Luchadora, fuerte y positiva, Asunción Balaguer disfrutó de una salud
fantástica hasta los 90 años. Era absolutamente independiente. Tanto es
así que seguía trabajando en el teatro e incluso, en la televisión, en la serie
Olmos y Robles (TVE). Los vecinos de Alpedrete, la localidad madrileña
donde residía, la recuerdan con cariño conduciendo su propio vehículo o
esperando al autobús para subir y bajar a Madrid. Siempre con una
sonrisa y una palabra amable.
Muere Asunción Balaguer a los 94 años
Sin embargo, como les ocurre a muchas personas de edad avanzada,
Asunción se rompió la cadera a consecuencia de una caída y a partir de
ahí, se resintió su movilidad y comenzaron a surgir también problemas de
memoria. “Se rompió la cadera y pegó bajón. Desde entonces, dejó de
leer, que le encantaba. A veces dice que tiene que estudiar o que se va al
colegio… También pregunta mucho por mi padre y sueña con él. Y le ha
costado mucho asimilar la muerte de mi marido, Luis Eduardo”, nos
contaba Teresa Rabal en la entrevista que concedió a SEMANA el pasado
mes de mayo.
Bien acompañada
Afortunadamente, Asunción no ha estado sola. Contaba con una
empleada del hogar que llevaba muchos años a su lado y su hija, Teresa,
vivía en la casa de al lado y estaba permanentemente pendiente de ella.
En los últimos meses, su salud se había resentido aún más. A los
problemas que ya tenía se había sumado que tenía un quiste en la vejiga,
que los especialistas habían decidido no operar. Requería mucha atención
y cuidados, y su hija decidió vender su casa para saldar ciertas deudas que
tenía con el banco y se trasladó a vivir con su madre. Allí nos recibió
Teresa el pasado mes mayo, donde, en primera persona, pudimos apreciar
el cariño, amor y adoración que la cantante y actriz profesa a su madre.
Mientras realizábamos las fotos a Teresa en el hermoso jardín, vimos a
través de la ventana a su madre, Asunción, vestida con su batita y
merendando pan con queso blanco y mermelada, en el interior,
acompañada por la empleada de servicio. Preguntamos a Teresa si
podíamos acercarnos a dar un beso a su madre, que no solo nos dijo que sí
sino que nos animó a hacerlo. “Hola, ¿cómo estáis? Me pilláis sin peinar
porque me acabo de levantar de la siesta”, nos respondió haciendo gala
de su coquetería tras darnos un cariñoso abrazo y mostrando su eterna
sonrisa. Teresa nos contó que la habíamos pillado en uno de sus días buenos, porque había otros en los que ni siquiera se podía mantener una conversación con ella.
Su última función
Tiempo después, concretamente, el pasado 12 octubre, Teresa invitó a
SEMANA a asistir al bautizo civil de su nieto Luis Eduardo. “No sabemos si
mamá podrá venir. Depende de cómo se levante”, nos dijo Teresa, que
nos confesó que su madre ya estaba recibiendo cuidados paliativos. Pero
Asunción no se lo quería perder y sacó las escasas fuerzas que le
quedaban en su interior para disfrutar junto a su hija, nietos y bisnietos de
ese día tan especial. Asunción iba en su silla de ruedas y con una botella
de oxígeno, pero estaba feliz. Mucho. “¿Habéis visto que nietos y bisnietos
tan bonitos tengo? Son tan cariñosos”, nos decía orgullosa cogiéndonos
fuerte de las manos.
Teresa estaba también muy feliz ya que, aunque echaba mucho de menos
a su marido, el productor Luis Eduardo Rodrigo, y a su padre, el gran actor
Paco Rabal, se sentía una privilegiada al poder tener junto a ella a su
madre. “A Luis Eduardo le hubiera hecho mucha ilusión tener un nieto
varón que se llamara como él. Y también me acuerdo mucho de papá…
Pero estoy muy feliz de que mi madre, a sus 93 años, esté hoy aquí. Es
insólito porque está muy delicada, con oxígeno 24 horas, y últimamente
no quiere ni levantarse de la cama, pero no se quería perder el bautizo.
¡Los niños mueven montañas!”, afirmaba Teresa muy emocionada.
Fue su última celebración…. La última función. Desde entonces, su salud
fue en picado, tal y como nos contó Teresa el pasado 8 de noviembre,
coincidiendo con el 94 cumpleaños de Asunción. “Lleva 20 días muy
malita”, nos decía Teresa con tristeza. Asunción se apagaba poco a poco.
Una familia unida
Teresa suele contar que sus padres siempre se mudaban a su lado. Allá
donde ella y Eduardo se trasladaban a vivir, Asunción y Paco iban detrás
para estar junto a ella y Eduardo, a quien adoraban. Siempre han vivido
unos al lado de los otros. Por eso, para Teresa esta pérdida sea quizá aún
más difícil de sobrellevar. Sin embargo, la cantante cuenta con el apoyo y
el cariño de sus dos hijos, María y Luis, sus respectivas parejas, y sus tres
nietos, Paula, de 7 años, Susana, de 4, y Luis Eduardo, de ocho meses. “Me
mudé temporalmente a la casa de mi madre, pero me estoy arreglando la
planta de arriba de la casa donde vive mi hijo para trasladarme en un futuro. No soy de vivir sola. Necesito ruido y gente a mi lado y mis nietos
me dan la vida”, nos decía Teresa hace un mes.
Para terminar, esta revista quiere expresar su más sincero pésame a la
familia y manifestar su agradecimiento por habernos dejado entrar en la
intimidad de su hogar, sin pedir nada a cambio, haciéndonos sentir uno
más. Fue un privilegio conocerte, Asunción. Que la tierra te sea leve.
La verdad sobre la situación económica de Teresa Rabal: «No estoy arruinada, ahora vivo muy tranquila»