Es terrible… Es desolador… Supongo que ustedes también llevan con un nudo en la garganta y el corazón encogido desde el martes pasado. Las imágenes son apocalípticas y los datos estremecedores. Es un auténtico drama. Y desde SEMANA queremos trasladar el pésame a los familiares de las víctimas y decirles a todos los
afectados que nuestros pensamientos y nuestros corazones están con vosotros. Llevamos una semana llorando las consecuencias de una catástrofe que ha dejado centenares de muertos, miles de personas sin viviendas, sin negocios, sin lo poco o mucho que pudieran tener… y un escenario más propio de una zona de guerra.
El agua se ha llevado tanto… Es un dolor tan profundo…. Hasta donde alcanza mi memoria, el estado de desconsuelo, de angustia y de dolor que esta DANA ha traído a España solo es comparable con lo que vivimos hace 20 años con el 11M. Y una vez más, una tragedia ha vuelto a demostrar el maravilloso país que somos y qué juntos funcionamos mejor que enfrentados, que no necesitamos que nadie nos diga que ayudemos y que estamos muy por encima de esos que deberían dar ejemplo y tomar decisiones.
Voluntarios de oro
Ha sido emocionante ver como miles de valencianos, familias enteras, desfilaban el viernes por ese puente que se ha convertido en todo un símbolo de la solidaridad cargados de agua, alimentos, palas y cubos para ir a ayudar a los municipios más afectados. Pero sobre todo iban cargados de esperanza para las víctimas, para aquellos que han perdido un hijo, un padre, su pareja, familiares, vecinos…
Lo han perdido todo y aunque no haya nada que les pueda consolar, sé que se emocionan al ver cómo la gente sale a la calle para aportar su granito de arena. Gente de toda España se ha montado en sus coches cargados de víveres y de ropa con dirección a las zonas afectadas. Y la mayoría son jóvenes, esa generación tan criticada, “la generación perdida” como se la ha calificado. Pues son ellos los primeros que se levantaron sin pensarlo para ir a ayudar.
A esto se suma la cantidad de donaciones que desde toda la geografía española se están realizando. Yo, personalmente, me he encontrado con una gran cola para dejar comida, agua, ropa, pañales… La enorme solidaridad de este país es única y eso es algo que nunca nadie nos podrá quitar. Nadie. Entre todos vamos a ayudar a que los afectados se levanten.
Historias estremecedoras
Es desgarrador escuchar a personas que se han visto con el agua al cuello, que han enviado un mensaje de despedida a sus seres queridos porque veían que se iban a ahogar, a tantos jóvenes y mayores describiendo el horror de verse arrollados por el agua, arrastrados durante kilómetros mientras se golpeaban con coches, árboles, farolas… Ver a madres luchando por salvar a sus hijos, algunos bebés, o personas con sus mascotas en brazos. Es aterrador escuchar que, por salvar a su perro, dos niños y un padre pierdan la vida, es espantoso oír que una mujer a la que arrastraba la corriente no se pudo agarrar a nada porque eso significaba tener que soltar a su bebé que llevaba en brazos…
Es horrible… Y es perturbador hablar con personas que han estado allí in situ estos días ayudando o trabajando y te explican que, aunque las imágenes que se ven son brutales, la realidad es más dramática. “Hay que estar allí para ver realmente lo que ha sucedido. La DANA ha arrasado sus vidas. Lo han perdido todo. Tienen su vida apilada en la calle, entre escombros… Hay que estar allí para darse cuenta de la dimensión de esta tragedia. Para ellos, la vida no volverá a ser igual”.