Eva y Karlos Arguiñano son dos grandes referentes de la cocina mediática española. El presentador de “Cocina Abierta” y la miembro del jurado de “Bake Off” se han ganado con su simpatía y naturalidad el corazón de los espectadores españoles. Los dos hermanos cuentan con una historia familiar digna de ser contada.

Los hermanos Arguiñano proceden de una familia humilde. Hijos de Jesús Arguiñano Arzoz, taxista nacido en 1916  y de Pepi Urkiola Beloqui, modista que vino al mundo diez años después, ambos vivieron en primera persona episodios trascendentales de nuestra historia reciente. Los dos los han recordado en diferentes ocasiones.

La matriarca Arguiñano sobrevivió al bombardeo de Guernica

Eva Arguiñano

En la anterior temporada del talent pastelero de la televisión pública fue la propia Eva Arguiñano la que recordó con amargura cómo su madre vivió el recordado bombardeo que asoló Guernica en los años de la Guerra Civil Española. La repostera se rompió al desvelar el testimonio de su madre, que se encontraba en en el pueblo vizcaíno que Picasso inmortalizó para relatar el bombardeo en 1937.

Después de que Rocío Carrasco presentase un postre inspirado en la pintura del artista malagueño la jueza se abrió en canal: "A mí me ha emocionado especialmente. Mi madre fue una de las supervivientes del bombardeo de Guernica", confesó al borde de las lágrimas.

Guernica's

La cara de Rocío Carrasco y la de todos sus compañeros cambió de tono ante el relato que inició la repostera. "Ella siempre me explicaba, ya mayor, porque de joven nunca quiso contar, que ella estaba recogida en un caserío porque estaban huyendo", continuó en su relato bélico.

Como si fuese una película del cine español al relato no le faltaba un detalle: "Mi madre era muy coja, no un poco, muy coja, y entonces bajaba todos los días del caserío a por pan porque la del caserío sabía que al verla coja le daría algo más. Siempre le da un bollito de regalo o algo", añadió. Y fue en una de sus idas al caserío cuando ocurrieron los hechos.

"Estando ahí vino un avión que llamaban 'El abuelo', un avión alemán y se refugiaron", expresó. En cuanto su madre salió del refugio, el paisaje de su hogar era muy diferente: "No sabía dónde estaba, todo estaba...". Ante la incapacidad de Eva Arguiñano de articular palabra por la emoción, Paula Vázquez, la presentadora ferrolana del espacio, le echó un cable tirando de un lugar común muy socorrido:  "Como representa el cuadro", espetó sin despeinarse.

El padre de los Arguiñano fue voluntario en la División Azul

El padre de Karlos y Eva Arguiñano también tuvo su propio testimonio vinculado a los conflictos bélicos del siglo pasado. Juan Carlos, que así se llamaba el progenitor de los restauradores, se alistó tras la Guerra de España en la División Azul.

La División Azul

Grupo de soldados de la División Azul donde militó el padre de los Arguiñano

“Mi padre, después de la Guerra Civil se va a la Guerra Mundial de voluntario a la División Azul y lo único que me contó es que atravesaron toda Polonia andando y que cuando tenían calor iban desprendiéndose de la ropa; luego llegaron los 20 y 30 bajo cero y la gente estaba sin ropa, muertos de frío, no hacía falta ni que les dispararan casi. Me dijo también que un día se acercó un general alemán a la división donde estaba mi padre y que preguntó en un castellano que se le entendía a ver si había alguno de Idiazabal o de cerca de Idiazabal. Hubo cuatro que dieron un paso al frente, incluido mi padre. El general preguntó entonces quién es el que más cerca vivía de Idiazabal. Era mi padre. ‘Cuando vuelvas a casa me mandas dos quesos’, le dijo. Eso me contó de la Guerra Mundial, con lo que pasó allí”, reflexionaba hace unos años Karlos Arguiñano.

 

Karlos Arguiñano

Según contó el propio cocinero en un programa de televisión, “mi padre era muy pobre, pero era muy de derechas”. Tal y como contó el chef, padre e hijo mantenían puntos de vista diferentes y eso provocaba discusiones frecuentes entre ellos. "Yo vengo del mundo obrero, del mundo del buzo y la soldadura, del cincel y el martillo y eso no se me ha quitado". "Al final me he hecho empresario, pero tengo el puntito ese rojillo que tenía cuando tenía 16 o 17 años", confirmaba el cocinero ante las cámaras.

A pesar de las diferencias ideológicas que existían entre ambos, padre e hijo se adoraban. “no reniego de mi padre para nada. Era un tipo súper, pero, para mí, estaba equivocado", aseguraba el cocinero que fue quien le compró los dos últimos taxis que condujo su progenitor.