Hay días que no se olvidan. Y uno de ellos es el día de tu boda. Joaquín Torres sigue todavía en una burbuja después de darse el 'sí, quiero' con Raúl Prieto el pasado viernes en Sevilla. Rodeado de todos sus amigos y familiares, la pareja, que no ha tenido un camino fácil antes de poder casarse, no podían estar más felices. Ahora, días después y todavía con la resaca emocional, el arquitecto comparte una emotiva carta dedicada a sus más de 300 invitados recordando lo feliz que ha sido durante todo este fin de semana.
Joaquín Torres ha compartido unas emotivas palabras que comienzan así: "En plena resaca emocional, y después de unos días que jamás olvidaré y que ya forman parte de lo que yo soy, quiero daros las gracias a todos los que habéis hecho posible que Raúl y yo viviésemos nuestra celebración en plenitud. Podría hablar de lo espectacular que fue el paseo por el Guadalquivir o de la fiesta donde nadie dejó de disfrutar al máximo, o de otros muchos momentos y detalles únicos. Pero voy a destacar lo que supuso la velada de la boda, el viernes 19 de mayo", comienza diciendo.
Joaquín Torres habla de la ausencia más dolorosa para él: su madre
El arquitecto destaca el día del 'sí, quiero' y el momento en el que llegó al lugar de la ceremonia, muy nervioso por todo lo que venía a continuación: "Llegué a Casa Pilatos junto a mi hermana, en un coche donde me esperaban mis dos hijos, para entrar juntos a los jardines del Palacio con Raúl y su madre. Me pesaba muchísimo la ausencia de mi madre, que por cuestiones de salud no pudo estar, pero decidí centrarme y disfrutar de las presencias y no perderme en las ausencias. Al entrar yo sentí algo que traspasó, arrasó mi alma, y que ya se quedó toda la noche. Todos los invitados nos recibían en pie con un respeto ceremonial que no sé cómo describir, oyendo “Cómo yo te amo” de Rocío Jurado interpretado magistralmente por la maravillosa Laura Gallego", ha añadido.
El arquitecto estuvo arropado por sus dos hijos, fruto de su anterior relación
Joaquín Torres ha recordado que "Casa Pilatos se inundó de una energía que sobrecogía. Todos los que nos acompañaron en esta boda nos contaban que nunca habían vivido una velada así. El mismísimo Juan Antonio Pérez Simón, muy acostumbrado a celebraciones y eventos a nivel internacional, me confesó que lo que había vivido esa noche jamás lo había vivido antes y había sido el mejor enlace que jamás había visto en sus 82 años de vida. Cada uno de los 300 invitados se unieron para implicarse en nuestra historia".
Y sentencia su carta con la parte más importante para él y todos los que estuvieron presentes en el épico enlace: "Allí desaparecieron las diferencias y las orientaciones sexuales, allí todos veían dos seres humanos enamorados que sellaban su amor y lo celebraban. Mis hijos nos dieron a todos un ejemplo de amor. Y familia, amigos de una parte y de la otra, se unieron en una sola entidad, en un solo grupo que era la unión total para hacernos vivir esa celebración en algo que iba más allá. Mucho más allá que una magnífica cena o un animado baile. Gracias a todos por entender qué duro ha sido el camino y que jamás debería ser una prueba de obstáculos la unión de dos seres humanos que se aman. Gracias, gracias, gracias. Y amor para todos".