Los fastos con motivo de la entrega de los Premios Nobel culminaron anoche con una gran gala en honor de los galardonados celebrada en el Palacio Real de Estocolmo. Presidida por los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, también asistieron sus tres hijos: la princesa Victoria, acompañada por su marido, Daniel Westling; el príncipe Carlos Felipe, con su esposa, la princesa Sofia; y la princesa Magdalena, quien acudió en solitario, sin su marido, Chris O'Neill. Ellas destacaron al más alto nivel con espléndidos vestidos y tiaras. Aunque todas estaban bellísimas, y para gustos los colores, nos decantamos por una en concreto, que además no es la que suele ganar este tipo de duelos.

Sí, Victoria de Suecia. La heredera apareció del brazo de su marido con un diseño regio a más no poder. Y de rojo, el color más poderoso y llamativo. Su línea claramente retro, tanto que nos debemos remontar al siglo XIX, nos enamora por completo. Con lazada lady al cuello, ampulosas mangas jamón (así se llaman), cintura ceñida y falda con vuelo, la princesa triunfó por encima de su hermana y su cuñada. Todo por su atrevimiento (sus complementos eran fucsia).

Magdalena y Sofia optaron por modelos preciosos, con transparencias y notas florales ambas, pero también más convencionales. Las joyas eran fabulosas en todos los casos y las hicieron brillar como nunca. Pero la victoria, nunca mejor dicho, se la otorgamos a la primogénita de los Reyes. Un vestido no precisamente fácil, que ella paseó como toda una reina.