Los reyes Guillermo y Máxima prosiguen su gira por el Caribe, acompañados de su primogénita y heredera, la princesa Amalia. Después de varios días de viaje (comenzaron el pasado 29 de enero) y tras haber visitado las islas de Bonaire y Aruba, ahora han recalado en Curazao. Sin embargo, hoy es un día muy especial para ellos, pues los soberanos están de aniversario: hace 21 años se dieron el "sí, quiero" en Ámsterdam y, aunque les pilla fuera de casa, no están dispuestos a dejarlo pasar como si tal cosa. Así lo van a festejar, en tierras exóticas, en una isla, llenos de sol y mar.
Los tres llegaron a Curazao ayer por la tarde y lo hicieron por mar, a bordo de un barco llamado "Holanda", que patrulla en esta zona del Caribe holandés. Tras desembarcar, asistieron a la habitual ceremonia oficial de bienvenida. La reina Máxima destacaba vestida de rojo, al igual que su hija. Antes les habíamos visto también en una lancha, donde los 'royals' protagonizaron simpáticas imágenes mientras surcaban las olas.
Pero siendo esta jornada su aniversario de boda, los reyes Guillermo y Máxima van a disfrutar también de su cuota de romanticismo. Si en Aruba los vimos bailando animadamente a ritmo de samba, el programa previsto en Curazao no le va a la zaga. Es más, han comenzado poniendo un candado 'del amor' como símbolo de su unión, una costumbre extendida en todo el mundo para las parejas. La imagen ha sido de lo más divertida.
Esta tarde darán un paseo por el distrito de Scharloo, con demostraciones de 'street art', música y deportes, para finalizar en el Puente Princesa Amalia, llamado así en honor de la primera visita oficial de la heredera, que se está presentando en estos territorios. De hecho, a la joven hasta le han dedicado un waltz con su nombre, que se escuchará por primera vez para la ocasión con la presencia de la protagonista.
Ya por la noche tendrá lugar una cena en la catedral de Thorns, a la que asistirán 21 residentes que han contribuido a la comunidad en múltiples facetas. No es una cifra casual, pues son son exactamente uno por cada año de matrimonio de los soberanos. En ese momento, Guillermo y Máxima, ante su hija como testigo, volverán a brindar por tantos años de amor.
Comenzaron justamente en la Feria de Abril de Sevilla en 1999, cuando se conocieron y enamoraron. Aquel 2 de febrero de 2002 los Países Bajos vivieron una gran fiesta, en la que el pueblo fue testigo de una boda por amor, entre su entonces príncipe heredero y una economista argentina. Las emocionadas lágrimas de la novia, vestida de Valentino, dieron la vuelta al mundo. Con el tiempo, ella se ha ganado por completo el corazón de su nuevo país. Más de dos décadas después son padres de tres hijas, Amalia, Alexia y Ariane, y continúan mostrando una complicidad envidiable. Este viaje por el Caribe está siendo el mejor ejemplo de ello.