Después de dos semanas en el ojo del huracán mediático, Íñigo Onieva ha reaparecido públicamente. El empresario ha comparecido ante la prensa este domingo, 9 de octubre, pasadas las 17:00 horas. Visiblemente nervioso ha solicitado respeto hacia su persona, también para su familia, y nuevamente ha pedido disculpas a Tamara Falcó. Una intervención cuidada al detalle en la que ha estado muy arropado por los suyos, entre ellos, su madre, Carolina Molas, y sus hermanos, Jaime y Alejandra. Además, ha tenido como escenario el céntrico restaurante de Madrid en el que trabaja. Aunque su estilismo era discreto, camisa y pantalón denim, no ha dejado nada al azar, contaba con un significativo detalle que iba directo al corazón de Tamara Falcó.
Íñigo Onieva llevaba los primeros botones de su camisa desabrochados y una cruz de madera colgada al cuello. Se trata de la primera ocasión en la que observamos que el empresario lleva este símbolo religioso con el que conecta con su expareja. La hija de Isabel Preysler es una persona de firmes valores cristianos. En esta etapa tan difícil se ha refugiado en su fe. Durante su asistencia al Congreso Mundial de las Familias que se celebró en México también hizo alusión a sus principios para hablar de su ruptura. «No lo entiendo, no me cabe por la cabeza lo que ha sucedido, pero creo que también él y todos los que están perdidos en las sombras merecen conocer la verdad y el amor de Dios».
Íñigo Onieva, destrozado
La expareja de la marquesa de Griñón ha reconocido estar pasando por una etapa muy complicada. Lo primero que ha hecho ha sido agradecer el apoyo que le ha mostrado su familia. "Estoy profundamente agradecido, siento mucho que tenga que estar pasando por esto y pagando las consecuencias de todo esto. Siento que este acoso que están sufriendo lo tengan que sufrir día sí y día también. No se lo merecen, queremos vivir». Además, ha pedido nuevamente disculpas a Tamara Falcó. «Es algo que me tiene totalmente destrozado, haberle fallado, haberla perdido. Toda esta repercusión mediática lo complica aún más".
Íñigo Onieva tenía muy preparado el discurso que iba a pronunciar ante la prensa y una vez terminada su breve intervención no ha querido responder a las preguntas de los reporteros que se han agolpado en el Paseo de la Castellana de Madrid. «No tengo ganas de nada. Lo único que quiero es volver a mis compromisos profesionales, con mis amigos íntimos, sin el apoyo de ellos y de mi equipo y socios, no hubiera podido manejar esta situación tan complicada. Lo único que quiero es que esto acabe». El empresario finalizaba subrayando que no «somos villanos, ni héroes, solo personas que cometemos errores. Ruego encarecidamente respeto hacia mi persona, mi trabajo y mi familia».