Hubo un tiempo en el que dejamos de saber de él. Pero volvió. Y lo hizo para quedarse. Luis Miguel, conocido como ‘El Sol de México’, pasó unos años tormentosos, rodeado de polémica, y completamente desaparecido del panorama musical. Sin embargo, el estreno de ‘Luis Miguel, la serie’, en Netflix, lo cambió todo. Su docuserie fue un fenómeno que generó una nueva generación de fans, revalorizó su carrera y consolidó una fama que lleva cosechando desde 1987, cuando dio el salto a la fama mundial con ‘Soy como quiero ser’ a los 17 años. Pero, ¿ese regreso fue realmente algo natural, una consecuencia del tiempo y del cariño del público, o más bien una jugada perfectamente planeada desde el principio? Analizamos, de la mano de José Noblejas, experto en marca personal, el resurgir del Sol de México.
Noblejas tiene claro que “regresar no era la estrategia, sino el objetivo”, y es que su deseo de volver siempre fue algo orgánico. “Una vez que alguien como él quiere volver, obviamente se debe poner en marcha una estrategia, concepto que a veces tiene connotaciones negativas, pero que simplemente es trazar la jugada para ganar el partido de la manera más contundente”, señala.
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Cuando una figura pública como Luis Miguel desaparece, toca fondo y luego regresa con una narrativa de redención, éxito y madurez… no es fruto de un golpe de suerte. “El pilar de ese regreso fue la serie de Netflix, que no solo humanizó su figura, sino que hizo accesible una historia de superación con detalles que pocos sabían, casi nadie se había leído sus biografías porque no hay ninguna autorizada y hay muchas con errores graves y mentiras manifiestas. Ver la serie era la manera fácil de entrar en el mundo Luis Miguel sin perderse en pseudo-biografías”, explica el experto. Asegura que con la serie retomó el control del storytelling de su vida. “Nos mostró vulnerabilidad, traumas, luces y sombras. Esto generó empatía, no solo admiración. Lo vimos sufrir, amar, ser víctima y sobrevivir”, apunta.
Justo cuando su ausencia comenzaba a convertirse en mito y muchos se preguntaban “¿Dónde está ahora?”, ocurrió el inesperado, pero impactante regreso: una gira mundial que no solo marcó su retorno, sino que lo hizo en grande, con fechas agotadas en tiempo récord alrededor del mundo. Después de la serie todo el mundo quería ser partícipe del regreso de El Sol. “¿Estrategia? No del todo. Más bien sería la consecuencia aplastante de un producto (la serie) que despertó a aquel Luis Miguel que le puso la banda sonora a toda una generación”, explica Noblejas.
99 ciudades, 20 países, 110 recintos, 3.1 millones de espectadores, 194 conciertos, más de 300 millones de dólares. La gira latina más taquillera de todos los tiempos. Las cifras hablan por sí solas.
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La influencia de Paloma Cuevas en su imagen
Desde el inicio de su relación con Paloma Cuevas, han sido muchos quienes han señalado el impacto positivo que su figura ha tenido en la proyección pública de Luis Miguel. Su presencia, caracterizada por una imagen refinada y cuidadosamente cultivada, contrasta notablemente con los perfiles que anteriormente se asociaban al cantante, aportando una nueva dimensión a su entorno mediático.
“Paloma Cuevas representa exactamente lo que la nueva narrativa de Luis Miguel transmite: clase, elegancia, discreción y estabilidad. Es el polo opuesto de sus relaciones anteriores y eso ayuda a reposicionarlo como un hombre que ha madurado, que ya no vive entre excesos, sino que se rodea de personas con una imagen sólida”, continúa explicando Noblejas.
Además, asegura, “ella tiene un ‘background’ de alto nivel (relaciones, moda, élite española) y le aporta una credibilidad estética muy acorde con su nueva imagen de “crooner sofisticado”, apunta el experto.
“El control absoluto de su imagen es pieza clave en su éxito”
Este es uno de los pilares más importantes de su marca actual. Así lo sentencia José Noblejas, que asegura que “Luis Miguel no está sobreexpuesto, y eso lo convierte en un unicornio del showbiz: No da entrevistas, no hace lives. No explica nada. No desmiente. No entra en chismes. Y, sin embargo, todo el mundo habla de él”, comienza señalando, “ese misterio, esa presencia ausente, genera deseo”.
En una era dominada por la sobreexposición y el ruido constante, Luis Miguel ha optado por el camino opuesto: el arte de controlar el silencio. Tal y como ha analizado el experto, no hay contenido basura en su marca. Solo momentos épicos. “Esto no es improvisado. Es puro branding de élite. Es él. Nunca en zapatillas, ni despeinado… La mejor estrategia ha sido volver a ser él mismo potenciando conceptos como: caballerosidad, estilo, elegancia…”, señala.
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Estrategia empresarial
Luis Miguel también ha comenzado a incursionar en el ámbito empresarial —como ha quedado de manifiesto con su asociación al mundo del tequila—, lo que sugiere un interés claro por proyectar una imagen más sofisticada y alineada con los códigos contemporáneos del lujo. “Está construyendo una segunda capa de marca: la del hombre maduro, con gusto, sofisticado y visión de negocio. El tequila, por ejemplo, no es cualquier tequila, sino uno posicionado en el segmento premium, con un packaging muy cuidado y una línea publicitaria muy definida”, explica Noblejas. “Este tipo de movimiento lo han hecho otros como Clooney o Ryan Reynolds, pero lo interesante es que Luis Miguel no lo hace desde la verborragia del influencer, sino desde su personaje: reservado, elegante, atemporal. Está creando un legado, no solo una campaña”, sentencia.
“No se reinventó. Se redescubrió”
Su renacer, apunta Noblejas, “ha sido único y nada reforzado, digno de estudio en cualquier universidad”, comienza apuntando, “y me enorgullezco de decir que hablo de Luis Miguel en clases de marca personal, poniéndole de ejemplo de cómo resurgir de las cenizas y tener aún más éxito que antes”, asegura, y es que, explica, no es frecuente resurgir y romper récords de reproducciones haciendo la gira latina más taquillera de la historia. “Y esto es porque Luis Miguel no ha intentado nunca gustarle a todo el mundo”.
Muchos artistas, al querer reinventarse, rompen tanto con su esencia que pierden credibilidad. “Luis Miguel hizo lo contrario: No se reinventó. Se redescubrió. No forzó un nuevo personaje. Recuperó al original, pero con cicatrices de las que se siente orgulloso”.
Sobre cómo ha crecido su presencia en redes sociales, el experto destaca que “su éxito digital es una mezcla de orgánico y pagado”. Ahora mismo, explica, en redes, nada puede funcionar siendo 100% orgánico.
“Luis Miguel es un fenómeno atemporal, y la nostalgia genera muchísimo contenido. Pero ojo, también ha llegado a una generación que no conoció al anterior Luis Miguel. Sus clips están optimizados para TikTok y ‘reels’, y apunta a que “cada aparición tiene una estética uniforme y bien cuidada”.
“Esto no lo hace un artista solo. Lo hace un equipo con visión, que ha sabido digitalizar una leyenda sin banalizarla”, explica, aunque considera que podría mejorarse. “No seguir a nadie no pega con su talante y los textos de sus contenidos no transmiten nada, se nota que no han pasado por las manos de LM”, comienza señalando, “su foto de perfil debe actualizarse porque además, no se le ve bien”, añade, “y su público agradecería no ver un contenido 100% profesional, sino ver, de vez en cuando, algún contenido personal”, termina diciendo Noblejas.
En definitiva, Luis Miguel no es solo un artista. Es una ‘masterclass’ viva de cómo una marca personal puede resurgir, dominar la narrativa y volver al trono sin necesidad de gritar ni hacer aspavientos.