Han pasado más de dos meses desde que Carlos III y Camilla de Inglaterra fueron coronados con toda la pompa en una solemne ceremonia que tuvo lugar en la Abadía de Westminster de Londres. En nuestra retina aún están frescas todas aquellas imágenes que dieron la vuelta al mundo aquel 6 de mayo. Un evento en el que se llevaron a cabo rituales que datan de hace mil años y que entroncaban simbólicamente al soberano británico con Dios. Ahora van a volver a revivir aquel histórico momento con una magnífica exposición en el palacio de Buckingham, donde se van a mostrar al público algunas de las piezas más icónicas de esa jornada, como vestidos, zapatos, joyas y carrozas.
Será mañana, 14 de julio, cuando se abran las puertas al público para disfrutar de esta muestra, pero la prensa ya ha podido atisbar con antelación las maravillas que guarda. Entre lo más significativo están los Trajes que Carlos y Camilla lucieron durante la ceremonia, toda una maravilla de atuendos llenos de símbolos para la monarquía británica. El de la reina consorte lo confeccionó Bruce Olfield, su diseñador de cabecera, en blanco con bordados dorados que incluían motivos tan personales como sus dos perritos, Bluebell y Beth.
Ambos iban cubiertos también con unas impresionantes Capas Ceremoniales, de terciopelo y piel de armiño con elaborados bordados, que les pusieron una vez investidos con sus respectivas coronas.
La exposición rescata también la Carroza del Jubileo de Diamante, hecha para tal efecto para la reina Isabel II en 2012, que fue en la que Carlos y Camilla desfilaron por las calles de desde Buckingham hasta Westminster antes de ser coronados, y el Guante ceremonial que ofrecieron al soberano, entre otras piezas de las "Regalia" de la Corona. La muestra podrá verse hasta el próximo 24 de septiembre.
La entrada para un adulto es de 33 libras; para los jóvenes entre 18-24 años es de 21,50 libras; los niños de 5-17 años pagarán 18 libras y la entrada será gratuita para los pequeños por debajo de 5 años. Una medida con la que la Casa Real británica recaudará dinero para sus necesitados fondos, y más cuando está en marcha una costosísima reforma del palacio de Buckingham, que trae de cabeza al rey Carlos. Este está empeñado en reducir gastos y tira de imaginación para aligerar las facturas.