El pasado miércoles fallecía a causa de un infarto Fernando Fernández Tapias a los 84 años, dejando totalmente destrozados a su mujer, Nuria González, y sus hijos, Iván, de 20 años, y Alma, de 17. Están siendo unos días realmente duros para la familia, que no esperaba este triste y duro desenlace para el empresario. La propia modelo no podía reprimir las lágrimas este jueves al hablar de él a las puertas del tanatorio de La Paz en Tres Cantos, Madrid, donde se le dio el último adiós.
En medio de la tristeza que sienten por la pérdida de Fernando Fernández Tapias, se ha iniciado una guerra entre Nuria González y los hijos mayores del empresario. No solo se han tenido que reencontrar en el último adiós al que fuera vicepresidente del Real Madrid, el mal rollo entre ellos se ha hecho notar a través de las esquelas que se han publicado para rendirle homenaje a Fefé, como lo llamaban sus seres queridos. La modelo quiso rendir un homenaje a su marido a través de una esquela en ABC el pasado jueves, donde se despedía en nombre de ella y sus hijos.
"Don Fernando Fernández Tapias Román, vicepresidente primero del Real Madrid, falleció en Madrid el día 25 de octubre de 2023. D.E.P. Su esposa, Nuria; sus hijos, Iván y Alma; todos sus familiares y seres queridos. RUEGAN una oración por su alma. Hoy jueves, día 26 de octubre, se oficiará una misa a las dieciocho horas, en el Tanatorio de La Paz (Autovía de Madrid a Colmenar, Salida 20,700) Alcobendas, y posteriormente se prodecerá a su incineración", escribía Nuria González en el medios anteriormente citado.
Nuria González ha rendido homenaje a su marido en compañía de sus hijos
Pero la cosa no se ha quedado ahí. Este viernes ha llegado el turno de sus hijos mayores, que no han dudado en publicar por su lado una esquela para despedirse de él, a pesar de que el empresario no tenía relación con gran parte de sus hijos: "Don Fernando Fernández Tapias Román, padre y abuelo, falleció en Madrid, el día 25 de octubre de 2023. D.E.P. Sus hijos, Fernando, Borja, Íñigo, Bosco (+), Sandra y Tito; sus nietos, Iría, Elvira, Laura, Bruno, Daniela, Sofía, María, Juan, Bosco, India y Carlos. Ruegan una oración por su alma". El hecho de que hayan optado por hacer esquelas diferentes demuestra que es más que evidente la nula relación que hay entre Nuria y los hijos mayores de su marido.
La nula relación se pudo comprobar también este jueves en el tanatorio, donde por supuesto estaba Nuria González con sus hijos y los hijos mayores de Fernández Tapias. Y es que se vivieron momentos de mucha tensión, algo que por supuesto no debería pasar en un tanatorio, donde se da el último adiós a un ser querido. Tal y como se ha comentado, una persona del círculo íntimo de la modelo se vio obligada a decirle a sus hijos, Iván y Alma, que abandonara la sala en la que se encontraban los restos mortales de su marido para que parte de la familia del empresario pudiera entrar. Aún así, Nuria González ha mostrado en todo momento normalidad. Llegó acompañada de su madre, Celinda Sánchez, y sus hijos, que no se separaron de ella ni un instante. Sin embargo, no pudo reprimir las lágrimas al recordar a su marido: "Espero que lo recuerden como un fantástico hombre".
Una guerra judicial entre padre e hijos
Nuria González ha pasado unos días muy complicados, pero ha tenido que enfrentarse a un delicado momento, ya que se ha tenido que reencontrar con los hijos mayores de Fernando Fernándes Tapias, que hace tres años decidieron presentar en el Juzgado de Primera Instancia número 65 de Madrid una demanda de incapacitación contra su padre. Los hijos que tomaron esta decisión fueron Fernando, Borja, Sandra e Íñigo. Los hijos quisieron demostrar que su padre no tenía las capacidades pertinentes para llevar adelante todas sus empresas.
Los tres mayores y, más tarde, Sandra, quisieron demostrar que su padre no estaba al cien por cien de sus capacidades para liderar sus empresas multimillonarias. El empresario gallego se ha destacado hasta su muerte como uno de los grandes empresarios del país. Su labor al frente de sus compañías del sector naval y conservero le reportó unos cuantiosos beneficios. Fue un hombre de altamar con los pies en la tierra que vivió por y para su trabajo.