Desde que aterrizase en Oviedo, Meryl Streep ha acaparado todas las miradas. La oscarizada actriz se ha convertido en la auténtica protagonista de los Premios Princesa de Asturias, con permiso de la Familia Real, y era ovacionada a su llegada a recoger el prestigioso galardón. Tras recibirlo, ha emocionado a todos con un discurso en el que ha hablado de la empatía y ha incluido varios guiños a la cultura española.
Meryl Streep se ha mostrado muy emocionada al recibir el Premio Princesa de Asturias. Desde el atril, la actriz estadounidense ha ensalzado a figuras como Federico García Lorca, Pablo Picasso o Penélope Cruz. La ganadora de tres Premios Oscar ha reconocido que el galardón que ha recibido este viernes, 20 de octubre, de manos de la Princesa Leonor ha sido "totalmente diferente" a todos lo que ha tenido a lo largo de su extensa trayectoria.
Discurso íntegro de Meryl Streep en los Premios Princesa de Asturias
"Estoy muy feliz de estar aquí esta tarde, de figurar entre tan destacados homenajeados, en esta hermosa sala cuyas paredes han escuchado el eco de las voces de muchos de mis héroes del siglo XX y de este joven siglo nuestro. Es difícil para mí hacerme a la idea de que estoy aquí. Una parte de mí sospecha que, como he representado a personas extraordinarias toda mi vida, ¡ahora me toman por una de ellas! Pero estoy realmente agradecida por este reconocimiento al arte de actuar –el trabajo de mi vida– cuya esencia sigue siendo un misterio incluso para mí. ¿Qué es lo que hacen realmente los actores? El intangible don de metamorfosis del actor es lo que hace que sea difícil cuantificarlo o medirlo. ¿Qué importancia tiene para nosotros? ¿Qué valor?
Sé por mí misma, que cuando veo una actuación que me llama especialmente la atención, puede habitar mi corazón durante días, a veces décadas. Cuando siento el dolor o la alegría de otra persona, o me río de sus disparates, siento como si hubiera descubierto algo veraz, me siento más viva y conectada. ¿Conectada a qué, exactamente? A otras personas, a la experiencia de otra persona. ¿Cuál es la magia de esta conexión?
La empatía es el corazón palpitante del don del actor. Es la corriente que nos conecta, a mí y a mi propio pulso, con el de un personaje de ficción. Puedo hacer que su corazón se acelere, o calmarlo, según lo requiere una escena. Y mi sistema nervioso, conectado por simpatía al suyo, lleva esa corriente hacia usted que está sentado en su butaca, y hacia la mujer sentada a su lado, y hacia su amiga, también. Todos sentimos que nos está pasando al mismo tiempo. Por supuesto, es más fácil estar conectado emocionalmente con la vida de personas parecidas a nosotros. Pero siempre me he sentido impulsada también a comprender ese otro instinto, contra intuitivo, que nos lleva a interesarnos por los extraños; esa capacidad imaginativa que tenemos para seguir las historias de personas ajenas a nuestra tribu como si fueran nuestras. En mi trabajo, me han criticado por alejarme demasiado de mi propia experiencia vivida, por alejarme demasiado de mi propia verdad e identidad. Todos esos acentos, ¿ya saben?".
¿Es una impostura? ¿Querer abrazar el mundo? ¿Querer vagar, preguntarse o tratar de ver a través de tantos ojos de distintos colores y experiencias? ¿Quién soy yo, una buena chica de clase media de Nueva Jersey, para atreverme a meterme en la piel de la primera mujer primera ministra del Reino Unido? ¿O de una superviviente polaca del Holocausto? ¿O de la árbitra del buen gusto en el mundo de la moda? Un gran artista español, Pablo Picasso, dijo: "Imitar a los demás es necesario. Imitarse a uno mismo es patético". Y otra gran artista española, Penélope Cruz, dijo: “¡No puedes vivir tu vida mirándote a ti mismo desde el punto de vista de otra persona!". Pues bien: persevero a pesar de los críticos... El trabajo de un actor es invadir, encarnar vidas que no son como la suya. Porque la parte más importante de nuestro trabajo es hacer que cada vida sea accesible y sentida por el público: en un pequeño teatro de Broadway o por streaming en cualquier parte del mundo.