En medio de la recuperación del cáncer que padece, el rey Carlos III está haciendo frente a la complicada situación en la que se ha visto inmerso por obra y gracia de su hermano. El príncipe Andrés continúa atrincherado en Royal Lodge, una de las residencias oficiales de la corona de la que, todo parece indicar, no tiene pensado mudarse. 

La falta de recursos económicos del que fuera marido de Sarah Ferguson está provocando que la exclusiva mansión se caiga a pedazos. Algo que su hermano no está dispuesto a consentir de ninguna manera. De ahí el ultimátum que le ha trasladado a Andrés que este solo podría revertir si cumple con una prácticamente imposible de materializar petición del soberano. 

La complicada situación del príncipe de Andrés desde el estallido del caso Epstein

El príncipe Andrés vive apartado desde 2022 de sus obligaciones institucionales como representante de la corona británica. Una decisión que se tomó tres años después de que saliera a la luz su estrecha relación con el pedófilo Jeffrey Epstein. Recordemos que el multimillonario estadounidense se quitó la vida en 2019, durante su 'estancia' en la cárcel, mientras esperaba la celebración de su juicio por, entre otros, varios delitos de tráfico sexual que pusieron a su amigo Andrés en el centro de la polémica.

El escándalo alcanzó un punto de no retorno cuando Virginia Giuffre denunció al hijo favorito de Isabel II por abuso sexual cuando ella era menor de edad. De acuerdo con su testimonio, fue Epstein quien se la presentó a Andrés, que era plenamente consciente de su edad, durante un encuentro en la casa neoyorquina del primero. Desde entonces, la caída a los infiernos del tío del Príncipe Guillermo y el príncipe Harry no ha hecho más que acentuarse con el paso de los años y se ha recrudecido con la disputa que mantiene con su hermano mayor

El príncipe Andrés y Sarah Ferguson

El príncipe Andrés y Sarah Ferguson, en 2019.

Gtres

El motivo detrás de la decisión de Carlos III de echar a su hermano pequeño de Royal Lodge

El príncipe Andrés, padre a su vez de las princesas Beatriz y Eugenia, vive recluido desde el estallido del caso Epstein en la imponente mansión de Royal Lodge, situada en Berkshire, de donde Carlos III quiere echarle. Está determinando en sacar de ahí a su hermano menor a pesar de la estrecha relación que siempre han mantenido. El vínculo, ya de por sí muy dañado, ha quedado del todo dinamitado por la decisión insólita del Rey que tiene su razón de ser en motivos, a priori, más económicos que personales.

El exclusivo domicilio en el que reside el príncipe Andrés, propiedad de la institución que dirige su hermano a quien se la alquila, necesita mantenimiento urgente. El problema es la falta de liquidez de Andrés, quien por no tener no tiene ni una sola mano amiga para ayudarle a hacer frente al millonario desembolso que se desprendería de la obra por la que necesita pasar Royal Lodge. 

Los intentos de Carlos III por desalojar a su hermano no han dado resultados deseados, quizá hasta ahora. O eso es lo que recoge la prensa británica, que se ha hecho eco del ultimátum que le ha trasladado el Rey a Andrés y que pone a funcionar el cronómetro para su inminente desalojo

La exigencia casi imposible de cumplir que permitirá al príncipe Andrés seguir viviendo en Royal Lodge

De acuerdo con la información que manejan desde 'The Mirror', al príncipe Andrés se le ha traslado una fecha límite para que se marche de Royal Lodge. Un ultimátum que se vencerá a finales de este año y solo puede revertir si demuestra que puede financiar obras de reparación en la residencia por valor de 2 millones de libras esterlinas, que se traduce en cerca de 2 millones y medio de euros. Según ha confirmado al citado medio una fuente cercana al Rey Carlos, es la única forma que tiene en su haber el exduque de York para mantenerse en el que ha sido su hogar durante los últimos años sin que su hermano mayor le moleste. 

Hasta el momento, el exmarido de Sarah Ferguson ha incumplido las normas de arrendamiento de la Crown Estate, la corporación que incluye y maneja la colección de tierras y propiedades que pertenecen al soberano británico como parte del 'patrimonio público' de Carlos III. En esta están comprendidas las reparaciones que deben realizarse en Royal Lodge a intervalos regulares o, de lo contrario, su dueño (en este caso, arrendatario) se juega el desalojo, por más 'royal que sea.

"Andrés tendrá hasta finales de este año para demostrar que tiene los recursos financieros necesarios para renovar la casa o será desalojado. Es la vez en la que el hermano de Carlos III está más cerca del desalojo. El duque de York está metido en un lío después de que su hermano decidiera retirarle la financiación privada, incluido un equipo de seguridad de 10 hombres que abandonó la propiedad este mes", sentencia la misma fuente.