se nos hace raro estar juntos en un plató, porque siempre hemos querido mantener mi identidad al margen”. Pero esta ocasión bien merecía la pena: “Este último programa iba de la familia y yo, en estos últimos cuatro años, he tenido muchos momentos en la distancia y he dicho qué ocasión para decirte mi profunda admiración profesional y personal”, decía la joven, logrando emocionar a su padre, quien mantenía que “la admiración es mutua”.
Javier Sardá no se esperaba una sorpresa tal y se le veía especialmente emocionado y eso que él no es muy dado a mostrar sus sentimientos al público. Oír a su hija hablar tan bien de sus padres es un orgullo para él: “He tenido muchos privilegios en la vida de los que soy muy consciente, uno de los mayores es tener una madre y un padre que me han hecho sentir siempre tan querida y tan comprendida. Creo que cuando la familia te da esto, te lo da todo”, valora la joven por encima de cualquier aspecto material. Y este amor de su padre y su madre, Rosa María Grau, ha sido posible incluso cuando se separaron cuando ella tenía solo tres años. la relación con ellos, según Helena Sardá, es "fantástica" y puede presumir de tener los mejores padres del mundo, aunque hasta ahora ella había preferido mantenerse en un discreto segundo plano y no llamar la atención de los medios para proteger su intimidad. Algo que ahora ha optado dejar a un lado por un bien mayor y es que emocionar a un padre siempre merece la pena.