En los últimos días, se ha comentado en diversos medios que Teresa Rabal (66) estaba arruinada, a raíz de su intervención en un programa de televisión. La revista SEMANA hizo una entrevista en exclusiva a la artista días antes de dicha intervención en este espacio, en la que dejaba muy claro que había vendido su casa para pagar unas deudas. Una decisión con la que estaba muy satisfecha porque ya no dejaría deudas a sus hijos, "sino todo lo contrario". Esta revista se ha vuelto a poner en contacto con Teresa Rabal, que nos ha remarcado que "es mentira que esté arruinada" y que "ahora vive muy tranquila con su economía saneada". De hecho, tal y como nos comentó, su deseo ahora es "seguir trabajando, pero cuando quiera y en lo que quiera".
"Es mentira que esté arruinada. Al contrario, ahora vivo muy tranquila", afirma de forma contundente Teresa Rabal
Con la amabilidad que le caracteriza, Teresa nos ha pedido que aclaremos que está cuidando de su madre, la actriz Asunción Balaguer, porque está muy delicada de salud y que "es absolutamente incierto que esté viviendo de ella". "Mi idea era comprarme una casa más pequeña, pero mi madre está muy mayor y estaba aquí casi siempre (...) Mis hijos me aconsejaron que me viniera a vivir con ella. En un futuro, veremos qué hacemos", dijo a SEMANA.
Para zanjar definitivamente el tema y no dar lugar a especulaciones que resultan dolorosas tanto para la actriz como para su familia, transcribimos íntegra la entrevista que la hija del querido actor Paco Rabal concedió a esta revista y que salió publicada hace dos semanas.
"Estoy cuidando de mi madre, no estoy viviendo de ella", aclara la actriz y cantante
Teresa Rabal forma parte de una de las familias más queridas de la escena española. Un cariño que ella sigue recibiendo a diario, aunque ahora está muy volcada en su familia, disfrutando de sus nietos y cuidando de su madre, Asunción Balaguer. Tras el doble golpe que sufrió hace dos años, debido al fallecimiento de su marido, Luis Eduardo Rodrigo, y ser diagnosticada de un cáncer de mama, la actriz, cantante y presentadora acaba de dar un cambio de rumbo a su vida vendiendo Villa Renata, su maravillosa casa de la localidad madrileña de Alpedrete.
Teresa, ¿qué te ha llevado a vender tu casa?
Te voy a decir la verdad: tenía muchas deudas y me he quitado todas. Estoy superagusto y contenta porque no dejaré deudas a mis hijos, sino todo lo contrario. El Banco Santander se ha portado divinamente conmigo. La casa tenía 800 metros cuadrados, enorme para mí, y mantenerla costaba una barbaridad. Mi deseo es seguir trabajando, pero cuando quiera y en lo que quiera, porque ya he trabajado mucho en mi vida.
Y te has venido a vivir con Asunción, tu madre.
Sí, me he venido a su casa, que está al lado de la que era la mía. Mi idea era comprarme una más pequeña, pero mi madre está muy mayor y estaba aquí casi siempre. Aunque tenemos durante el día a una persona que lleva con nosotros mucho tiempo y a otra que viene por la noche, me ocupo de la compra, organizar la casa, las pastillas, los médicos… Y mis hijos me aconsejaron que me viniera a vivir con ella. En un futuro, veremos qué hacemos.
"Mi idea era comprarme una casa más pequeña, pero mi madre está muy mayor y estaba aquí casi siempre. En un futuro, veremos qué hacemos", cuenta Teresa
Ha tenido que ser duro dejar tu casa...
Me he traído mis muebles, pero sí, deshacer una casa de toda la vida es muy duro. Intentaba pensar que me iba a librar de la angustia de deber al banco y a Hacienda. No eran las cifras que debe otra gente, pero, al fin y al cabo, eran deudas. Mis hijos me decían que los recuerdos van con uno. Yo, los míos, los tengo guardados en el alma.
En esta casa de tu madre, llamada El Recuerdo, también has vivido momentos bonitos.
También. Eduardo y yo teníamos Villa Renata desde 1973 y mis padres se hicieron la casa aquí años después. Siempre se venían a vivir a mi lado. Así es que los últimos años de mi padre tomaba aquí el café con él. Se llama El Recuerdo, como el poema de Alberti.
"Me he traído mis muebles, pero deshacer una casa de toda vida es muy duro", asegura Teresa
¿Qué deseas hacer ahora profesionalmente?
Tengo muchas ganas de volver al teatro y también me gusta la tele. He hecho dos cameos, en la serie Derecho a soñar, de La 1, y una película para Netflix, A pesar de todo. Y sigo con mis galas para niños, de forma muy puntual. Hago lo que me apetece y me dedico a mis nietos, a los que veo todos los días.
¿Cuántos nietos tienes?
Tres por parte de mi hijo Luis: Paula, de 7, Susana, de 4, y Luis Eduardo, de 2 meses. Mi nuera es enfermera y me los deja a menudo. Mi hija no tiene niños. Con ella, quedo a comer todas las semanas pero la veo menos porque es directora de casting y está siempre muy liada.
¿Tu hijo también se dedica a este mundillo?
Es técnico de sonido y músico. Es lo que han vivido, como yo. Me gusta mucho porque continúan la saga.
Teresa, en una bonita imagen junto a su marido y sus dos hijos
Ellos habrán sido fundamentales para sobrellevar la pérdida de Eduardo...
Claro, hace solo dos años que falleció y mis hijos y nietos me han ayudado mucho. Si no hubiera sido por ellos… Es que Eduardo y yo llevábamos toda la vida juntos.
Lo vuestro fue una bonita historia de amor…
Sí, todas las parejas tienen crisis, pero, en general, he tenido una vida maravillosa junto a él. Los últimos años de Eduardo fueron terribles porque tenía una enfermedad muy complicada de pulmón. Con lo activo que era, lo pasó muy mal y los que estábamos a su lado también, porque no tenía curación.
También fue un amor maravilloso el de tus padres.
Sí, aunque muy diferente. Yo adoraba a mi padre, pero era un juerguista tremendo y mi madre lo aceptó. Eduardo lo fue antes de conocerme, pero yo no lo consentí. Quizá mi madre temía perderle, pero hoy en día eso es impensable. Hay que poner las cosas en su sitio, bajo mi punto de vista.
Paco Rabal y Asunción Balaguer se fueron a vivir a Alpedrete, junto a Teresa y Eduardo, a los que siempre han estado muy unidos
¿Cómo fue tu infancia?
Durante años, decía que quería volver a mi infancia, porque fue maravillosa. Tuve unos padres muy abiertos que nos llevaban de viaje y compartían sus amigos. Recuerdo despertarme de madrugada porque había en casa gente importante, como Lola Flores, que había venido de juerga, y mi padre quería que participáramos de ello. Surgía de forma natural.
¿Y tu madre qué decía cuando él aparecía a esas horas?
Ella atendía a todo el mundo con una sonrisa, por eso la querían tanto, pero protestaba por detrás.
¿Cómo está Asunción?
Bien de salud, pero son 94 años. Quiere estar en la cama y tratamos de levantarla para que no se apoltrone. Hasta los 90 estaba tan bien que, incluso, trabajaba, pero se rompió la cadera y pegó bajón. Ha dejado de leer, que le encantaba. A veces dice que tiene que estudiar o que se va al colegio... También pregunta mucho por mi padre y sueña con él. Y le ha costado asimilar la muerte de Eduardo.
¿Superar un cáncer de mama te hizo ver la vida de otra manera?
Me ocurrió más eso con la marcha de Eduardo. Además, como me pasaron las dos cosas a la vez, no podía venirme abajo. Tenía que atender a mi marido. Mis hijos se enfadaban conmigo porque me tuvieron que ingresar por forzar la máquina. Soy optimista y eso me da fuerzas para salir de los problemas.
Tanto tú como tus padres sois muy queridos y respetados.
Mucho y es muy gratificante. Me he criado entre bambalinas, fotógrafos… Ahora se mira que no aparezcan los niños en los reportajes y yo me he hecho fotos y no ha pasado nada. Hay que tomarse esta profesión como algo natural. Es verdad que el sentido de ser famoso ha cambiado. Ahora hay algunos que no sé lo que hacen.
Fotos: Soledad González.